Una de las últimas entrevistas de María Martha Serra Lima, en el programa argentino Infama, fue reveladora: "O me opero o no camino más. Tengo miedo, son operaciones muy difíciles, yo no tengo 15 años y uno siempre tiene miedo. Si me salvo de las intervenciones lo peor viene después, que es la rehabilitación (…)". Y así fue: la cantante no pudo con el post hospitalario, y debido a las complejidades de las dos cirugías a la espina dorsal que enfrentó a fines de septiembre, murió a las 02:30 de ayer, en la unidad de terapia intensiva en un hospital de Miami, ciudad en donde residía hace más de 30 años.
La artista de 72 años sufría hace años fuertes dolores en las piernas y espalda que le impedían caminar con normalidad. A pesar de esto, siguió con sus presentaciones en todo el continente por la celebración de sus 40 años de carrera, que la trajeron incluso a Chile en mayo pasado al Teatro Nescafé de las Artes. Pero fue en el último tiempo que los malestares se hicieron insostenibles. "Teníamos muchas fechas (por el mundo) que debimos cancelar por su problema de columna", cuenta su booking manager, Marita Guercio.
En Chile, Serra Lima tuvo una presencia importante a lo largo de las últimas décadas. José Alfredo Fuentes compartió con ella en los años 80, cuando la presentó en más de una ocasión en el Casino de Viña, y en la siguiente década, en su programa Venga Conmigo. "Se notaba que estaba muy clara en las necesidades que puede tener un cantante para desarrollar un espectáculo, pero siempre lo pidió de muy buena manera, no era para nada diva, era muy amorosa, humilde y sencilla. Y aparte de eso, una excelente cantante con un registro muy bonito, una voz bellísima, con un estilo muy personal", recuerda el "Pollo" Fuentes.
Con ese rango vocal contralto fue que se ganó el respeto como una de las mejores intérpretes de baladas de su generación. Voz que recién pudo mostrar en sociedad a los 33 años, ya que tuvo que esperar la muerte de su padre y el divorcio de su primer esposo para tener la libertad de cantar.
Con su primer disco homónimo, lanzado en 1978, logró disco de oro en Argentina. Pero fue con su tercer material Entre nosotros (1980), que comenzó su despegue, con el éxito Dudo lo que pasa. El contexto era propicio, ya que entonces la canción romántica femenina gozaba de enorme popularidad en todo el continente con interpretes como Rocío Dúrcal, Paloma San Basilio o Rocío Jurado.
Pero fue con el bolero que su figura se agigantó. En esto su sociedad con el trío mexicano Los Panchos fue vital. Con ellos se despachó primero el disco Esencia romántica volumen I (1981), llegando hasta un tercero lanzado en 1998. Algo contigo o Voy a perder la cabeza por tu amor son algunos de los mayores hits que se encuentran en los álbumes.
"Cuando se grabó el disco Esencia romántica volumen I, vendió en el primer tiro 800 mil copias. Realmente es una cifra muy importante en aquella época, inclusive en esta, y bueno, después de ahí se hizo muy conocida y viajó por varias parte de América. Y se quedo en Miami, que la querían mucho, y la querían en todos lados", cuenta Rafael Basurto de Los Panchos.
Tras su éxito comenzó su larga estadía en Miami, desde donde apuntó su conquista a todo el continente y Europa. En total llegó a lanzar más de 40 discos, convirtiéndose en la artista más vendedora de Argentina.
De personalidad fuerte, en cada visita a Argentina sus declaraciones remecían. Sobre su legado, Basurto opina: "Es un ícono dentro del bolero en América. Ella quedará en el recuerdo de muchas personas que se enamoraron con nuestros boleros. Ayudó a renovar el bolero".
Fuentes complementa: "Ella cantaba de todo, baladas, boleros, y su timbre de voz es inconfundible. Vino a representar a todas las mujeres, de que no es necesario tener un cuerpo excepcional para poder cantar. Simplemente el talento es lo que la gente recibe mejor".