Marcelo Mena: "Los ambientalistas nunca están conformes... incluido yo"

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A días de asumir su próximo desafío en el Banco Mundial en Washington, el todavía ministro dice que Medio Ambiente pasó a ser una cartera transversal para las políticas públicas y que el país hoy es líder mundial en términos de conservación. Asegura que hizo "lo correcto" con el proyecto Dominga y reconoce como una deuda pendiente no haber sacado adelante el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas.


La última semana de Marcelo Mena como ministro de Medio Ambiente fue bien movida. El lunes empezó a sacar sus cosas de la oficina de calle San Martín y llegó a su casa a hacer la maleta, porque viajó temprano el martes a México para participar en la World Ocean Summit, que organiza la revista The Economist, donde recibió el reconocimiento Pew / Oceans Unite por los avances logrados en conservación oceánica. En esa conferencia se reencontró con Sylvia Earle, la legendaria oceanógrafa que había estado una semana antes en La Moneda, en la ceremonia donde se firmaron los decretos de cuatro nuevas áreas marinas protegidas y del Parque Nacional Pumalín. Mena fue el ministro más aplaudido en el Patio de Los Naranjos.

"Nunca esperé ser subsecretario ni ministro, y menos ser considerado un buen ministro. Que la Presidenta haya tenido tanta convicción en estos temas me da mucha satisfacción", afirma. Según la última encuesta Cadem, el cuatro por ciento de los chilenos considera que el cuidado del medioambiente es el legado más importante del gobierno, después de temas como la gratuidad universitaria o la despenalización del aborto. Mena dice que no es un porcentaje alto, "pero pensar que medioambiente sea considerado siquiera como uno de los legados es súper importante y una agradable sorpresa".

En su último lunes de trabajo sesionó el Consejo de Ministros que analizó uno de los temas que cruzaron su gestión: la posibilidad de crear el Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos del Archipiélago de Humboldt en la zona de La Higuera e Isla Chañaral, donde se pretende instalar el proyecto minero-portuario Dominga. "Llegamos a un acuerdo unánime con el Consejo de Ministros de aprobarla. Es un diseño que permite focalizar la protección de las especies de la zona con otras actividades", explica.

¿El área marina consensuada excluye la instalación de un puerto como el de Dominga?

No, no tiene la finalidad de bloquear ninguna actividad y la misma empresa apareció en la prensa en enero diciendo que le interesaba impulsar un área marina costera protegida de múltiples usos. Si hubiéramos querido buscar un bloqueo habríamos propuesto un parque marino, que no permite ninguna actividad.

¿Siente alguna responsabilidad por dejar ese proyecto en manos del próximo gobierno?

No, al contrario. Lo que hizo el Ejecutivo fue rechazar el proyecto por razones técnicas muy fundadas y hay instancias judiciales que tienen su propio timing. Hicimos un téngase presente al Tribunal Ambiental, diciendo que no había que llegar necesariamente a una conciliación y que ese proceso carece de participación ciudadana y trata de hacerse cargo de problemas que le corresponden al Sistema de Evaluación Ambiental, tal como lo establece la ley. Eso no cambia con el nuevo gobierno.

Si en el próximo gobierno se le da luz verde a ese proyecto, ¿sería una derrota?

Es bien difícil que pueda dirimirse en estos próximos años, porque quedan instancias judiciales mayores. Como ministro, no siento que pude haber hecho más, al contrario, hicimos lo que era correcto: revertir una aprobación basada en informes técnicos incompletos con nuevos antecedentes muy sólidos que daban cuenta de que el proyecto no se hacía cargo de los impactos ambientales.

Una revancha

Marcelo Mena (42) es ingeniero civil bioquímico y doctor en Ingeniería Ambiental de la Universidad de Iowa. Fue director del Centro de Sustentabilidad de la UNAB y en el primer gobierno de Bachelet ocupó el cargo de "gerente del aire", pero sólo duró dos meses. Suele moverse por Santiago en bicicleta y su perfil ciclista y anticontaminación le valió el apodo de "el hombre cero emisión". Está casado con la socióloga Loreto Stambuk, es padre de tres hijos y en el patio de su casa hay más de diez bicicletas de todo tipo. En 2014 asumió como subsecretario del ministerio liderado por el DC Pablo Badenier. Tres años después, en marzo de 2017, pasó a ser ministro, cuando Badenier dejó el gabinete para trabajar en la campaña presidencial de Carolina Goic.

