Michel Franco: “Mi película Nuevo Orden habla de que el status quo es insostenible y urgen cambios sociales”

Una de las escenas culminantes de Nuevo orden, de Michel Franco, con el centro de Ciudad de México devastado por una revuelta popular.

El controvertido filme que ganó el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Venecia inaugura hoy el Festival de Cine de Viña del Mar y su director echa luces sobre una distopía que ha sido relacionada con las movilizaciones sociales en Francia, Estados Unidos y Chile.


Hay tres películas que el director mexicano Michel Franco (1979) menciona con bastante rapidez cuando se le pregunta por sus influencias: Los olvidados (1950) de Luis Buñuel, La naranja mecánica (1971) de Stanley Kubrick y Las alas del deseo (1987) de Wim Wenders. Hasta ahora era posible hallar rasgos de las dos últimas en un cine que privilegia situaciones límite y una puesta en escena íntima y entre cuatro paredes.

Con su quinto largometraje, Nuevo orden, Franco ha hecho entrar al maestro español a sus imágenes, aunque sólo sea para hablarnos de una sociedad sin salida. Ambientada en la misma Ciudad de México donde Buñuel relató hace 70 años las vidas a la deriva de Pedro, El Jaibo y Ojitos, Michel Franco propone una historia de progresiva insurrección popular contra un orden donde el privilegio de pocos es la pesadilla de muchos.

Pero Franco es un cineasta del nuevo milenio y no está para arengas revolucionarias: el eventual nuevo orden que se cuece en esta olla probablemente será un mal sueño dentro de otro.

La trama parte en una fiesta de matrimonio en un barrio acomodado de Ciudad de México. Un ex sirviente llega a la mansión a pedir ayuda para pagar la operación de su esposa y la única que le presta atención es Marianne (Naian González Norvind), la novia de la fiesta, quien decide socorrerlo.

En una hora y media, Franco desarrolla una historia que viaja desde los sectores pudientes a los más humildes, pero dónde no hay complacencia ni con ricos ni pobres.

Esta mirada sin contemplaciones desató la polémica entre quienes vieron el tráiler promocional en México y lo calificaron de racista y clasista. Aún así Nuevo orden se estrenó allá el 22 de octubre en el primer lugar de la taquilla y con el aval del Gran Premio del Jurado del Festival de Venecia 2020.

Hoy a las 21.30 horas, la cinta inaugurará el Festival de Cine de Viña del Mar, que irá hasta el miércoles 11 en forma online y gratuita. El encuentro es organizado por la Municipalidad de Viña del Mar y La Universidad de Valparaíso.

Michel Franco, conversa con La Tercera por teléfono desde México.

¿Cuándo empezó a trabajar en Nuevo orden?

En el 2014, cuando estaba rodando Chronic con Tim Roth. Le comenté que teníamos que hacer alguna película acerca del aumento de la xenofobia y la ultraderecha en Europa por la crisis migratoria. Pero rápidamente desvié mi atención a mi país y nuestros problemas, gatillados sobre todo por la enorme desigualdad social. El rodaje lo finalizamos a inicios del 2019 y en la posproducción comenzamos a ver lo que pasó con los chalecos amarillos en Francia o con las revueltas en Chile. A mi juicio, Nuevo orden habla fundamentalmente de que hay un status quo que es algo insostenible y de que urgen cambios urgentes en el mundo.

¿Qué tan lejos estamos de una película que usted ha llamado distopía??

En el fondo la película no plantea nada nuevo. En México, la violencia se ha normalizado. Y sin ser un experto en Chile, sé que la dictadura militar marcó mucho la historia del país. La poca esperanza que yo puedo depositar en la película es la reflexión que puede hacer el espectador al verla. Se trata de no tropezar con las mismas piedras y de que la gente aprenda de lo que ha pasado no sólo en Chile, sino también en Perú o en Argentina. México se ha salvado algo, pero el grado de militarización que vive este país es demasiado..

¿Qué opina de las críticas que calificaron al filme de racista?

Vienen antes que nada de personas que ni siquiera han visto la película entera y hablan a partir del tráiler. En Nuevo orden muestro en primer lugar a una familia muy acomodada donde se celebra una boda fastuosa mientras el país se cae a pedazos. Al mismo tiempo utilizan esta celebración para hacer sus negocios corruptos, son profundamente machistas, no respetan a Marianne, que es quien se está casando y se drogan en medio de la fiesta. En medio de todo, su hermano (Diego Boneta) recibe a un viejo sirviente y lo trata muy mal. Así es que no, no creo ser benevolente al retratar a la clase alta de México. Lo que pasa es que tampoco me quise ir por el camino fácil de victimizar a los pobres. No hubiera sido una película muy interesante. Lo que hace Nuevo orden es mostrar el caos y apuesta a la inconformidad y a decir que las cosas deben cambiar. La película es un acto político, pero no es partidista.

Hay escenas de saqueos en tiendas durante las revueltas, ¿Critica la importancia del dinero en perjuicio de los ideales?

Completamente. Más allá de ciertos valores o ideales, el dinero es lo que en gran parte mueve a nuestra sociedad. Eso lo muestro en las escenas de la fiesta, donde nadie a excepción de Marianne ayuda a su ex sirviente, a pesar de que el dinero les sobra. Y, claro, están las escenas de las personas que corren con televisores de plasma, algo que se vio en Chile, pero que también presenciamos en algunas revueltas del Black Lives Matter, que empezó por una causa justa en EEUU. Hay que acordarse de que las protestas en Los Angeles llegaron hasta Beverly Hills con gritos como Eat the rich! Pero bueno, sólo significa que hay cansancio con ese uno por ciento que parece disfrutar de todo, mientras el resto del planeta sólo tiene carencias.

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