La promesa incumplida de Til Til

Rungue y Til Til
11 Mayo 2017 Tema Las localidades de Rungue y Til Til seran las afectadas por la instalacion de la empresa de residuos toxicos Ciclo que se intalara en la zona. En la imagen un cartel en contra de la empresa en Til Til. Foto Andres Perez

La comuna de Til Til está a punto de recibir una nueva planta de residuos que se suma a una larga lista de recintos contaminantes asentados en esa zona. Esto, pese a que la intendencia anunció hace dos años un plan para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la localidad más saturada del país.




Hasta el próximo 13 de julio tiene el Consejo de Ministros para anunciar la aprobación del Centro Integral de Gestión de Residuos Industriales (Cigri), perteneciente a la empresa Ciclo y que sería instalado a tres kilómetros de la localidad de Rungue, en la Región Metropolitana. Ahí deberán votar los ministros Marcelo Mena (Medio Ambiente), Carmen Castillo (Salud), Luis Felipe Céspedes (Economía), Andrés Rebolledo (Energía), Aurora Williams (Minería) y Carlos Furche (Agricultura). La primera instancia del proyecto fue aprobada en diciembre pasado por la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región Metropolitana, tras un informe de impacto medioambiental encargado a Ciclo. Tras eso, el municipio de Til Til presentó un recurso de protección a la Corte Suprema, pero la solicitud no prosperó. Ahora falta la decisión del gabinete. De aprobarse, en Rungue se instalará un relleno sanitario con una vida útil de 30 años, con una superficie de 43 hectáreas, el más grande de la Región Metropolitana y con capacidad para recibir tres millones de metros cúbicos de residuos provenientes de todas partes del país.

El rechazo al proyecto es transversal en la comuna. En 2015 se realizó una consulta ciudadana y la gran mayoría señaló su preocupación frente al nuevo recinto, pese a los resultados del informe de daño medioambiental que los desestimaba. Sus habitantes dicen estar cansados de los problemas a causa de la contaminación y se han comenzado a organizar para demostrar ese descontento. Basta recorrer los barrios de la comuna para darse cuenta. Como señal de luto, hay banderas negras en varias casas y rayados llamando a protestar. Algo impensado hace algunos años en una localidad tan pequeña. El pasado 13 de abril fue la mayor de las manifestaciones. Los ciudadanos salieron a la calle, encendieron barricadas y quemaron el puente que une Til Til con Rungue. Tres días más tarde hubo un nuevo levantamiento, donde varias personas bloquearon la Ruta 5 Norte, en plena Semana Santa, causando una gran congestión. Incluso, ese día el alcalde de la comuna, Nelson Orellana, fue detenido por Fuerzas Especiales de Carabineros en un confuso incidente. "Yo estaba en el hospital con un herido por un chorro de agua que le había tirado el guanaco cuando me avisan que habían detenido a un concejal del Partido Comunista. Entonces me devolví. Cuando llego al lugar me presento como el alcalde y soy insultado por el teniente a cargo del piquete. Luego me empujan y en ese empujón yo supuestamente le pego una patada al carabinero", dice el edil independiente, que fue apoyado por el pacto Chile Vamos en las últimas elecciones municipales.

Las autoridades locales se encuentran reuniendo información que permita defender su posición de rechazo a la planta. Ahora se encuentran trabajando en conjunto con el Instituto de Derechos Humanos. El trámite fue solicitado por el ministro del Interior, Mario Fernández, quien la semana pasada recibió en La Moneda al alcalde Orellana y al diputado por ese distrito, Fuad Chahín (DC). Una de las primeras conclusiones que han sacado del levantamiento de información tiene que ver con los problemas de salud de sus habitantes. Desde el municipio cuentan que las enfermedades respiratorias son la tercera causa de muerte más recurrente en Til Til. Más que el promedio de todo el país.

Desde hace dos décadas que los habitantes de la comuna han debido acostumbrarse a convivir con espacios con una alta carga contaminante. Lo que antes era una apacible zona rural, famosa por la muerte de Manuel Rodríguez, hoy es un lugar que es calificado como el "basurero de Santiago".

Sus ciudadanos han debido acostumbrarse a convivir con el mal olor, con la gran cantidad de moscas en las casas, con los dolores de cabeza y, en general, con la mala calidad de vida. Incluso, el tren que antes era el medio de transporte más rápido desde Til Til a Santiago, pasó en la década de los 90 a ser utilizado exclusivamente para el transporte de los residuos que iban a parar a los basurales. Se calcula que por esa vía circulan diariamente casi mil toneladas de basura. Quienes desean abandonar la zona tampoco pueden hacerlo. El suelo ha bajado mucho su precio, ya que nadie está interesado en comprar terrenos que coexisten con varios basurales.

Además de la contaminación, otro problema en la comuna es la sequía. Varios de sus esteros están secos hace años, lo que ha afectado a la agricultura y la vida cotidiana. Una parte importante de la población en la comuna se provee de agua a través de camiones aljibe. Los que tienen acceso al servicio de agua potable no tienen mejor suerte. Dicen que de la llave sale con una turbiedad inquietante desde el alcantarillado.

