Pena de muerte



SEÑOR DIRECTOR

Mucha polémica ha causado la propuesta de algunos diputados de plebiscitar la pena de muerte, a raíz del brutal asesinato de una menor de un año y once meses en Puerto Montt. Los parlamentarios enviaron un documento al presidente electo, Sebastián Piñera, solicitando el restablecimiento de la pena de muerte, asegurando que "la maldad y el nulo respeto a la vida no permiten otra opción que la de pagar con su vida los atroces delitos cometidos".

El trasfondo de la propuesta es lamentable, al menos por dos razones.

Primero, porque la pena de muerte no ha demostrado ser un método que permita disminuir los delitos violentos en las sociedades donde se aplica. Parece más bien una forma de venganza, casi como un ajuste de cuentas.

En segundo lugar, porque demuestra una relativización del derecho a la vida, que ya ha mostrado lamentables retrocesos en Chile, como la ley del aborto. El acto inhumano que realiza el violador y asesino de una lactante no puede servir de justificación para que el Estado, a través de su sistema judicial, realice otro asesinato. En las condiciones actuales es posible mantener a una persona privada de libertad a perpetuidad. Con esto se cumplen dos objetivos: que el culpable cumpla su pena y, al mismo tiempo, se protege a la sociedad de dicho criminal. Esta parece una solución más justa y humana, aunque menos efectista.

Nicolás Fernández

Investigador Asociado Instituto Res Publica

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