"El éxito pastoral es tan luminoso, que permite que se parapete una oscuridad muy grande... Marcial Maciel, Fernando Karadima...y ahora Poblete . Hay un patrón que nos hace ciegos ante el éxito".

La reflexión es de un sacerdote jesuita que conocía y admiraba al sacerdote Renato Poblete.  Su labor en el Hogar de Cristo y como guía pastoral era tan "luminosa" -insiste- que encegueció a todos. Así, -reflexiona- la comunidad se convirtió en un tercero ciego ante los abusos que la teóloga Marcela Aranda denunció a la comisión Scicluna y que en los meses posteriores hizo públicos a los medios de comunicación.

La comunidad jesuita dejó de ser un "tercero ciego" el 7 de enero cuando la comisión Scicluna informó a la congregación la denuncia contra Poblete. Desde ahí ha tenido que administrar la crisis interna y definir las vías de acción para manejar su denuncia de mayor connotación pública,  que  -al involucrar a un sacerdote fallecido- deja más interrogantes que certezas.

Además del testimonio de Aranda, que describe violaciones grupales, golpes y abortos propiciados por Poblete, ya hay más de una decena de denuncias contra el ex capellán del Hogar de Cristo que están en manos del abogado externo, Waldo Bown, contratado por la congregación. Dentro de poco más de un mes, el profesional entregará los resultados de sus indagatorias al  provincial de la Compañía de Jesús, Cristián del Campo. Recién ahí la congregación determinará qué conductos seguirá.

Por ahora hay  preguntas claves que responder: ¿La denuncia contra el sacerdote llegará a la Justicia?, ¿cuál será el rol del Vaticano? y,  ¿qué se está evaluando en materia de reparaciones?

 Caso Poblete a la Justicia 

"La instrucción que tengo, en una primera etapa, es dejar que la Iglesia investigue. Y si es necesario, y es muy probable que se haga con el fin de reforzar la investigación, iniciar acciones legales. Pero eso es una etapa que vamos evaluar a finales de marzo", decía el abogado de Marcela Aranda, Juan Pablo Hermosilla, en febrero, semanas después de que se conocieran las denuncias.

En la compañía de Jesús recalcan que la investigación que lleva a su cargo Waldo Bown es "una investigación eclesiástica", que busca determinar los hechos para que, de ser pertinente, se pueda reparar a las víctimas. No apunta, por tanto, a establecer una responsabilidad penal. La decisión de acudir a la justicia, sostienen en la Compañía, es de las víctimas, que hasta ahora no han elegido ese camino.

¿El Vaticano está al tanto?

El 26 de marzo la Compañía de Jesús informó que el sacerdote Eugenio Valenzuela solicitó la dimisión de su estado clerical al Papa Francisco y su salida de la orden al superior general Arturo Sosa. Su caso estaba a la vista de la Congregación de la Doctrina de la Fe en el Vaticano, que también ha tenido a la vista el caso de Jaime Guzmán y de Leonel Ibacache.

El tribunal eclesiástico del Vaticano, sin embargo, no estará en conocimiento de las denuncias contra Renato Poblete. El canonista y académico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Marcelo Gidi explica a La Tercera PM, que "el caso no es susceptible de ser revisado en el Vaticano por la Congregación de la Doctrina de la Fe , dado que Poblete está muerto".

Otro jesuita añade que, además, no hay menores de edad involucrados, por lo tanto, el caso no iría a la Congregación de la Doctrina de la Fé. La misma fuente explica que el tema sí será informado a los superiores de la Compañía de Jesús en Roma. Pero será una vez que termine la investigación eclesial.

Reparaciones

Uno de los denunciantes del ahora ex sacerdote Eugenio González fue reparado con 15 millones de pesos por la Compañía de Jesús. Respecto al caso Poblete, no hay claridad respecto a cómo se reparará a las víctimas.

En la Compañía sostienen que la decisión es avanzar y acompañar a las víctimas según la necesidad de cada una. "No todo el mundo se siente reparado de la misma manera, ahí habrá un diálogo con cada uno. Y por eso nos interesa tanto que sea un proceso con acompañamiento", dice un jesuita.

La Compañía en Chile mira la experiencia de Estados Unidos, donde hubo un boom de denuncias de la década del 40 que no se pudieron investigar por que los incumbentes estaban muertos. Allí la investigación apuntaba a establecer la verosimilitud de las denuncias para reparar.

¿Falta un gesto público de la Compañía?

Un miembro de la congregación, que ha estado al tanto del desarrollo de la investigación a Poblete, reconoce que cuando recibieron el llamado del gobierno informando que la estatua del sacerdote sería retirada del Parque que llevaban su nombre, pensaron que -aunque apoyaban- habría sido preferible postergar ese gesto hasta que terminara la investigación al sacerdote. Entendieron, sin embargo, que era una decisión de la autoridad y no cabía más que aceptarla.

En la Compañía sostienen que, una vez que termine el proceso interno, habrá que definir de qué forma se envía una señal pública que vaya más allá de los comunicados públicos dados a conocer tras la denuncia de Marcela Aranda.