"Somos ciudadanos de segunda clase", reclaman todos en Til Til.

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En la década de los 90, la comuna de Til Til no contaba con un Plan de Regulación Medioambiental propio, por lo que quedó a merced del sistema que administraba toda la Región Metropolitana. El Sistema de Evaluación Medioambiental, que no interviene en la planificación territorial, decretó que las comunas deTil Til y Lampa, por la calidad de su suelo y por estar al norte de Santiago, estaban aptas para recibir una serie de recintos altamente contaminantes. Luego se descubrió que los terrenos en Lampa podían ser proclives a las inundaciones. La única opción era Til Til.

Progresivamente, y durante 20 años, al lugar llegaron seis tranques de relaves mineros, cuatro subestaciones eléctricas, dos rellenos sanitarios y una planta de residuos sólidos, además de otra veintena de fábricas menores que fueron cambiando el paisaje de la comuna.

Por eso, había esperanzas en el Plan de Desarrollo Estratégico de Til Til anunciado por el intendente de Santiago, Claudio Orrego, en junio de 2015, y que venía a dar respuesta, según el resumen ejecutivo del documento, "a las situaciones de conflicto ambiental, social y territorial que los ciudadanos de la comuna habían soportado durante las últimas dos décadas".

El proyecto había sido trabajado durante el año anterior en conjunto con los ciudadanos, los servicios públicos y la municipalidad. Su objetivo general era el desarrollo de "un conjunto de acciones e iniciativas orientadas a disminuir y revertir el proceso de desvalorización territorial, contaminación ambiental y conflictividad social que afecta a la comuna y habitantes de Til Til, de manera de mejorar la calidad y nivel de vida de sus habitantes", según se lee en el documento.

A dos años de su implementación, el plan genera serias dudas en toda la comunidad de Til Til por su nulo avance. "Nada de lo que decía ahí se cumplió. No hemos recogido nada del plan, independiente de la traición que es la votación de este proyecto", dice el alcalde Orellana. En el municipio señalan que no había un proyecto concreto, pero que, al menos, tenían esperanzas frente a los lineamientos que la intendencia planteaba. Se esperaba que en un plazo de dos años se vieran los primeros resultados para avanzar hacia la descontaminación de la zona. Por eso, la aprobación de un nuevo recinto de tratamiento de residuos fue tomado por sorpresa y con decepción.

Desde la intendencia remarcan que sí se ha cumplido con lo prometido. El plan tenía dos ejes, aseguran, uno sobre los problemas medioambientales y otro que apunta a desarrollo urbano. Según el gobierno regional, en el plano urbano se ha avanzado con la instalación de pasarelas y la llegada de nuevas ambulancias. En cuanto al daño medioambiental, el foco ha sido puesto en reducir las emanaciones contaminantes de algunos recintos. Sobre la instalación de la planta de residuos de Ciclo, dicen, no pueden hacer mucho, porque está dentro de la norma del Plan Regulador de Santiago y no hay estudios medioambientales negativos al respecto.

Pese a las explicaciones, la decepción es palpable.

"Hoy día, el intendente Claudio Orrego, dicho por los vecinos en todas las manifestaciones, es persona non grata en la comuna. Como ciudadano, yo me sumo a lo que dicen los vecinos", apunta el alcalde Orellana.

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En su etapa final, el proyecto ha recibido más de seis mil observaciones ciudadanas. Pese a todos estos reclamos, quienes conocen el proceso dicen que es muy probable que el Consejo de Ministros termine aprobando la construcción de la planta de desechos. Algunos apuntan a la influencia política de la familia Tomic, dueña de la empresa Ciclo y ligada a la fundación de la Democracia Cristiana.

Si es que se llega a aprobar, el siguiente paso para detener la construcción de la planta será acudir al Tribunal Medio Ambiental Regional. "Ese es un organismo mucho más técnico y no político. Ahí se inaugura una disputa más jurídica", dice el abogado y candidato a diputado en la comuna por el Frente Amplio, Ricardo Camargo. Además, está la posibilidad de acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para impugnar la decisión. La idea de las autoridades locales es llegar hasta las últimas consecuencias.

Desde Ciclo también tienen un plan de acción. En entrevista con La Tercera el domingo 7, el gerente general, Damian Tomic, anunció sus medidas frente a un eventual rechazo: "Lo que resuelva el Comité de Ministros es apelable a los Tribunales Ambientales. Después, eventualmente, eso puede evolucionar a los tribunales ordinarios de justicia, y en última instancia se zanjará en la Corte Suprema. Iremos de la misma manera a todas las instancias donde haya que respaldar la aprobación ambiental que obtuvimos".

A la espera de la decisión del Consejo de Ministros, los vecinos de Til Til siguen expectantes y en movimiento. Ya hay programadas nuevas manifestaciones en la comuna y también en Santiago. Advierten que si finalmente se llega a aprobar la construcción del Centro de Residuos no van a dejar entrar ningún camión en la zona.

Ya están cansados de ser el patio trasero de Santiago.

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