El rumbo de Chile

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Los países exitosos son aquellos que siguen un rumbo, inspirado en valores, con acuerdos estratégicos y mayorías capaces de sostenerlos en el tiempo. Los países que fracasan zigzaguean, carecen de visión compartida, de diálogo político y social, no saben adónde van. ¿Está Chile en condiciones de ampliar acuerdos, aunque sea en algunos temas principales, para evitar el zigzag?

Para responder es conveniente explicitar cuál ha sido el rumbo estratégico seguido por la Concertación en 20 años y la NM durante el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet. Más allá de las disputas inherentes a la vida política, ha sido el afianzamiento democrático y el desarrollo con equidad e inclusión social. Reducir la desigualdad y elevar la participación ciudadana, han afirmado una gobernabilidad democrática, con indudable progreso, en medio de una acelerada globalización. Otros países han desembocado en la denominada fractura social, que explicaría la polarización en EE.UU. y en Europa y el surgimiento de fuerzas de extrema derecha y del populismo. Donde unos pocos se benefician del crecimiento y amplias mayorías se estancan o retroceden -cuando se confía en demasía en el mercado- los riesgos de polarización y crisis se disparan.

Este gobierno ha logrado avances sustantivos hacia el afianzamiento democrático. Entre ellos, el cambio del sistema electoral, la participación de la mujer, el fortalecimiento del poder regional y la próxima elección de gobernadores, y un proyecto de nueva Constitución a través de un proceso de consulta ciudadana. En inclusión, las fuerzas progresistas lograron pasos decisivos en educación, mejoramiento de pensiones, infraestructura y especialistas para la salud pública. La estrategia progresista ha tenido otros dos componentes esenciales: diversificar la estructura productiva, y ampliar libertades personales. En energía renovable y costos se dio un paso espectacular; la inversión en infraestructura, la creación de la Comisión Nacional de Productividad y pronto del Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación, permitirán, si continuamos con ese rumbo, una expansión económica duradera. Igualmente destacable es el cuidado de la naturaleza, los compromisos en París para reducción del CO2, la creación de enormes parques marinos y ampliación de los terrestres, Ello nos acerca al cumplimiento de los ODS 2030. Los avances logrados en la igualdad de género y despenalización del aborto empoderan a los ciudadanos y se respeta la libertad de conciencia, alejándonos de la pretensión conservadora de imponer su moral a los demás.

No se nos escapan las insuficiencias y las fallas de gestión. La eficiencia debe ser un atributo del buen gobierno. Pero un gobierno no es solo eficiencia. Lo esencial es el rumbo compartido por la mayoría. ¿Se distanciará el futuro gobierno del rumbo seguido desde 1990? ¿O continuará avanzando en cohesión social e igualdad de derechos, para contribuir a un sentido compartido y evitar la polarización?

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