Aquellas pequeñas cosas

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"Como un ladrón/ te acechan detrás de la puerta/ Te tienen tan a su merced/ como hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí". Así las describe Serrat en un verso de su canción, con cuyo nombre titulo. Salvo el proyecto sobre inmigración, de alta sensibilidad popular y menor en las élites, ha ocurrido poco trascendente y visible para la ciudadanía en estos días. El gobierno dice tener proyectos y programas claros, la ciudadanía lo creyó, pero las tres o cuatro prioridades que le darán sello aun no son visibles. En tanto, en la oposición, ni de perfiles o sellos es posible hablar. Huele a crisis. Elecciones internas que anticipan partos difíciles, discrepancias sobre acuerdos con el gobierno, "libertad de acción" en el FA como forma piadosa de tratar diferencias inocultables, múltiples espacios de debate autocrítico preguntándose qué nos pasó, renuncias diversas, entre ellas la de Soledad Alvear que profundiza la agonía de la DC y de la centroizquierda como hasta ahora las hemos conocido, etc.

Se ha hablado de "la peor semana del gobierno". Puede ser verdad. Sin embargo, ha sido solo el tiempo de reinado de "aquellas pequeñas cosas". Nada que supere el carácter de incidente menor y pasajero. Pero copan los medios y redes sociales, construyendo percepciones que, gota a gota, pueden consolidarse, ante la invisibilidad de temas más trascendentales.

Un ministro levantando una cortina de humo sobre la gratuidad de la educación técnico profesional a la que el gobierno esperaba sacar brillo, con referencias torpes al lucro, a condones y a la potencia sexual de sus hijos. Una nominación de candidatos a miembros del directorio de TVN que luego debe deshacerse por no cumplir requisitos de paridad de genero. Un nombramiento de embajador en Argentina que hace ruido y se transforma en "trend topic" sobre el nepotismo. Retiro de un proyecto de reparación a víctimas de violación de derechos humanos, que quizás es verdad que se envió sin financiamiento, pero terminó envilecido por declaraciones brutales de un diputado UDI que nos retrotrajeron a 1973. Un auto de $70 millones para el Presidente, luego de declaraciones de un ministro ufanandose de la prohibición de renovar vehículos y de que las autoridades deberían circular más tiempo en los antiguos que ya tenían, como parte de una política de rigor en el gasto público. También se revirtió; y se ha perdido perdón por otras. Más vale tarde que nunca, pero allí estuvieron.

Hay que cuidar aquellas pequeñas cosas. Pueden terminar conformando opinión, o más bien decepción, en un país donde la ciudadanía tiende a caer rápidamente en ella respecto a la política. Pero sobre todo es tiempo de que el gobierno devele y haga pesar sus propuestas, definiendo las tres o cuatro que darán el sello a su gobierno… antes que éste se lo den "aquellas pequeñas cosas" o una oposición que salga del letargo.

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