Chile necesita cultura científica

A través de electroencefalogramas los científicos estudian los impulsos eléctricos.


Como científico chileno, preocupado de la postergación que en los últimos años hemos observado en el desarrollo de la ciencia nacional con respecto a otros países de estatus similar (OCDE), no puedo sino concordar con la opinión expresada por otros científicos, como el Dr. José Maza (Premio Nacional de Ciencias), respecto al sorprendente hecho de que en el Consejo Nacional de Educación (CNED) haya emitido una observación para que las Ciencias Naturales no sean parte de los ramos comunes obligatorios para tercero y cuarto medio.

No se puede pensar que, en pleno siglo XXI, cuando es cada vez más necesaria una formación general profunda que estimule el pensamiento crítico sobre el mundo en que vivimos, se piense restringir la base de conocimientos comunes de nuestros futuros profesionales, técnicos, artistas y educadores, contribuyendo así a acrecentar las barreras entre las distintas formas de entendimiento y disciplinas. Nuestros hijos crecerían, por tanto, sin herramientas fundamentales para desenvolverse y enfrentar los desafíos de nuestra sociedad en un ambiente marcado por un sinnúmero de fenómenos que requieren de soluciones complejas.

Recordemos que la Encuesta Nacional que mide la Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en Chile, publicada por CONICYT en 2016, reveló que un alto porcentaje de chilenos percibe de forma negativa la educación científica que recibieron durante su escolaridad. Con antecedentes preocupantes como este, lo lógico sería depositar nuestros esfuerzos en revertir un problema cuyas raíces son más profundas.

El Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y otros centros de investigación creados en Chile para avanzar diferentes disciplinas científicas, han buscado fortalecer la comunicación de la ciencia y las nuevas ideas para jóvenes de colegios y centros formativos. El IEB ha publicado varios textos de ecología y medio ambiente destinados a difundir entre estudiantes y maestros el conocimiento generado en nuestro país. En este esfuerzo nos hemos dado cuenta de que mucha de esta información está lamentablemente ausente de las aulas chilenas. Por ello es urgente que, tanto el CNED como el Ministerio de Educación, reconsideren una postura tan anacrónica como la comentada e impulsen una cultura científica acorde a las necesidades de nuestra época.

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