La Excavación: la historia real tras la cinta de Netflix que hermana romance y arqueología

La plataforma estrenó a fines de enero una cinta basada en un hallazgo arqueológico que cambió la percepción que los británicos tenían de su propia sociedad. Todo ello en el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Aquí, los hechos que inspiraron a la producción.


Historia, geología, romances y aventuras. Un cóctel que durante décadas encantó al cine de Hollywood, esta vez adquiere una nueva forma a través de “La excavación” (“The dig”), un notable drama histórico que llegó al catálogo de películas de Netflix, basado en una novela escrita por John Preston en 2007 y que también hace foco en una historia real y bastante llamativa de un hallazgo arqueológico en Sutto Hoo, Reino Unido, en 1939.

Esta cinta, dirigida por Simon Stone, director y escritor suizo, lleva a recordar otras producciones británicas, como “El paciente inglés” (1996) o “El discurso del rey” (2010)”, por lo que cuenta con múltiples elementos que justifican su escalada dentro de lo más visto de la plataforma tras su estreno el pasado 29 de enero.

Todo parte en el condado de Suffolk en1939, donde una viuda millonaria llamada Eddy Pretty - interpretada por Carey Mulligan- vive en una mansión ubicada en un terreno que luce diversos montículos funerarios. Ella contrata a un excavador autodidacta, Basil Brown -personificado por Ralph Fiennes- para que desentierre el supuesto tesoro que se encuentra en su fundo. Ahí aparece un barco funerario del siglo VII, lo que revela una desconocida parte de la historia de Inglaterra.

En la vida real, en las postrimerías de los años 30 y en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, los personajes verídicos, Eddy Pretty junto a Basil Brown, desenterraron un total de 263 objetos, entre los que había armas, cubiertos de plata, hebillas de oro, monedas y un casco decorado con piedras preciosas, posiblemente el objeto más célebre del lote. Ellos creían que todo eso pertenecía a un asentamiento vikingo, pero más tarde se determinó que era de la época anglosajona. Se desconoce aún de quién era esa ostentosa tumba, pero algunos historiadores se han aventurado a afirmar que era la de Redvaldo de Estanglia, que reinó entre de 599 d.C a 624 d.C.

Las reliquias originales aún reposan en el museo britanico, según explica la BBC, en un descubrimiento denominado “el Tutankamón británico”, por la importancia que tuvo para la arqueología inglesa en 1939. Fue una suerte de quiebre para la disciplina en el país, ya que se descubrió “un asombroso barco de 27,4 metros, lo suficientemente grande como para acomodar hasta 20 remeros a cada lado”.

En National Geographic describen este hecho como la evidencia de la primera sociedad guerrera de Inglaterra y se cargó de simbolismo cuando Gran Bretaña declaró la guerra a la Alemania Nazi en ese mismo tiempo. Un dato relevante de este hecho fue que, para mantener los objetos a salvo durante la Segunda Guerra Mundial, los almacenaron bajo tierra en los túneles del sistema ferroviario de Londres. Sutton Hoo sigue siendo, aún hoy, un lugar de excavación y lleno de tesoros por descubrir.

Una trama intensa

Pero no todo es palas, picotas y excavar. “La excavación” tiene mucho de romance, porque al mismo tiempo del descubrimiento del “tesoro” también va presentando los sentimientos de sus dos protagonistas. Y a pesar de la llegada de otros personajes, lo que puede suponer un cambio en la historia, eso finalmente no ocurre.

De la misma manera, con la aparición del barco fúnebre, se incluyen al rodaje Ken Stott, dándole vida a Charles Phillips, un erudito que solo busca arrebatar el control del descubrimiento para llevarse todos los méritos y desacreditar a Brown. También un matrimonio entre Stuart Pigott (Ben Chaplin) y Peggy (Lily James), quienes formarán parte del equipo de trabajo y en dicho lugar descubren que su relación está deteriorada.

La cinta también ha sido destcada por su belleza visual, demostrando el cuidado que Stone tuvo en la obra, con colores y fotografías idóneos para destacar el ambiente de una Inglaterra a finales de los años 30 en pleno conflicto bélico.

Según algunos medios especializados, el trabajo de los protagonistas también es bastante sólido: Mulligan y Fiennes se muestran en su mejor momento como profesionales durante los minutos de melodrama, debido a su formas de compaginar romance, comedia y arqueología: una receta a momentos abandonada por la industria audiovisual, pero que aquí vuelve a brillar con emoción y rigor histórico.

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