Catalogado como el rey de las series de procedimiento, Dick Wolf en febrero logró un millonario acuerdo para extender su vínculo con Universal TV. Poco antes que, con el endurecimiento de las medidas de distanciamiento social, su sello se propagara por más televisores en el mundo, encendidos con cualquier derivado de Chicago, La ley y el orden y, recientemente, FBI. Un despliegue creativo que Julian McMahon (51) llama “el universo Wolf”, como si fuese un símil de los superhéroes de Marvel pero con detectives, bomberos y doctores.

“He visto La ley y el orden desde que tengo memoria. Es genial poder trabajar con el tipo que ha estado haciendo muy bien esto durante tanto tiempo”, dice el australiano, a partir de FBI: Most wanted, el último spin-off de las creaciones del guionista (jueves a las 21 horas por Universal TV), donde interpreta al agente Jess LaCroix, el jefe de un equipo especializado en capturar a los tipos más buscados del país.

“La definición de este personaje me pareció fascinante”, afirma sobre su rol, un viudo que “en su trabajo ve lo peor de lo peor de la humanidad y en la noche se va a casa y le da un abrazo a su hija. Pensé que realmente estaba bien ejecutado este equilibrio entre el mundo de Dick Wolf, en compañía de esta estupenda comprensión del personaje”.

Quien hace 15 años fuera el Dr. Doom en Los 4 Fantásticos, denomina a la serie “una especie de testamento del héroe de todos los días. No tengo nada contra los superhéroes, pero más héroes normales sería genial”.

Mientras con los años el dominio de Wolf no ha decaído, McMahon tuvo su cúspide en los 2000 con la serie en la que interpretaba al cirujano Christian Troy, por la que estuvo nominado a los Globos de Oro. Situado hoy en otra era, comenta: “Recuerdo que cuando comenzamos Nip/Tuck, todos pensaron que era imposible tener éxito. Traspasamos los límites. Fue genial formar parte de la evolución de la TV”.