Anton Corbijn y una película de Depeche Mode como oda a sus fanáticos

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El film se aleja totalmente de lo biográfico y pone bajo la luz a seis seguidores alrededor del mundo, cuyas increíbles historias están inevitablemente marcadas por los británicos en temas tan importantes como la política, la familia, la salud, la sexualidad e incluso la capacidad de recordar.


No han pasado más de 30 minutos de película y el espectador conoce a Carine Puzenat, una chica que a simple vista no tiene nada extraño o extravagante que mostrar. Vive en Francia junto a sus hijas, y tiene una vida bastante común. Entonces comienza la revelación. A los 25 años tuvo un accidente de auto que la dejó en coma por varias semanas. Al despertar, no pudo recordar nunca más nada de su vida anterior, 25 años se habían desvanecido por completo. Todo menos una importante excepción: ella recordó a Depeche Mode.

Spirits in the Forest es, en esencia, esa y otras cinco historias de personas comunes y corrientes que solo están unidas por su amor a Depeche Mode. Es un documental de la importancia de la banda, contada desde fuera hacia adentro.

Sin haber sido extremadamente promocionada, Spirits in the Forest llegó a los cines de todo el mundo el 21 de noviembre de 2019. La cinta, se supone, en un principio iba a retratar los últimos dos conciertos de la gira Global Spirit Tour, realizados en Berlín, Alemania, como una película convencional de recital en vivo. Algo que ya se había hecho antes en la larga carrera de los británicos en piezas audiovisuales como Depeche Mode: one night in Paris, en 2001. Pero la realidad es que esta entrega es mucho más que eso.

La mirada de Anton Corbijn

Anton Corbijn, el director de este documental, ha estado vinculado a Depeche Mode desde mitad de los 80. El director, fotógrafo y creativo visual holandés llegó en una era donde Depeche estaba formando un nombre importante en la escena musical, sin embargo, le faltaba la estética.

Luego de su sexto álbum de estudio, Black celebration, en 1986, Corbijn llegó a la banda para dirigir su videoclip "A question of time", el primero de prácticamente todo el resto del repertorio de Depeche hasta el día de hoy. El concepto era sencillo: menos era más, y la simpleza le daría el misticismo correspondiente para crear una potente imagen humana. Y así lo consiguió.

La música de Depeche Mode siempre tuvo un tono fílmico que Anton pudo llevar con excelencia, haciendo el trabajo que faltaba: lograr una imagen que fuese reconocida a nivel mundial y un mensaje que resonara con la audiencia a nivel visual, mucho más allá de las barreras del lenguaje, y que ese fuese el camino de entrada para lo que sucedería en el futuro: Dave Gahan, Martin Gore, Andrew Fletcher y —en ese entonces— Alan Wilder, se quedarían en la memoria colectiva de una generación. Así es como la mayoría de los fanáticos del filme llega por primera vez a la banda, sin importar su procedencia o edad.

Más que música

El lenguaje universal de lo estético llamó la atención, pero lo que realmente hizo que Depeche Mode entrara a las vidas de estas seis personas fueron sus vivencias personales, las que se reflejan en sus vanguardistas letras y se interponen en el filme como partes del concierto realizado en Berlín, clips que no tienen nada que envidiarle a otros conciertos en vivo que han sido grabados para la pantalla grande.

Segundo ejemplo: Daniel Cassús, brasileño, cuenta cómo estuvo la mitad de su vida siendo reprimido en su casa por su familia y por la conservadora sociedad de Brasil en los 90. Los problemas que enfrentó siendo homosexual en el barrio de su infancia se extrapolan con el potente mensaje de "Walking in my shoes", canción que Gahan canta con la misma energía desde su lanzamiento en 1993 hasta en la última gira, la misma que los trajo a Chile el año pasado.

El impulso de esas frases de entendimiento junto a las gráficas de la gira Global Spirit Tour, que muestran a una mujer transexual arreglándose para salir, son el cable conector de la historia de Daniel y la historia de la banda, que a medida que avanza, se impone e impresiona a la industria musical.

Así mismo se da a conocer el caso de Christian Flueraru en Rumania, quién, debido al régimen comunista totalitario instalado en los 80, tenía prohibido escuchar música que no fuese la del régimen, teniendo que escuchar a Depeche Mode desde cassettes que eran traficados clandestinamente en tiendas locales. En ese entonces no podía acceder a la traducción de las letras, pero la música lo cautivó de la misma forma que cuando al final se enteró, un poco más tarde, que ya había estado cantando canciones revolucionarias sin darse cuenta.

Para ese momento, el filme muestra la versión en vivo de uno de sus últimos singles: "Where's the revolution".

Canciones de fe y devoción

La lista, en una hora y 35 minutos de film, sigue y sigue. Una joven de Mongolia que aprendió a hablar inglés y a soñar una vida mejor a través de Depeche Mode, una mujer que busca refugio en las canciones de Martin Gore al enterarse que tiene cáncer y un hombre en Colombia que recuperó la relación con sus hijos cuando pensó en hacer un grupo tributo a la banda con ellos.

Son pasajes de la vida convertidos en canción los que alejan este documental del género convencional de concierto grabado. Todo tiene una razón de ser, y está mezclado con el simple hecho de existir. Existir en un lugar donde habita la música que habla de relaciones rotas, diversidad, descubrimiento y revolución.

Es una visión comprobada por el mismo director. Corbijn lo explica en una entrevista con Forbes: "Dave y todos los miembros de la banda estaban muy interesados ​​en hacer Spirits in the Forest sobre los fanáticos. Algunos de estos fans han estado con ellos desde el principio y han evolucionado a medida que la banda ha evolucionado. Muchos, sin embargo, son más jóvenes y son fanáticos porque la banda les habla en sus canciones sobre temas que atraen a todas las edades: vida, muerte, religión, sexo, desesperación y esperanza".

La manera en que está construido el relato no solo lo hace excitante de ver, lleno de paisajes, realidades e idiomas diferentes, sino que también crea en el ambiente el entusiasmo inicial de quien va al cine a querer encontrarse con su banda favorita en vivo. El concierto está grabado en Berlín el 23 y 25 de julio de 2018, en el amplio anfiteatro Waldbühne, frente a más de 22 mil asistentes por noche.

El sonido envolvente que lleva a las salas completas a cantar es el mismo que los seis protagonistas de esta historia disfrutaron esos días. Ellos fueron invitados por la producción a culminar su viaje personal en ese momento de catarsis, al igual que cada fanático de Depeche Mode, que con fe y devoción en la banda que les cambió la vida, llegaron al cine a reencontrarse con ellos mismos, y cantar una vez más y más fuerte a su Jesús personal.

*Spirits in the forest es un documental de Depeche Mode exhibido en cines a nivel mundial el 21 de noviembre de 2019. Si bien se espera que esté disponible en alguna plataforma streaming, aún no existe una fecha exacta de estreno.

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