Jorge Pizarro, jefe de comité de senadores DC: "Ninguna de las listas DC a la presidencia da gobernabilidad al partido por sí misma"

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El senador es crítico del proceso electoral que vive hoy la colectividad. También afirma que su sector se debe enfocar en levantar propuestas y asegura que el tiempo de Bachelet "ya pasó".


De manera "constante", afirma el jefe del comité de senadores de la DC, Jorge Pizarro, se ha reunido en el Congreso en Valparaíso con el presidente del Senado, Carlos Montes (PS).

Muchos de esos encuentros, en el marco de la coordinación que existe de la mesa de la Cámara Alta con los senadores, pero también otros con el objetivo de avanzar en la rearticulación de una oposición al gobierno de Sebastián Piñera.

"Estamos haciendo un esfuerzo grande en coordinarnos en las propuestas que forman parte de la agenda económica y social que vive hoy el país. Eso por una razón obvia: nos interesa consolidar los avances que hemos tenido en esas materias y, segundo, mejorar, avanzar y profundizar aún más en esos procesos. Esto nos permite tener una postura más clara y nítida a lo que se supone van a ser las propuestas del gobierno, que ha hecho muchos anuncios pero hasta el momento poca propuesta", dice el legislador.

En la práctica, senador, ¿existe hoy oposición?

Organizada y coordinada, todavía no. Pero oposición existe porque siempre que hay gobierno hay oposición. Otra cosa es que esta oposición esté vinculada concretamente con objetivos, y estoy convencido, en esto último, de que en los partidos políticos esa regla no se cumple.

Es difícil que a corto plazo se clarifique, porque cada partido está en su proceso interno de reflexión y de reestructuración de lo que fue la etapa que terminó con el gobierno de la presidenta Bachelet. Eso es natural y creo que a veces pecamos de ansiedad por tratar de hacer cosas más rápido de lo que las condiciones aconsejan. Eso lleva a que haya frustración, pero tiempo hay, y espero que con el paso, por lo menos de este año, con las redefiniciones que se tomen, desde el punto de vista del contenido, se pueda tener mayor claridad de con quiénes se puede rearticular una oposición que a la larga se transforme, en dos o tres años, en una alternativa real de gobierno a la derecha.

Pero además de problemas internos en los partidos, ¿no habrá también una clara falta de coordinación?

Las dos cosas. Cuando uno habla de oposición uno piensa en un conglomerado, en una confederación, un acuerdo político que frente a un determinado proyecto tiene una propuesta alternativa. Eso todavía no existe y no lo tenemos. No obstante, no es necesario tenerlo, porque estamos empezando un gobierno y no hay ningún desafío que implique la obligación de la oposición de articular una propuesta alternativa. Quizás podamos tenerlo cuando corresponda, en unos años más, cuando sea la elección presidencial. A mí lo que me parece prioritario es que al interior de cada partido se lleven adelante estos procesos de reflexión que permitan dar claridad a la propuesta de contenido, y después fijar las estrategias que pueden ser políticas de alianza.

Entonces, ¿"no hay que apresurarse" es su consejo?

La ansiedad es mala consejera, porque algunos han tratado de hacer todas las cosas al mismo tiempo y terminamos enredados. Eso creo que ha pasado con todos los partidos.

En su rol de oposición el PS ha optado por tomar una postura fiscalizadora de la actual administración. ¿Usted es más partidario de que la DC trate de llegar a consensos con el gobierno?

La decisión, por lo menos de nuestra bancada en el Senado, es que los temas de país, los temas de la agenda, necesariamente se deben tratar en el Congreso. Y para eso es que hemos trabajado en nuestras propias propuestas, sabiendo que el gobierno tiene las suyas. Y en algunas cosas estaremos de acuerdo y en otras no. Pero lo vamos a hacer en un diálogo transparente y con participación de otros actores. Por eso es que estamos invocando a estos diálogos en el propio Senado.

¿No cree que la DC está perdiendo relevancia como actor fiscalizador?

La Cámara es la que tiene la facultad fiscalizadora en la medida de sus posibilidades, y creo que los diputados la están ejerciendo. Sin embargo, no creo que por fiscalizar los diputados tengan que dejar de tener propuestas.

Además, la Cámara es mucho más diversa, sin duda, que el Senado. Es diversa también en las fuerzas de gobierno y de oposición. Eso hace que haya muchas voces y muchos temas. Que haya muchas iniciativas más bien individuales que colectivas. Algunas de ellas pueden ser legítimas, por cierto, y con toda la razón del mundo, pero también hay muchas otras que se transforman a lo mejor en voladores de luces, lo que hace que, en el caso de la oposición, se vea a veces difusa y sin mucho grado de rearticulación.

En ese sentido, ¿cuál es su opinión con la decisión de la bancada DC de no querer sumarse a la acusación constitucional al ministro de Salud, Emilio Santelices?

Entiendo que ahí hay un debate que ellos definirán.