Usted fue gerente del aire y duró poco. ¿Qué lo hizo aceptar esta vez?

Saber que había un proyecto en el que iba a estar más empoderado y encontrarme nuevamente con Ana Lya Uriarte, que es una gran aliada en estos temas, porque entiende de esto. Trabajamos juntos en temas como los planes de adaptación al cambio climático. Fue una mucho mejor experiencia.

¿Lo siente como su revancha?

Sí, especialmente cuando escuchaba que el gerente de aire se había hecho humo. Es una satisfacción profesional haber trabajado más de 10 años en temas de calidad del aire, tuvimos importantes avances en planes de descontaminación y bajamos los niveles de polución de Santiago a mínimos históricos.

¿Qué fue lo mejor de ser ministro?

Escuchar a la Presidenta decir que Medio Ambiente dejó de ser un tema sectorial, sino que es algo transversal en la política pública. Ese es el sueño de toda persona que trabaja en esto.

¿Qué aprendió en este rol?

Que los ambientalistas nunca están conformes, incluido yo, que tampoco estoy conforme con lo que he logrado. Tenemos poca capacidad de celebrar los triunfos. Piensa en todos los proyectos emblemáticos que tuvieron su fin: HidroAysén, Pascua Lama, Dominga…

¿Siempre aparece un nuevo frente?

Muchos ambientalistas no están diseñados para la paz y creo que es bueno que empecemos a construir las bases de un desarrollo sustentable, sabiendo que hay muchos conflictos por delante. Me quedo con la frase que un ministro alemán dijo en la OCDE: "Uno puede lograr lo que uno quiere si está dispuesto a que alguien más se lleve el crédito".

¿Por qué le gustó esa frase?

Entender que esto no se trata del ego, sino de cómo construimos algo por el bien común es clave para triunfar en los temas ambientales. Tú requieres que los otros sectores se hagan parte de tus batallas. Trabajamos mano a mano con el Ministerio de Bienes Nacionales para crear la Red de Parques de la Patagonia, con los de Economía y de Relaciones Exteriores para las áreas protegidas, y tuvimos una Jefa de Estado que lideró la promesa de un desarrollo sustentable.

¿Cómo era su relación con Pablo Badenier cuando él era ministro y usted era subsecretario?

Muy buena. Él tuvo un liderazgo político súper importante para lograr el plan de descontaminación de Santiago, la prohibición de la leña y la restricción vehicular, y yo lo apoyaba técnicamente.

¿Cómo se explica usted que lo atacara en Twitter cuando le dijo "Tú no diseñaste el impuesto verde"?

Quizás él no sabía que eso viene de muchos años de trabajo con Michel Jorratt (ex director del Servicio de Impuestos Internos), que ingresó al programa de primera vuelta de Michelle Bachelet y después lo trabajamos con Andrés Velasco. La parte del NOx es mía y eso lo sabe toda la gente.

¿A qué atribuye ese tuit?

No sé, sinceramente. No he conversado con él, trabajé con la mejor voluntad y tengo buena opinión de lo que avanzó Pablo. Eso ya pasó, cada uno tiene sus ofuscaciones personales en algún momento.

Badenier también criticó el rol del Comité de Ministros en el rechazo a Dominga. ¿Le sorprendió?

No, porque él tenía su posición respecto del proyecto.

¿Estaba a favor?

Sí, creo que estaba a favor.

¿Por qué los ministros DC como Badenier, Luis Felipe Céspedes o Jorge Rodríguez Grossi estaban a favor del proyecto?

Siempre hay algo de ideología en esto. Son visiones distintas. Yo tengo la visión de un desarrollo sustentable, progresista, moderno... Pero no sabría explicar su posición.

¿Cómo explica que en ese episodio la Presidenta lo respaldara a usted?

La Presidenta tiene una visión de desarrollo sustentable que viene desde hace mucho tiempo y quizás algunos no le estaban tomando atención a eso. Ella tuvo un voto de rechazo contra el proyecto Pascua Lama en su momento. Ella sabe que hay que tener una mirada de largo plazo, porque el corto plazo es pan para hoy y hambre para mañana.

Pero el portazo que le pegó al comité económico sorprendió al país.

En la suma y la resta, el país estuvo de acuerdo con lo que ocurrió, porque la promesa de desarrollo sustentable no estaba siendo cumplida y a veces se hacían proyectos a costa de las comunidades y no con las comunidades. Es más, el sector ambiental aumentó su aprobación del 29% al 56% en la Encuesta Nacional de Medio Ambiente, por lo tanto Chile piensa que su decisión de apoyarme públicamente en ese momento fue correcta y la decisión del Comité de Ministros, también.

