Una lágrima por Vidal

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Columna de Rodrigo Sepúlveda.




Me emocioné y mucho. Hizo el gol Arturo Vidal y se me cayó una lágrima. El empate de Perú me derrumbó, me desplomó en la cabina de MEGA. Veía que a esta gran generación se le escapaba el Mundial en la primera fecha de la segunda rueda. Así de rápido el campeón de América tenía que sentarse frente al televisor.

¿Cuál es el problema de exponer emociones? ¿Es ser poco hombre exteriorizar un sentimiento? ¿Porque tengo un micrófono no puedo sentir y debo mantener la frialdad en cada instante? ¿Es grave que en vez de comentar la técnica del golpe de Vidal le dijera "gracias por su gol" ? Cada cual valora a la selección como quiere. Para mí es parte fundamental y así la vivo.

Me ha pasado muchas veces, las dos últimas en Brasil 2014: me quebré con la victoria histórica sobre España en el Maracaná y luego no me pude controlar en la eliminación frente al local. Con Chile vibro, lloro, peleo, me enojo, me encierro y me río. Si pierde nuestra selección no quiero hablar con nadie y me encierro, si gana la sonrisa dura varios días. Sus resultados me condicionan mis ánimos, más no mis comentarios, los que me conocen bien saben mi reacción. La Roja es un mar de emociones en 90 minutos. Así soy yo. Además que el gol de Vidal no era cualquier gol, era la opción real de seguir compitiendo. Si esa pelota no entraba quedábamos FUERA DEL MUNDIAL. Por eso que lo disfruté con el alma. Punto final.

Chile resucitó en la tabla y en su forma de juego. Apareció la profundidad, el fútbol atildado, el buen manejo del balón, la rotación precisa, la utilización de los laterales, el funcionamiento colectivo y el alza individual. Resultó muy potente la dupla de Beausejour y Sánchez por la izquierda, la decisión de Isla para adueñarse de la banda, la fortaleza de Aránguiz y Vidal para enfrentar a los cinco volantes peruanos y la interesante movilidad que mostraron Castillo y Vargas.

Si el gigante despertó que no se duerma más, ya que si pestañea queda fuera. ¿Qué debe mejorar Chile? La capacidad goleadora. Hoy nuestro estandarte ofensivo es Vidal y eso es peligroso. Es el momento en que Sánchez, Castillo, Vargas o el que juegue cumpla su rol. La asistencia es fundamental pero el gol es el que te lleva a Rusia. ¿Algo más? La seguridad defensiva. Sin Medel, Chile pierde confianza. Al lado de él, Jara se siente muy cómodo, ambos rápidos y amantes del duelo. Ante Uruguay los podremos ver juntos nuevamente.

La victoria fue clave, la lágrima muy sincera y ojalá que los ojos que abrió el gigante con la mano de Juan Antonio Pizzi no se cierre más hasta que lleguen a la Plaza Roja.

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