Miguel Bosé cumple 60 años como el baladista más camaleónico de Hispanoamérica

Uno de los artistas más populares en el país cumple hoy seis décadas de vida y en plena vigencia artística.




Miguel Bosé llega hoy a la tercera edad partido en dos. “Bosé es un tipo al que le gusta renovar. Es pura anarquía. Estar subido en la cresta de la ola profesional. Miguel intenta darle un orden, es más austriaco, mas milanés, más suizo”, confesó en una entrevista del año pasado a El País, a las puertas de iniciar el último tercio de su vida, y sirviéndose de su nombre y su apellido para configurar los dos rostros que definen su persona.

Pero el cantante alcanza las seis décadas no sólo remitido a una doble cara, sino que, muy por el contrario, con un trayecto profesional y personal multiplicado en las más distintas direcciones. En la historia de la canción hispanohablante más convencional, no ha existido una figura más camaleónica, sugestiva e inquieta que el hombre nacido el 3 de abril de 1956 en Panamá como Luis Miguel González Bosé. De hecho, su cuna y las cuatro nacionalidades que declaran sus registros (panameña, española, italiana y colombiana) retratan un temperamento alérgico a las etiquetas. Aquí, las fases y los mundos que explican los 60 años de Bosé.

* Peso intelectual

Cuando el romanticismo de los 70 se sintetizaba en el susurro bronceado de Julio Iglesias y los 80 se alistaban para recibir el candor aún imberbe de Luis Miguel, Bosé se plantó al margen, casi como un modo de zafarse de esas casillas: ocupaba las mismas vitrinas que sus pares, pero para hablar de su padrino, el cineasta Luchino Visconti, de la estrecha relación de su familia con Pablo Picasso y Ernest Hemingway, y de cómo trabó amistad con Andy Warhol en el Nueva York de los 80. Por lo demás, grabó algunos de sus primeros singles en mandarín y japonés, como una forma de exhibir vanguardia.

En paralelo con ese arrojo, venía al Festival de Viña de 1981 y no tenía problemas en posar en cuanta fotografía le pidieran junto al propio Julio Iglesias, símbolo de la canción dandy y oficial de esos días.

Sus lazos más culturales los sigue extendiendo hasta hoy, cuando se da tiempo para subastar obras de Picasso y Warhol, o cuando cuenta que sobre su cama aún cuelga el dibujo de un toro con cuatro orejas obsequiado por el pintor español. En Chile, uno de sus amigos más leales es el escritor Antonio Skármeta, presente en gran parte de sus últimos shows y quien en 2005 lo calificó como “un hombre de una gran sensibilidad, de una gran cultura, una tremenda sensualidad y un amigo”.

* Starman

Cuando David Bowie falleció en enero, es posible que los listados de sus crías artísticas hayan incluido a Morrissey, Marilyn Manson o Lady Gaga, pero ninguno mencionó a Bosé. Error: al menos en el planeta donde se habla español, pocos artistas recibieron de forma tan decisiva el influjo del Duque blanco. El hombre de Linda conoció la música del británico en plena ebullición, en los 70, cuando tomó clases de danza en Londres, y desde ahí, según él mismo ha dicho, se juramentó impulsar una carrera donde el cambio de piel fuera la constante.

Su primer gran giro estilístico, en 1984 -con el álbum Bandido y cuando mutó las mallas ajustadas por la facha de andrógino maquillado-es un evidente tributo a la era  Aladdin Sane de Bowie. Hasta se enfrentó con su discográfica de la época por las nuevas rutas de su carrera, advirtiéndoles que el álbum igual triunfaría en los primeros lugares. El tiempo le dio la razón. Ser tercero es perder/ser segundo no es igual...

* Hombre político

El español también ha desplomado el mito del baladista ajeno a su tiempo y que diluye su discurso cuando llega el minuto de las opiniones políticas. Por ejemplo, en 2001 dijo que Estados Unidos se había buscado por décadas un ataque como el de las Torres Gemelas y, ocho años después, cuando organizó junto a Juanes el Concierto por la Paz en La Habana, denunció que muchos artistas con residencia en Miami -Ricky Martin, Enrique Iglesias- se habían restado por presiones externas, mientras recibía los ataques furibundos de la disidencia cubana a través de cartas en los medios españoles.

Son habituales sus reuniones con mandatarios -es visitante frecuente de La Moneda- y sus críticas hacia las políticas culturales del gobierno de su país; incluso, cuando un periodista le insinuó que el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero lo podía sondear para un cargo de su mandato, él les avisó que mejor no se molestaran: “les respondería con un sonoro ‘vete a la mierda’”.

* Salva tu vida

Alto: en algo sí se parecen Luis Miguel con Bosé. Ambos son férreos protectores de la intimidad como el único gran refugio de toda estrella, sin problemas para desechar cercanos de su  círculo de hierro cuando la confianza se ha vulnerado. Por ejemplo, el año pasado se mudó a Panamá para criar a sus cuatro hijos e hizo que su madre y sus hermanas sólo supieran de su prole cuando ya habían nacido, como una forma de evitar que ventilaran sus planes ante la prensa. En el mundo de Bosé, ni los que llevan su propia sangre se salvan de su naturaleza.

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