Sueldos públicos y ética pública

SEÑOr DIRECTOR

La Tercera informó que el Presidente Piñera dijo "yo pienso que las dietas parlamentarias en Chile, igual que los sueldos en muchos otros sectores y empresas públicas, son demasiado altos, para las necesidades, las urgencias que tiene el país. Por tanto, yo creo que cuando hay que apretarse el cinturón, todos tenemos que hacerlo". Según indicó la prensa, la rebaja abarcaría al Presidente, senadores, diputados, expresidentes y máximas autoridades del país. Felicito esta decisión.

Este medio también informó ayer que, según la OCDE, en Chile se necesitan seis generaciones para que los descendientes de una familia de la parte inferior de la escala de ingresos (el 10% más bajo) suba a un nivel medio de ingresos. Urge, entonces, que todos los dineros que se ahorren se destinen a un fondo para erradicar la pobreza y marginalidad a los 1,2 millones de niños y niñas pobres que hay en nuestro país, y a mejorar la educación pública parvularia y escolar de pésima calidad que reciben, lo que nos avergüenza. Ese fondo debería ser reforzado con otras medidas, como mejorar la eficiencia en la gestión pública, la venta de activos prescindibles en empresas e instituciones públicas, reducir el presupuesto de las Fuerzas Armadas y vender la casa de Pinochet en Lo Curro.

El problema de fondo que soslaya esta discusión radica en que hay que restablecer, en el quehacer de nuestras autoridades electas y de los directivos de empresas y organismos del Estado, el sentido republicano de la ética pública en todas las decisiones que toman y que incidan en el uso y manejo de los recursos que generan todos los chilenos y chilenas. Esto siempre debiera hacerse en función de superar las carencias de los más necesitados, y no de entregar privilegios, prebendas y regalías para quienes desempeñan temporalmente los cargos públicos, o para favorecer a grupos de interés

Víctor Pérez Vera

Exrector de la Universidad de Chile