Las películas de la semana

Estación Zombie, Manos de piedra y Jack Reacher debutan hoy en las salas locales. Aquí las críticas de cine para el arranque de su primera semana en cartelera.




La cartelera se renueva cargada de acción esta semana. Como estreno principal llega Estación Zombie desde Corea del Sur, una cinta de terror que parte de la historia de Seok Woo, un exitoso empresario que viaja con su hija en tren a la ciudad de Busán cuando se desata una epidemia de zombies feroces. "Claustrofóbica, con actuaciones finamente acabadas, impecablemente filmada y secuencias alucinantes", dice la crítica. Menos convencidos se mostraron los especialistas con la cinta Manos de fuego, protagonizada por Edgar Ramírez y Robert de Niro, sobre la historia de un boxeador panameño. Si bien las actuaciones fueron destacadas, la trama no, siendo tildada de "cliché".  Aún menos elogios hubo para Jack Reacher, el personaje que debutó en la pantalla grande en 2012, vuelve encarnado otra vez por Tom Cruise. Esta vez el ex militar ayuda a reivindicar a una integrante del ejército que fue acusada de traición a la patria, "una historia genérica y que aporta nada en la vida de sus implicados y del espectador", sentencia la crítica.

Estación Zombie: El tren de los muertos vivos

Crítica por René Martín

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Estación Zombie. Dirigida por Sang-oh Yeon. Con Yoo Gong, Soon-an Kim. Terror, acción, drama. 118 minutos. Corea del sur, 2016. Mayores de 14 años.

Nota: 6

Han sido meses de gratas sorpresas en nuestra cartelera. Entremedio de superhéroes y desaciertos, buen cine se ha estrenado de distintas latitudes del planeta que van desde Estonia, Alemania y pasando por India. Ahora una sorpresa no menor llega desde Corea del Sur y aunque los más puristas y amantes de John Ford mirarán en menos el estreno de una película como Estación Zombie (o Tren a Busán) por tratarse de zombies, la verdad es que esta historia hace mucho más que solo presentar muertos-vivos sedientos de carne y sangre y se empareja a lo realizado tan bien por el padre del zombie moderno, George Romero y su trilogía original iniciada allá por 1968, siempre cargada de comentario social y crítica política que tan bien encerraba la época de su concepción.

El adicto al trabajo Seok Woo es un alto ejecutivo en una empresa, pero su éxito profesional no se traduce a un éxito en sus relaciones personales. Así es como está separado de su mujer y es poco menos que un extraño para su pequeña hija Soo-An, con quien trata de estrechar lazos en las pocas horas que comparten. Consiente que la pequeña quiere visitar a su madre, decide hacer un rápido viaje en tren a la ciudad de Busán. Debido al escape de unos químicos en una planta industrial, una epidemia se desata, transformando a las personas en violentos y veloces zombies, que infestan rápidamente no solo el tren en el que viajan, sino que el país completo.

Sabedor de que los muertos-vivos siempre son un medio más que un fin, el director Sang-oh Yeon dota su historia de un grupo de personajes repletos de carisma e irán demostrando que en tiempos de inestabilidad y peligro es vital ayudarnos entre nosotros y que nada importan las diferencias y en especial la desconfianza a los otros, porque cuando el miedo se adueña de las personas es cuando el peor ser humano hace su aparición. En este tren conoceremos gente tan imperfecta como real a la vez que asistiremos a un arco dramático cargado de humanidad por parte de Seok Woo.

Claustrofóbica, con actuaciones finamente acabadas, impecablemente filmada y secuencias alucinantes, en especial en la primera hora de metraje, Sang-oh demuestra que en el género no está todo dicho, que un film de terror puede y debe entregar una mirada y sustancia, además de simplemente asustar, y que no importa el monstruo al que nos enfrentemos, en gran parte el peor monstruo está encerrado en nosotros mismos.

Manos de piedra: La ambición y el pegoteo

Crítica por Pablo Marín

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Manos de piedra. De Jonathan Jakubowicz. Con Edgar Ramírez, Robert De Niro, Usher Raymond. Panama/EEUU, 2016. 111 minutos.

Nota: 4

Desde el siglo pasado viene costando un kilo encontrar roles que, si no elevan a Robert de Niro a las alturas que le conocimos, al menos no lo despojen de toda su dignidad. En principio, Manos de Piedra prometía a este respecto por la vía de escenificar el camino a la gloria del boxeador Roberto "Mano de Piedra" Durán (Edgar Ramírez), panameño sufrido y rebelde que le ganó a la vida. Y en efecto la película da margen para que el viejo "Bob" muestre sus matices y nos regale algún silencio, sumando en este esfuerzo a un set de intérpretes del calado de Ellen Barkin y John Turturro, para no mencionar al impecable Ramírez. Pero la película, con toda su ambición y su hambre de acontecimiento, no ayuda a ninguno de los dos más de lo que ellos se ayudan entre sí. Eso, porque hay dos películas que apenas convergen -la del impetuoso indomable y de la del viejo entrenador- y porque los clichés de la biopic solemne comparecen uno a uno, padeciendo la puesta en escena por los sobregiros del montaje, y el devenir de los individuos por un comentario social pegado con stic fix.  

Jack Reacher:

Crítica por René Martín

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Jack Reacher. Dirigida por Edward Zwick. Con Tom Cruise, Cobie Smulders. Acción. 118 minutos. China, Estados Unidos, 2016. Todo espectador +7.

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Tom Cruise está de regreso, pero no con la exitosa franquicia de Misión Imposible, sino que tratando de crear una nueva serie con su personaje Jack Reacher, que viera la luz el año 2012. El resultado es sorprendentemente poco atractivo y en ningún momento la estrella de Top Gun parece cómodo al interpretar el rol de este ex militar desilusionado de todo, que decide recorrer el país a dedo mientras hace justicia por su propia mano. Reacher esta vez decide ayudar a la Mayor del ejército Susan Turner (Cobie Smulders) quien ha sido acusada de traición a la patria. La trama es tan enrevesada como poco novedosa, además integra un subplot que hace relación a una supuesta paternidad no reconocida del héroe que resulta inconducente. El director Edward Zwick, quien ya trabajara con Cruise en El Último Samurái, se muestra desorientado al ingresar en la acción pura y dura, además de nunca lograr hacer calzar personaje con actor, haciendo que un Jack Reacher que no le quedaba del todo cómodo hace 4 años ahora sea un traje imposible de vestir, en medio de una historia genérica y que aporta nada en la vida de sus implicados y del espectador.

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