Un aroma fue lo que le disparó la idea de una novela a Daniela Catrileo (36). “Fue lo primero con lo que empezó a tejerse la idea de escribir”, comenta a Culto sentada en la terraza de un hotel, en Santiago centro. “Coincide con ir a vivir cerca del mar, es el olor a humedad. Se fue transformando a medida que lo asume un personaje, que es la narradora. Pero obviamente no es el mismo olor que yo sentía, eso desencadenó una obsesión”.

Y esa obsesión cobró forma en poco más de 250 páginas. Se llama Chilco, publicada por Seix Barral, y es la primera novela de Daniela Catrileo, la destacada autora nacional a quien habíamos conocido fundamentalmente como poeta y cuentista. De hecho, con su volumen de relatos Piñen (Libros del Pez Espiral, 2019) obtuvo un unánime reconocimiento de la crítica e incluso le valió el Premio Mejores Obras Literarias. Antes, también obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago por su poemario Guerra florida (Del Aire Editores, 2018). Como si fuera poco, desde el 2022 forma parte del Consejo Nacional de Televisión (CNTV).

27/09/2023 FOTOGRAFIAS A LA ESCRITORA, DANIELA CATRILEO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Chilco es el nombre de una isla (ficcional) a la que llegan a vivir Mari y Pascale, tras ser testigos de una revuelta fallida en la capital y después de haber pasado por una serie de circunstancias personales que hicieron que surgiera la idea del éxodo. El lugar, apacible y con mucho verde, resulta ser una especie de refugio, aunque Mari demora en cuajar y adaptarse. En cierta forma la novela también fue una especie de salida para Catrileo.

“Fue una forma de arrancar de otros proyectos que tenía en ese momento. Hace mucho rato estoy dándole vuelta a una novela imposible, de un tono más familiar. Mientras huía de esa novela empecé a escribir esto. En un primer momento pensé que era un relato, nunca me imaginé que iba a terminar siendo una novela. Por otro lado, esta escritura corrió paralela a una tesis que estaba haciendo. Digamos que disfruté ese momento a partir de arrojarme a la percepción sensible, y en ese sentido, el olor detonó algo importante”.

27/09/2023 FOTOGRAFIAS A LA ESCRITORA, DANIELA CATRILEO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Para las protagonistas, Chilco es una especie de refugio ante un conflicto en la ciudad. ¿Qué te llevó a pensar en un lugar así?

Yo creo que fue naciendo a partir de la propia idea de la crisis. No pensar solamente en la catástrofe sino también un lugar que podía ser cobijo y tener una mirada de lo común. Hay un lugar que está siendo arrasado vorazmente por una inmobiliaria, por una revuelta que queda trunca y de alguna manera este espacio se va transformando en un territorio donde es posible volver a imaginar una comunidad, a pesar de todos los conflictos que existen ahí. No es un lugar ideal, hay otro tipo de problemas: lo que significa ser afuerino en un espacio así que tiene tan tatuado -al menos en la novela- la idea anti colonial, o la idea de reforzar un espacio que permita lo colectivo a través de esas identidades. Creo que fui buscándole un espacio donde la protagonista podía soñar también, un lugar fuera de la crisis.

En Chilco, los habitantes de la ciudad se levantan en contra de los abusos de una empresa inmobiliaria, destruyendo edificios. Sin embargo, las personas pudientes abandonan la urbe y comienzan otra desde cero, por lo que los manifestantes se quedan con una mole en ruinas. Es una revuelta truncada. Leyendo esos pasajes, es posible recordar o al menos, tener ciertas resonancias con lo que fue el estallido social, de 2019. Sin embargo, Catrileo asegura que no fue algo meditado.

“No fue algo consciente asociarlo a la revuelta. La idea de los derrumbes y la expropiación de los edificios tiene relación con una crisis en que se cae un grupo de departamentos, que es el paisaje que yo tenía cuando vivía en Santiago. Era una imagen que se me repetía, ¿qué pasa si algún día se cae alguno de estos edificios? Además de ser ficción creo que no era tan especulativo pensar que podía suceder en algún momento. La idea de revuelta no es necesariamente por lo que acaba de pasar. Más bien, creo que fue algo que fue sucediendo en la escritura”.

