José Miguel Insulza, senador y exministro socialista: "No entenderse con el gobierno es jugar con fuego"

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Senador José Miguel Insulza.

El senador -contrario a la decisión del PS de rechazar el nombre de Ángela Vivanco en la Suprema- asegura que su partido sucumbió a presiones y alerta de los riesgos de evitar diálogo con el Ejecutivo en un sistema presidencial, donde "a veces no se necesita al Parlamento".


Incómodo se reconoce el senador José Miguel Insulza (PS) con acciones que ha ejercido su partido desde la oposición. La primera, restarse de las comisiones del gobierno -dice que aún "lamenta" no poder participar en la de seguridad- y, más recientemente, el rechazo de su bancada a la nominación de Ángela Vivanco como ministra de la Corte Suprema, episodio que terminó por generar un quiebre de la ex Nueva Mayoría en el Senado. El exministro cuestiona el tono opositor del PS y advierte los peligros de la falta de diálogo con La Moneda en un sistema presidencial, donde "el Ejecutivo para ser relevante no siempre necesita al Congreso".

¿Por qué se abstuvo en la votación de Vivanco?

Porque mi bancada de manera unánime acordó revocar la decisión de votar a favor la nominación de Ángela Vivanco. Yo no había estado en la negociación, pero me pareció que como ya les había dicho a muchos que iba a votar a favor, era demasiado fuerte votar en contra. Lo segundo, que fue circunstancial, fue que me molestó el argumento usado por algunos de los que se opusieron, de que como esta señora participaba en política no tenía calificaciones para ser miembro de la Corte Suprema. Yo soy tan profesor universitario y he escrito tantas cosas como ella, en otra rama, pero imaginando que mi obra fuera jurídica, me sentiría ofendido que alguien dijera que por haber sido dirigente de un partido no tengo derecho a ser ministro de la Corte Suprema.

En su partido dijeron eso...

Fue lo que dijeron en mi propio partido y eso me molestó mucho. Lo tercero, el PS se acaba de declarar feminista y yo supongo que feminista significa todas las mujeres, entonces encontré que era un poquito de mal gusto que el primer voto que emitía después de esta declaración tan solemne fuera en contra de una mujer.

No es la primera vez que usted debe sumarse a una decisión de bancada que no comparte.

No es la primera vez, la otra (no asistir a la comisión de seguridad del gobierno) no fue tanto de bancada y hubo, además, algunos temas de coyuntura importantes, pero lo de ayer (miércoles) fue una lástima. No se puede decir que no hubo acuerdo, a lo mejor no lo firmamos en un papel, pero yo sabía hace dos semanas que determinado día iba a votar por esa señora, a quien no conozco (…). Fue muy complicado, porque creo mucho en la amistad cívica y esta se puede romper cuando se hacen esas cosas y me duele haber tenido que participar de esa manera. En cuanto a los dos casos en que he tenido este problema, sigo pensando que tenía razón en los dos.

¿Sigue creyendo que el PS debió participar en las comisiones?

Lamento todavía, hasta hoy, no haber estado en esa comisión. Me hubiera gustado estar, dar mi contribución. Yo fui ministro del Interior y eso no se consideró.

¿Su partido no respetó eso?

No, simplemente no se consideró. Se había adoptado en la comisión política, en otras partes, esta idea de que si el gobierno quería dialogar que fuera al Congreso a dialogar. Yo decía, por qué no buscamos un camino intermedio, podemos buscar un terreno común. Pero eso ya es pasado. Le confieso que más de una vez me han dado ganas de ir, pero en realidad ya está terminando la comisión, sé de lo que se va a tratar y creo que voy a poder dar mi contribución igual. Pero las dos cosas me han preocupado, porque nunca ha sido mi estilo en la política. Mi estilo es conversar, dialogar, ponerse de acuerdo y, sobre todo, actuar claramente.

¿Cuánto le incomoda este tono que ha tenido el PS?

En realidad sí incomoda un poco, lo reconozco, pero creo que no solamente a mí, hay otros senadores que también. Al final escuchamos siempre el mismo discurso, estamos por una oposición constructiva, pero el 'pero' aflora cada tres días. Le confieso que me sentiría más cómodo, no digo más de acuerdo, si me dijeran mire, nos vamos a oponer a todo, esta es oposición cerrada y dejémonos de cuentos. Por lo menos uno tendría a qué atenerse, pero estar diciendo que somos una oposición constructiva y hacer lo contrario no me parece lo más razonable.

¿El PS debiera tener más apertura en su rol opositor?

No lo sé en realidad. No crea que es el PS el que está con la guaripola en la mano para salir a combate. Hemos tenido actitudes razonables. No me imagino a algunos de mis colegas senadores peleándose por un asunto cuando se puede llegar a un acuerdo. Es la retórica externa la que nos está perjudicando e incidentes como el de la votación por Vivanco.

El Presidente Piñera acusó al PS de obstructor.

No creo que hayamos obstruido nada. Y cuando digo nada, es nada. Hay leyes que ha habido que votar y se han votado, más de alguna excepción podrá haber, pero hemos sacado prácticamente todas las cosas que el gobierno ha mandado o están en marcha.

