La excelencia

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Jorge Ulloa, diputado UDI.


Sebastián Piñera salió rápidamente al paso de las críticas internas con motivo de sus recientes nombramientos. La elección de los próximos intendentes alteró la proporción de fuerzas que existe al interior de Chile Vamos. Y aunque no se trata de una regla matemática que no admita excepciones, sí parece aconsejable representar en la administración las estructuras de poder de las fuerzas políticas que darán sustento al gobierno.

De ahí que el tajante rechazo al "cuoteo político" sea a ratos algo populista, cuando no naive. Lo problemático no es que se siga una distribución partidista en la asignación de los más importantes cargos del gobierno; sino, cosa distinta, que esa condición se presente como contradictoria a la idoneidad técnica y profesional para cumplir una determinada función pública. Incluso más, podría resultar razonable hacer oídos sordos al requisito de pertenecer a una determinada colectividad, cuando estemos en presencia de un hombre o mujer especialmente dotados, y cuyo talento no queremos desperdiciar en el gobierno. Pero, ¿fue eso lo que realmente ocurrió?

Para muestra, un botón. Piñera nombró a Jorge Ulloa como próximo intendente de la Región del Biobío. Me imagino que no lo hizo como premio a sus tan polémicas declaraciones sobre Pinochet, las que se han recordado por estos días. Supongo que tampoco el Presidente electo soslayó que el actual parlamentario ha sido nombrado en una investigación vigente por financiamiento ilegal de la política, que lo vincularía a ciertas empresas pesqueras. Los más ingenuos podrían afirmar que primó la experiencia de diputado, pues ha ejercido ese cargo por seis períodos. Incluso habrá quienes piensen que, pese a su reciente derrota -aquella que impidió que ejerciera el cargo por 30 años- quizás sí es un gran candidato para mantenerse en ese cargo mediante la elección popular a partir del año 2020.

Pues bien, yo soy de los que piensa distinto. El nombramiento de Ulloa es la demostración palpable de la insincera defensa que hace Piñera, pues es justamente la presión política, sea de un partido o un puñado de dirigentes -es decir, cuoteo en el peor sentido de la expresión-, lo que está detrás de tan estrafalario como inconveniente nombramiento. Es precisamente producto de ese mismo eufemismo o torcido uso de las imágenes y palabras, que en vez de asumir públicamente que se quiso privilegiar a la UDI, que ya no es el partido más grande del país y tampoco de su coalición, que también se intenta disfrazar tal hecho por la vía de presentar a ciertos nombramientos como "independientes".

Por supuesto que el Presidente puede nombrar a quien le venga en gana. Con todo, sería deseable que mejore sus explicaciones, al menos las que da a sus más estrechos aliados y partidarios.

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