27/09/2023 FOTOGRAFIAS A LA ESCRITORA, DANIELA CATRILEO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

También aparecen las fake news usadas por grupos de ultraderecha. ¿Qué piensas de este fenómeno?

Son nocivas, la idea de que estuvieran ahí es que constataran un contexto que diera cuenta del lugar en que estamos en el mundo hoy en día, de las cuestiones que están sucediendo. Las noticias falsas, o alguna desinformación, lamentablemente se viralizan rápidamente y generan este tipo de mensajes que tienen discursos de odio, que tergiversan la historia, que no permiten otro tipo de representaciones o de enunciaciones. En este caso, me interesaba mucho abordarlo desde la extrema derecha o los fascismos, porque -desde mi perspectiva- son quienes alimentan este tipo de algoritmos.

En un momento, Mari es premiada por su “esfuerzo por superar la pobreza”, ¿crees en el hecho de que la educación es un trampolín para superar la vulnerabilidad?

Mari no se sentía cómoda con ese discurso tampoco, ni con el lugar con el que estaba siendo representada. Yo creo que la educación es importante, pero en diversos sentidos, no solo en lo institucional. Creo también en una educación comunitaria, en educaciones populares, en la posibilidad de instruirnos y aprender con curiosidad y asombro frente a las cuestiones que están pasando y también interesarnos políticamente por lo que sucede a nuestro alrededor. No sé si vería la educación como un trampolín, también hay una trampa, pienso en esos amigos que han vuelto con un doctorado y no tienen un lugar donde desempeñarse acá, o en tantas personas que no trabajan en lo que estudiaron. Creo que he aprendido mucho de las personas jóvenes -que han sido mis estudiantes- que la universidad no es lo único, también hay otras posibilidades, creo que las nuevas generaciones lo tienen mucho más claro que nosotros y nosotras, a quienes nos prometieron ese camino.

27/09/2023 FOTOGRAFIAS A LA ESCRITORA, DANIELA CATRILEO FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

En otro ámbito, ¿Cómo has vivido este tiempo como parte del directorio del CNTV?

Ha sido un aprendizaje, porque es el lugar más diferente en el que me toca estar, por la pluralidad de visiones que hay ahí, por los diálogos que hemos tenido. Me interesa mucho poder aportar sobre todo con la visión más creativa, si bien mantiene un lenguaje jurídico y administrativo que dista mucho de lo poético, creo que los mismos fondos del Consejo son una posibilidad para que la industria cultural pueda crecer de otra manera o manifestar ahí su creación. Esa es la parte que a mí me parece más interesante. Lo que sí creo que es importante rescatar es que hay muy poco conocimiento sobre lo que se hace en el CNTV. Muchas veces las personas creen que todo puede ser fiscalizable, o que podríamos censurar algo, cuando esas cuestiones no son así. Los canales muestran sus contenidos y recién podemos revisar después, sobre todo si hay una movilización detrás. Son las personas quienes denuncian los contenidos que emite la televisión y a nosotros nos toca estar supervisando el correcto funcionamiento de los servicios televisivos.

¿Y qué piensas de la inteligencia artificial?

Creo que todavía estoy masticando eso, porque es algo que está recientemente bombardeando todos nuestros campos. Como profesora lo he visto en el uso de los estudiantes (ríe) y ha sido un tema a tratar. No teníamos las herramientas en el momento en que recién empezó a nacer. Como anécdota: había algo en la sintaxis de ciertas escrituras que nos llegaban para revisar -tipo ensayo- que tenían un tono extraño y así fuimos notando las primeras consecuencias de la IA. Ahora, no tengo una mirada tan catastrófica, pienso que si ya está, tenemos que saber cómo desarticular ciertas cuestiones que pueden ser nocivas, pero también hay herramientas que se pueden utilizar mediante la IA. De hecho, la novela tiene partes de IA. No en la escritura en sí, sino en la de los algoritmos que aparecen, y las imágenes de los mapas de Chilco.

Sigue leyendo en Culto