La bancada ya señaló que no va a apoyar la ofensiva…

No sé, no creo que me corresponde opinar, porque es una decisión de ellos.

¿Coincide con aquellos que afirman que la rearticulación de la oposición debe basarse en el legado de la presidenta Bachelet?

Son etapas distintas y tiempos distintos. El tiempo de la presidenta Bachelet ya pasó, por ahora vienen nuestros propios desafíos por delante. Los avances están y nuestra responsabilidad es consolidar los avances por el bien de los chilenos, pero nuestro tiempo es lo que viene, y en eso nuestros propios desafíos son los que tenemos que enfrentar y priorizar.

"Grupos como la disidencia no tienen sentido hoy"

¿Cómo queda la DC luego de la partida del sector más conservador del partido?

Siempre he sostenido que ese debate planteado por algunos personeros que se fueron del partido es un debate falso. Primero, porque la Nueva Mayoría y el acuerdo político programático del gobierno de la presidenta Bachelet terminó. Segundo, porque lo fundamental para un partido como el nuestro, después de la derrota desastrosa en lo presidencial y en lo parlamentario, es redefinir sus propuestas de contenido. ¿Por qué? Porque parte de nuestra derrota se explica por lo difuso que fue nuestro mensaje y por las diferencias que teníamos respecto de un mismo tema.

Eso hace que la Democracia Cristiana se haya quedado,algunos dicen, sin identidad, sin un mensaje claro y sin capacidad de propuestas, lo que nos deja absolutamente ajenos a la realidad. Eso se pudo ver también con la campaña presidencial.

Usted dijo que "correr solo en la carrera presidencial fue el error más grande de nuestra vida"…

Ni siquiera sintonizamos con los temas, así hubiera tenido algún sentido (la campaña). Hemos perdido por todos lados. Entonces lo fundamental ahora es que el partido tenga esa capacidad de definiciones respecto de la agenda actual y de otros temas que nosotros consideramos importantes. Ese esfuerzo es prioritario dentro del partido y siempre ha sido mi opinión. Después llegará el momento de definir una nueva conducción, con una estrategia clara para implementar esta propuesta. Lamentablemente, no hemos hecho ninguna de las dos cosas. Se ha hecho un esfuerzo, es verdad, pero en lo concreto, vamos a tener elecciones sin propuestas.

¿A qué se refiere?

A que si no tenemos definiciones, cualquier conducción no va a poder tener posibilidades de conducir al partido y tampoco de buscar acuerdos con otras fuerzas. Porque si yo tengo claridad conceptual, y fijo determinados objetivos, es más fácil llegar a entendimientos con otras fuerzas que pueden pensar lo mismo, que es lo que nos ha pasado naturalmente con las fuerzas de centroizquierda. Si no tenemos esa claridad objetiva y vamos solamente a lo electoral, eso va a durar nada. Y lo más probable es que el partido siga cayendo en una espiral que lo lleve a desaparecer.

Y en este escenario, ¿qué salida tiene el partido?

Bueno, la elección ya está hecha, por razones estatutarias, y en lo personal creo que ninguna de las dos listas DC a la presidencia da gobernabilidad al partido por sí misma. Y por lo tanto, quien salga, el primer esfuerzo que tiene que hacer es construir gobernabilidad al interior de la Democracia Cristiana. Y esa gobernabilidad pasa por definiciones, pasa por contenido y por propuestas, no en poner a un líder aquí o a otro "gallo" acá. Es ahí donde están nuestros problemas. Pero tampoco va a ser fácil, porque tenemos diferencias importantes en el partido y que tienen que ver también con nuestra política de alianza.

El senador Francisco Huenchumilla fue crítico también de las futuras elecciones. ¿Le hubiese gustado que la disidencia hubiera levantado una lista propia?

Tengo la impresión de que en el partido hoy no existe ni disidencia, ni conservadores, ni chascones, ni guatones, ni ninguno de los grupos que podrían haber existido antes. Lo que hay es un desafío e inquietud por el futuro de la colectividad. Probablemente producto de los golpes que hemos sufrido, hay un mejor ánimo hoy para buscar un entendimiento. Eso hay que aprovecharlo con mucha generosidad política y no seguir la cosa chica del grupo o del proyecto personal. Está claro que grupos como la disidencia u otros no tienen ningún sentido hoy. Y ojalá que aquellos que, por razones personales o por proyectos individuales, están tratando hoy de obtener posiciones de liderazgo, entiendan que ese es el peor error que pueden cometer.

¿En qué pie cree que queda la DC con la salida de históricos como Gutenberg Martínez y Soledad Alvear? ¿Sale debilitada o fortalecida?

Ellos ya se fueron, y no vale la pena ahora hablar más de ellos.

En otro tema, ¿en qué está hoy su proceso judicial -se encuentra formalizado por delitos tributarios en el caso SQM- y cómo ha visto los cuestionamientos que ha enfrentado el fiscal nacional Jorge Abbott?

Yo no opino de esa materia.

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