A propósito de la creación de los parques, ¿tiene el Estado la capacidad para administrarlos?

No todavía. Vamos a aprender mucho de los Tompkins en eso y es necesario que se impulse el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Quizás nuestra mayor deuda es que no pudimos sacar ese proyecto de ley para haber concluido el diseño de la institucionalidad ambiental. Nos faltaron un par de meses.

¿Por qué se han vuelto tan relevantes las campañas de las ONG para hacer conservación?

Nos sirvió mucho ocupar la capacidad de las ONG para levantar los informes técnicos que cuestan mucha plata, mucho tiempo y mucha ciencia. Nuestra fortaleza fue identificar y ordenar su ímpetu. Con Pew trabajamos en Isla de Pascua; con Oceana y Nat Geo, en Juan Fernández y Cabo de Hornos; con WCS para Seno Almirantazgo, y para Tortel con Oceana nuevamente.

¿Tiene el Estado esa capacidad hoy?

No hay ningún Estado en ninguna parte del mundo que tenga la capacidad de estas ONG, que tienen campañas multimillonarias.

Los nuevos desafíos

Mena partirá la segunda quincena de marzo a radicarse a Washington para asumir como gerente de Innovación y Mercados de Carbono del Banco Mundial. Asegura que no se le pasó por la cabeza quedarse en el país para aprovechar su incipiente capital político, porque antes que eso está su perfil técnico. "Estoy para proteger el medioambiente en Chile, en Estados Unidos o donde sea. Chile es un ejemplo que tiene que propagarse por el mundo".

Otro tema ingrato que debió hacer frente en sus últimos días como ministro fue su bitácora de viajes. Según publicó ellibero.cl, en sus primeros nueve meses de gestión realizó 11 viajes al extranjero que lo tuvieron -dice ese medio- 45 días fuera del país. "Lo encuentro una exageración. Cuando se quiere atacar a las personas se buscan cosas que no son de fondo. Todos los ministros de Medio Ambiente viajan mucho, yo viajaba a más de una ciudad tratando de ser eficiente, durmiendo muchas veces en el avión, y la cantidad de viajes se condice con lo que yo ya hacía como subsecretario y como ministro".

¿Viajó o gastó más de lo que debería?

Yo creo que viajé menos de lo que viajan los ministros de Medio Ambiente en general. Las negociaciones internacionales son muy importantes y está en juego el desarrollo de la humanidad, como en el caso del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Además, mucha gente no tiene claro que yo viajo en económica y no en business, que me corresponde por el cargo, y que cobré menos viáticos.

Agrega sobre ese punto: "No tenemos que ser chaqueteros y sí reconocer que este gobierno tuvo una gestión ambiental que fue reconocida en el mundo. El próximo gobierno se va a beneficiar de ese prestigio".

Sobre la nueva ministra Marcela Cubillos, dice Mena: "Ella tiene todas las condiciones para ser una gran ministra y le deseo lo mejor. Chile está a la vanguardia y no hay ninguna razón para revertir estos avances que hemos logrado como sociedad, donde existe un consenso de que el desarrollo sustentable es un imperativo".

El nuevo gobierno planea modificar el Sistema de Evaluación Ambiental. ¿Cree que lo convierta en un fast track de proyectos con el objetivo del crecimiento?

No va a ser un fast track. El país ya se dio cuenta de que ese camino no era posible y hoy existen instancias judiciales que resguardan el tema ambiental. Los problemas ocurren cuando no existen etapas tempranas de participación ciudadana ni un análisis especial de evaluación ambiental estratégica.

¿Cuáles deberían ser las prioridades de la ministra Cubillos?

El Servicio de Biodiversidad y los temas de contaminación atmosférica, que siguen siendo muy importantes. Tendrá un desafío fundamental con el tema de la basura, que es una discusión donde todavía nos falta madurez como país. Nosotros sacamos una Política Nacional de Residuos (2018 – 2030), pero es importante avanzar hacia los problemas estructurales de la basura. También se debe establecer la contribución nacional a la nueva política de cambio climático. Desde mi nuevo cargo voy a estar disponible para apoyar que siga Chile teniendo mayor ambición, tanto en la acción climática como en la protección ambiental.

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