Los trabajadores independientes, una realidad invisible

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Dentro de los recuentos de la conmemoración del Día del Trabajo, resulta evidente analizar las declaraciones del Gobierno y de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Pero obviamente existen muchos trabajadores en Chile que no necesariamente están representados por la multigremial: los  independientes, ese inmenso conjunto de individualidades aisladas, sistemáticamente postergadas por no estar organizados ni tener una directiva que los  encarne. Dentro de esta inmensa mayoría laboral se encuentran los trabajadores por cuenta propia, asalariados no sindicalizados, ocupados informales e inactivos potencialmente activos, entre otros. Y es que el debate laboral hasta ahora ha sido monopolizado por  minorías organizadas sindicalmente, con mayor visibilidad y arrogándose una representación de todos los trabajadores, la cual no tienen.

De acuerdo al reciente Boletín de Empleo Nacional del INE (enero-marzo2018), de una fuerza laboral de 9 millones de personas, solo el 54% de ellas, esto es 4.858.080 (asalariados totales menos asalariados informales), trabajan con contrato de trabajo formal, ya sea en grandes, medianas o pequeñas empresas. De ellos, cerca de un millón de personas corresponde a funcionarios del sector público, representados por la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, ANEF.

Asimismo, el boletín informa de una Tasa de Ocupación Informal de un 29,1%, equivalente a casi 2,5 millones de trabajadores, los que no cuentan con ninguna representación colectiva ante las autoridades. Esta informalidad –muchas veces perseguida- se ha convertido en un problema estructural de nuestra realidad laboral, especialmente respecto a la baja participación de mujeres y a la desocupación de jóvenes. De hecho, durante el año pasado el número de personas que trabajaban en la calle aumentó en casi 50 mil personas.

Adicionalmente, el referido informe establece que existen cerca de 1.782.000 individuos que trabajan por cuenta propia, ya sea formal o informalmente, los que tampoco cuentan con una  representación colectiva. Y hay 751.000 personas adicionales, clasificadas como inactivos potencialmente activos que engrosan las listas de cesantía, y que por lo mismo, dado que quieren salir de ese estado lo antes posible, tampoco están organizados ni son representados por algún organismo.

Este último informe del INE refleja que se revierte la tendencia consolidada durante la última administración: aumento del trabajo por cuenta propia y disminución del empleo asalariado formal. Sin embargo, desconocemos si el mayor aumento del empleo formal es una realidad que viene a instalarse o bien es un efecto efímero del cambio de gobierno. Desde ya, fenómenos tan diversos como la Informalización de las relaciones de trabajo, subcontratación, modernización, automatización, inteligencia artificial, incorporación de la tecnología nos anticipan la inminente llegada de la Cuarta Revolución Industrial, planteando escenarios totalmente diferentes en el nuevo contexto laboral.

En consecuencia, es muy probable que en un futuro cercano haya cada vez más trabajadores por cuenta propia y cada vez menos asalariados. Y ambas realidades difieren por completo en sus objetivos, intereses y anhelos. Por una parte, los trabajadores asalariados – y en especial las generaciones millennials- anhelan la flexibilidad laboral, los desafíos profesionales y la independencia del trabajo autónomo.

Por otra parte, los trabajadores independientes se encuentran en una situación de mucha mayor precariedad laboral, sin previsión social, sin vacaciones pagadas, sin indemnización por años de servicio, ni ningún beneficio laboral colectivo. Al no tener una estructura formal que los ampare, los independientes suelen verse obligados a desempeñar todos los roles en su organización individual, adecuar su jornada laboral de acuerdo a las necesidades del cliente y desarrollar una maquinaria que les permita cubrir la abusiva falta de un pago oportuno de sus empresas clientes.

De hecho, de inmediato surge una pregunta. ¿El trabajador independiente se hace por opción o por obligación? La respuesta quizás tenga mucha relación con el grupo etario al que pertenece al trabajador: si es menor de 50 años de edad, lo más probable es que sea por opción. Pero si es mayor,  seguramente es por obligación.

Es por esto que en un mundo en que se compite fuertemente por mayor presencia y visibilidad, las organizaciones de trabajadores han logrado imponer sus peticiones en la agenda pública. La CUT, a pesar de contar solo con 158 mil trabajadores afiliados -según padrón electoral informado por el Colegio Electoral Nacional (CEN) de la Central después de la serie de irregularidades que llevó a la repetición de la elección de la directiva el año pasado-, no puede pretender imponerse como único interlocutor del Gobierno en materia laboral.  

Nadie desconoce su necesaria labor que realiza en favor de sus sindicalizados. Pero se hace necesario transparentar el discurso acerca de su representatividad respecto de los trabajadores en Chile. Al mismo tiempo, el Gobierno debe reconocer como una realidad a los trabajadores independientes, cuyas necesidades son tan apremiantes como las de sus compañeros organizados, definiendo una fórmula para instalarlos e integrarlos como interlocutores válidos en la agenda pública laboral.  

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