Columna de Óscar Contardo: El punto en donde el hilo se corta

Los cuatro años de gobierno de Michelle Bachelet finalizan con una mancha llamada Operación Huracán.



Antes de que la llamada Operación Huracán terminara de desmoronarse, Álex Smith explicó brevemente a los medios el proceso a través del cual fue reclutado por Carabineros para ejercer labores de inteligencia. La historia era simple: Smith había sido profesor de un joven uniformado en una universidad. Era un ramo menor, que el alumno se tomó muy en serio, al punto de acercársele, entablar conversación y pedirle información extra. Era el gesto bienintencionado de un estudiante que se interesa en una materia y busca un guía para profundizar. La historia entra en una curva y acelera cuando ese alumno recomienda al profesor Smith a sus superiores. Según el dizque creador de la aplicación "Antorcha", le bastaron un par de conversaciones y algunos certificados de estudio -que ahora la fiscalía informa que son falsos- para encontrar un puesto y una tarea en la Unidad de Inteligencia Operativa Especializada de Carabineros de La Araucanía. La narración de Álex Smith sugiere que el nombre de la repartición tiene más palabras que la cantidad de requisitos que debía cumplir el "asesor informático" que se encargaría de indagar en casos criminales de relevancia nacional.

Estoy casi seguro de que hasta antes del relato de Smith, el más desprevenido de los ciudadanos habría pensado que una repartición policial que lleva la palabra "inteligencia" en su descripción de tareas tenía un sistema de reclutamiento de expertos algo más sofisticado que un trato de palabra o una mera gauchada entre dos cercanos que se tienden la mano para salir de un apuro. En una época en la que se exigen entrevistas psicológicas hasta para apretar un timbre, resulta insólito que una persona con evidente tendencia a las descripciones fantasiosas de sus propias capacidades pasara el cedazo que debería existir en estos asuntos. El rol de Álex Smith era el de un asesor que cumpliría labores en una zona con una crisis profunda que afecta la convivencia de sus habitantes, una región en donde se han cometido crímenes espantosos -como el asesinato de dos ancianos- y en donde el Estado ha elegido la ruta más torpe para acabar con el conflicto: mantener el orden ejerciendo la acción policial represiva. Esta fórmula, lejos de acabar con el conflicto, lo ha transformado en una herida crónica que supura por todos sus bordes.

En el plazo de un par de semanas nos hemos enterado de que Smith inventó dos programas que, según todo indica, no existen y que fue contratado por destrezas y conocimientos que no tiene. La suma de antecedentes continuó este viernes, cuando La Tercera publicó que, según Smith, la institución le había pedido su colaboración para asuntos tan delicados como la investigación de la carta-bomba enviada al economista y presidente del directorio de Codelco, Óscar Landerretche, y las pericias sobre una posible internación de armas desde Argentina. El caso de las armas habría sido la causa del viaje que hizo el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, a Buenos Aires en septiembre. El subsecretario habría llevado como pruebas del supuesto tráfico los hallazgos que Álex Smith había logrado a través de un programa trucho. Ahora, el señor Aleuy asegura que todas las notas de prensa de Chile y Argentina que informaron sobre el motivo de su intempestivo vuelo estaban equivocadas; dice que no viajó por lo que se dijo que viajó, tampoco llevó como evidencia los datos de Smith. Luego de transcurridos cinco meses, Mahmud Aleuy corrige a la prensa y revela que la verdadera razón para reunirse con Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad transandina, había sido la visita del Papa Francisco. Haberlo dicho antes.

Este miércoles, Marisa Navarrete, la abogada que ejerce la defensa de los carabineros involucrados en la Operación Huracán, anunció que abandonaba el patrocinio de Álex Smith. Sólo representará a los oficiales de Carabineros comprometidos. En tanto, el general Gonzalo Blu, el jefe nacional de Inteligencia de Carabineros, que en una conferencia de prensa se enfrentó al Ministerio Público, anunció que se iba de vacaciones. Álex Smith -un civil a quien "alguien" puso irresponsablemente en medio de todo- ha quedado solo, dando la cara por uno de los episodios institucionales más graves y bochornosos de la década.

Los cuatro años de gobierno de Michelle Bachelet finalizan con una mancha llamada Operación Huracán. Será el legado ingrato que nos recuerde el punto en donde el hilo se suele cortar cuando nadie asume la responsabilidad que va de la mano con el cargo que ejerce. El límite superior en donde se refugian los intocables y reina la impunidad.

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