Paciente del primer trasplante de cabeza será tratado con realidad virtual antes de la operación

canavero

La idea es entrenarlo meses antes del procedimiento, con el fin de prepararse para la vida en un nuevo cuerpo. Además, el cirujano a cargo presentó la "hoja de corte más precisa del mundo", con la que se realizará la operación prevista para diciembre de 2017.




En febrero de 2015, el investigador italiano Sergio Canavero remeció la comunidad científica mundial al anunciar que en 2017 sería capaz de realizar el primer trasplante de cabeza de la historia, a través de un revolucionario procedimiento con una técnica patentada y por él mismo en 2013, y probada con relativo éxito en animales.

Y no pasó mucho tiempo hasta que Valeri Spiridónov, un ruso aquejado de atrofia muscular espinal (una grave enfermedad genética que ataca las neuronas motoras), quisiera someterse a la pionera operación, en la que su cabeza sería trasplantada a un cuerpo sano uniéndola por la espina dorsal.

Posterior a eso, poco a poco se fue cerrando la fecha definitiva para la operación, así como nuevos detalles. Se estima que el procedimiento durará 36 horas e intervendrán 150 médicos, con un costo total de 11 millones de dólares. Sería realizada en diciembre de 2017, y aunque en un principio se pensó en China como el lugar donde se realizaría la operación, finalmente existen tres alternativas: Alemania, Francia y el Reino Unido, ya que son los únicos con la tecnología disponible.

Recordemos que en cuanto a la operación, básicamente la técnica consiste en enfriar la cabeza y el cuerpo del donante para detener la muerte celular, manteniendo la espina dorsal del paciente conectada a la cabeza luego de separarla con un corte limpio, y uniéndola con la espina dorsal del cuerpo "receptor" utilizando un compuesto llamado polietilenglicol. Posteriormente, el cuerpo se mantendría en coma inducido durante varias semanas, tiempo durante el cual se espera que los músculos y los nervios crezcan y se conecten.

Sin embargo aún existen varios detalles por desvelar. Uno de ellos es el tipo de hoja que se utilizará para la operación (descartemos a un bisturí común), un aparato diseñado por Farid Amirouche, profesor de ingeniería mecánica y bioingeniería en la Universidad de Illinois, Chicago, que consiste en una cuchilla especial de corte de diamante ideada para ser extremadamente precisa, con un soporte retráctil y ajustable, una cabeza giratoria y luces reflectantes.

"La cabeza ajustable también puede estar equipada con una cámara de vacío con control de temperatura para minimizar la pérdida de sangre y mantener la integridad de la estructura nerviosa durante la cirugía", dijo su creador.

"Amirouche ha desarrollado probablemente la hoja más precisa del mundo, lo que permitirá un corte claro de la médula espinal con un mínimo impacto en los nervios, un sistema de corte innovador y muy inventivo", afirmó Canavero.

El investigador anunció un sistema de realidad virtual desarrollado recientemente por Inventum Bioengineering Technologies, el que ayudará al paciente a adaptarse a su nueva vida antes que la operación sea realizada. La idea es intentar reducir el impacto psicológico de tener la cabeza unida al cuerpo de otra persona.

"El paciente se involucrará en experiencias de realidad virtual que involucrarán actividades que requieran el uso de movimientos corporales. Estas experiencias se desarrollan al referirse a las técnicas usadas en neurorehabilitación convencional con el propósito de proveer sensaciones realistas implicadas en funciones motoras voluntarias", indicó Kiratipath Iamsakul, cofundador de Inventum.

"El paciente se involucrará en el entrenamiento de realidad virtual varios meses antes del comienzo del procedimiento, con el fin de prepararse para la normalidad de la vida en un nuevo cuerpo", agregó.

Según Canavero, el paciente podrá girar su cabeza y hablar al poco tiempo de la cirugía, pudiendo caminar luego de un año, aunque expertos han afirmado que, de sobrevivir, es posible que en el futuro el paciente sufra algún tipo de parálisis.

Hasta ahora el único experimento conocido se realizó en 1970 en un mono, pero el animal fue incapaz de moverse ya que las médulas espinales no estaban conectadas, falleciendo a los ocho días.

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