¿Es un tema de retórica entonces?

Es un problema de retórica (…). Algunos todavía tienen interés de seguir en el club de la pelea eternamente. El club de la pelea no me ha gustado nunca. Yo soy bien peleador, pero a la hora concreta hay que buscar acuerdos, ¡si este país tiene que progresar pues!

¿Y cómo ve las críticas a Álvaro Elizalde? Algunos lo sindican a él, como presidente del PS, estar detrás de esta retórica.

Para un presidente de partido es difícil ir contra corriente y creo que es una corriente un poquito más profunda. Estas cosas son populares entre algunos sectores. Las redes sociales estaban llenas de personas que exigían que los socialistas votaran en contra de Vivanco. ¡Por favor! Cuándo llegó a ser la señora Vivanco un personaje tan odioso para la izquierda, no entiendo por qué. Aquí hubo una presión, y muy fuerte, de mucha gente. ¿Debió Álvaro Elizalde haberse opuesto? No fue que él amaneció con la idea de cambiar de opinión y cambió de opinión.

¿Y qué fue lo que pasó?

Siempre tuve la idea de que el PS, como el PPD y la DC, íbamos a votar a favor de Ángela Vivanco, que a muchos no les gustaba esta señora, unos por una razón política, otros por sus opiniones, pero que teníamos la esperanza, como va a haber una renovación de una cantidad de miembros de la Corte Suprema en los próximos años, que esto permitiera abrir la posibilidad de que se consultaran en cada caso personas con inclinaciones distintas y que no viviéramos cosas como las que vivimos cuando se rechazó, al menos dos veces, a Carlos Cerda. Entonces entendí que esa era la razón.

Al respecto, en el gobierno se comentó que esto podía generar un efecto búmeran al PS...

Espero que no. Creo más bien que el error fue que hablamos tanto de esto en los últimos tres meses. ¡Por favor!, si almorzamos juntos todos los miércoles y este tema se ha discutido tantas veces.

¿Qué pasó en el camino?

Que no se aguantó la presión de la gente, lo mismo pasó con las comisiones del gobierno.

¿Se cedió a esas presiones?

Recuerdo muy bien a otros dirigentes del partido, se me ocurren dos en este momento: Ricardo Núñez y Camilo Escalona. A mí me encantaba cómo convencían a la gente de que, a pesar de todo y de las dificultades, lo que había que hacer era esto. No estoy criticando con esto a Elizalde, creo que, en general, uno no tiene que plegarse a todo lo que dicen las redes sociales, (porque) entonces gobernemos con las redes sociales pues.

¿Cómo ve la gestión de Gonzalo Blumel, que ha sido blanco de críticas de la oposición?

Le daría tiempo, va aprendiendo con la experiencia. En mi caso, y de varios más, el que llegó a la Segpres traía un bagaje y una cantidad de años lidiando con la gente. Blumel es más joven, tiene menos experiencia en eso, esperémoslo un poquito, démosle una oportunidad. Me entiendo bien con él, creo que se puede trabajar con él.

¿Y qué le parecen las señales del gobierno de que no todo se tiene que hacer por medio de leyes, que también están los decretos, la vía reglamentaria?

Hay un riesgo, y espero que la oposición alguna vez entienda, y esto no es ninguna novedad, pero parece que a la gente de repente se le olvida que en un régimen tan presidencial como el nuestro, a veces no se necesita el Parlamento. Todo lo que el gobierno necesita es un tercio más uno de la Cámara y el Senado para impedir que le metan goles, pero maneja el presupuesto (...). De pronto, no entenderse con el gobierno a veces es jugar con fuego también. Esto lo vengo diciendo desde el primer día del gobierno: para que el Congreso sea relevante necesita del Ejecutivo, para ser relevante el Ejecutivo no siempre necesita al Congreso.

¿Cree que con este tono la oposición tienta al Ejecutivo a pasar por encima del Parlamento?

A veces con justicia o sin justicia el Ejecutivo tiende a pasar un poco por encima del Congreso…

¿Y que la oposición tienta al gobierno?

Por cierto que lo tienta, hagámoslo por aquí, hagámoslo por allá, nosotros corremos al Tribunal Constitucional y a la Contraloría a decir que eso es pecado. Hay que tener cuidado, el riesgo de gobernar sin Parlamento es una tentación en la que no hay que caer, pero de que se puede hacer, claro que se puede hacer.

¿Cómo ha visto al Frente Amplio en el Congreso?

Es más fácil ser oposición que ser gobierno. El Frente Amplio tiene que acomodarse a que ahora responde por algunas cosas y, para serle franco, creo que en algunos aspectos lo han hecho bien. Han ido a las comisiones presidenciales, no tienen ningún problema. Felizmente, la gente joven que está recién empezando en la política la tiene más fácil. No me quiero quejar, pero me encantó el otro día cuando se constituyó la comisión sobre transparencia, invitaron a Gloria de la Fuente y le preguntaron si le había preguntado a Elizalde y dijo: no, si es una comisión técnica, por qué le voy a preguntar. Yo dije, ojalá le hubiera pedido que me asesorara a mí cuando me pasó esa cuestión (se ríe).

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