Democratizar nuestras montañas

Cordillera de Santiago


La montaña, es el principal activo que tiene la Región Metropolitana y también parte importante de nuestro país. No en vano el 41% de los chilenos considera que la Cordillera de Los Andes, es el principal símbolo que identifica Chile (CADEM 2017)

El 63,8% de nuestro territorio está conformado por zonas de altas cumbres y alrededor de un 20 % de la población habita en áreas asociadas ellas. Junto con esto, gran parte de la actividad minera - tan importante para nuestro desarrollo económico - se realiza dentro y alrededor de sus cordones.

Los ecosistemas montañosos proveen importantes bienes y servicios tales como: asegurar provisión de agua para los valles, la capacidad de protección de las cuencas mediante la regulación de desastres naturales y el almacenamiento de carbono en bosques. Además, acogen una gran diversidad de hábitats para numerosas especies de flora y fauna, constituyendo un magnífico escenario para la práctica de deportes y el desarrollo del turismo.

Sin embargo esta importancia social, ambiental y estratégica desde lo económico, exige un adecuado manejo de sus entornos en busca de la protección a largo plazo del principal activo que tiene hoy Chile. La confrontación de intereses respecto al acceso, uso y conservación de los territorios montañosos, ha adquirido particular visibilidad en el contexto de los cambios climáticos globales y un cambio en la conciencia respecto de la importancia de preservar los ecosistemas.

Se han hecho algunos esfuerzos públicos y privados desde la gestión, para poner en valor este tema: la Asociación de Municipios de Montaña que busca reunir a 13 municipios que poseen centros de montaña y así atraer más turismo a aquellas comunas; Parques Cordillera que administra y protege seis de ellos en la Región Metropolitana y la Fundación+1000, quienes lograron identificar y mapear las principales rutas outdoors en Lo Barnechea. Estos son algunos ejemplos de iniciativas positivas que han buscado lograr el libre acceso a las altas cumbres, de los que he tenido la suerte de participar.

Sin embargo, estas iniciativas no son suficientes como para aprovechar el enorme potencial de riqueza que tenemos por delante. A modo de ejemplo, el turismo en Santiago aporta sólo el 1% del PIB regional, la industria, con un foco en la montaña y sus servicios podría llegar al 9% del PIB.

Para lograr esta meta, primero tenemos que saber lo que tenemos. Sólo en el contrafuerte cordillerano de la región, se encuentran un número no determinado de rutas que se acercan aproximadamente a los 3000 km. Esto convierte a nuestra capital, en la zona más importante del mundo en términos de Outdoors y no solo eso: al poner esta información a disposición de los turistas y ciudadanos, ayudamos a proteger aún más nuestra montaña. Quien no conoce, simplemente no protege.

Junto a diputados de otros sectores, la intendencia, municipios y el gobierno a través del Ministerio del Medio Ambiente, nos la jugaremos por impulsar una correcta política de cumbres que asegure el acceso libre para todos a los cerros y la montaña.

Con estas medidas, podremos aprovechar de manera eficiente y justa un recurso que está a disposición de todos los chilenos: respetando siempre el ecosistema y amparado en una legislación efectiva y sustentable.

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