Rodrigo Goldberg (49) aterrizó hace menos de 48 horas en Santiago. Se le escucha congestionado, con síntomas de un resfrío que pensó que pudo ser Covid. “Me hice el PCR y salió negativo. Me siento muy mal, pero es porque en Argentina nos agarró un frío terrible”, dice.

¿Qué balance se hace de la Libertadores?

No cumplimos el objetivo que creímos que se podía alcanzar. San Lorenzo era un buen equipo, pero abordable. Hubo un factor externo, que es el tema del Covid. Nos pegó firmé, nos sacó más de diez jugadores, pero hay que ser fríos y decir que la ida debimos ganarla.

Jugaron cinco canteranos. ¿No le dio miedo quemarlos?

No, porque los conozco bien a todos. A Chelo Morales y Navarrete los tenemos hace tiempo en el equipo, a Mauro Morales lo conozco hace años. Yo tenía miedo de cómo iban a reaccionar los primeros minutos por la ansiedad. Pero pasó el chaparrón de los primeros cinco minutos y se les vio bien.

Pero no es el escenario ideal para debutar...

Los debuts siempre tienen que ser acompañados, algo planificado. No es el escenario ideal. Ahora, cuando te toca, te toca. Conversé antes del partido con ellos y les comenté que más allá que no habían jugado ni siquiera en Primera, que se enfrentaban a jugadores de otro país, esto es fútbol. No nos vamos a meter a jugar bádminton. Que no pensaran que iban a enfrentar marcianos. Reaccionaron bien.

¿Pensó que Conmebol les suspendería?

Tenía claro que era imposible porque ya habían dicho que no lo harían. Igual hicimos la gestión, pero no tenía mucha fe porque antes ya le había pasado a Junior y la Conmebol fue tajante al decir que no se suspendían partidos.

¿Se hubiese suspendido si el afectado era un equipo brasileño o argentino?

Absolutamente, de eso no tengo dudas. Como se dice “no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas”. Si Boca Juniors hubiese tenido nuestros contagios o River, el partido se lo suspenden, se los reprograman. Algo le inventan. Pero está bien. Lo que hicieron no es algo contra las reglas. Aplicaron el reglamento que nosotros conocíamos. No se les puede acusar de otra cosa. Solo creo que con otros hubiese sido distinto.

¿Se falló en el control de protocolos?

Estamos revisando y viendo qué sucedió. Lo importante era frenar la ola de contagios, entender cómo se había producido y eso es parte de una investigación. Más allá de lo deportivo, que eso es súper importante, es por una cuestión de salud. Acá hay vidas de por medio.

¿Pero hubo relajo?

Sí, yo creo que nos relajamos. También corresponde a una cuestión país. La ola de contagios que estamos viviendo ahora te habla que la gente se relajó. Nosotros somos parte de esta sociedad y tenemos que asumir los errores. Nos contagiamos del relajo del país y pagamos caro.

¿Hubo una comida de plantel en la previa a la Copa que pudo generar el brote?

Comida de plantel no hubo. Si hubo algo privado, será parte de las averiguaciones que haremos. Yo no tengo antecedentes.

¿Volvieron al CDA los desayunos compartidos en el segundo piso?

No, en el momento que tuvimos algo se hizo en espacios abiertos y con separación. La poca gente que va al CDA almuerza en su oficina. Pero dentro de esa dinámica pudo haber algún relajo que nos llevó a esto.

Más allá del Covid, la U nuevamente fuera en primera fase de la Copa. ¿Qué pasa?

Son varios aspectos. Tengo la impresión que durante mucho tiempo se armaron planteles para salir campeón, pero no para un proceso. Yo soy un convencido que el éxito viene de la mano de un proceso. Es imposible comprar bueno y salir campeón altiro. Te puede resultar, sí. Los equipos que se acostumbran a estar disputando arriba son parte de un proceso.

¿Se puede pelear con planteles millonarios como los brasileros o argentinos?

No creo que sea imposible. De repente te encuentras con una generación como la U de Sampaoli o Colo Colo de Borghi. Pero cuando ves que en Brasil un jugador promedio gana US$ 50 mil dólares, cuando en Ecuador pagan US$ 40 mil y te compran jugadores de US$ 2 millones, te das cuenta que es muy difícil pelear contra eso. La Libertadores lo ganan los grandes de Sudamérica. River tiene tres volantes de salida y dos sin jugar. Y le da lo mismo. Y esos dos serían titularísimos en los equipos grandes de acá. Se les lesiona uno y pone a otro igual o mejor. Nosotros no tenemos esa realidad.

¿Quedó conforme con el plantel que se armó?

Uno siempre quiere más. Es como cuando piensas que fichaste a Messi y te preguntas por qué no trajiste a Ronaldo. Siempre hay una cuota de que se pudo haber traído a otro. Dentro de los recursos que teníamos creo que capitalizamos bien porque trajimos seis jugadores e hicimos la opción de compra de Casanova y Pablo Aránguiz a un costo bien acotado. Entre todos, haciendo uso de la opción de compra, gastamos menos de US$ 1,5 millones.

Se fueron jugadores como Beausejour y Matías. ¿Buscan darle un nuevo aire al camarín?

Son temas netamente deportivos. Matías, aparte de ser un caballero, es un tipo súper identificado, súper profesional. Y a Beausejour lo admiro mucho por su visión de vida, por lo que ha logrado como jugador. Pero era algo netamente deportivo, no fue nada de limpiar el camarín y esas cosas.

Se quedan sin referentes...

Se pierden esos, pero nacen otros. A mí siempre me ha llamado la atención que digan que Fernando no puede ser capitán porque no tiene carácter. Lo que pasa es que la gente no lo conoce y se cree que tener carácter es salir gritando, pelearse. Pero el carácter muchas veces se expresa quedándose callado. Cuando a mí me dicen que De Paul no tiene carácter yo digo ‘pfff…lo conocieran’. En el camarín sí tenemos referentes. También está Espinoza, Larrivey. No nos quedamos sin líderes ni referentes.

¿Qué se le puede exigir a esta U?

Esta temporada sí tenemos que pelear el campeonato. El 2019 tuvimos que sacar la cabeza del agua hirviendo, salvar al equipo del descenso. El 2020 fue un año de transición, teníamos que nivelar y congraciar lo deportivo con lo económico. Este año sí tenemos que pelear el campeonato. Ahora no hay excusas. Tenemos un plantel mejor estructurado y ahora sí las exigencias son mayores.

¿Sorprendieron las críticas de Dudamel a la forma de contratar de la U?

Sí, me sorprendieron. Tuvimos una conversación bien larga, bien franca. Si bien uno no quiere que pasen estas cosas, a mí me sirvió y creo que a él también. Tenemos una mejor relación que antes.

¿Pero ustedes le imponen jugadores al DT?

No. Nosotros le pedimos al técnico que nos de perfiles de jugadores. Cuando le mostramos algunos, nos dice “necesito un lateral que pase por lo menos siete veces por tiempo a tirar un centro”. Le pasamos eso a la secretaría técnica, que evalúa una cantidad infinita de jugadores día a día, y buscamos los que calcen.

¿Los técnicos le dan nombres?

Pretendemos que los técnicos no nos den nombres, nos den perfiles. Lamentablemente ha pasado en el mundo, pero en la U, muy en específico, que llegaba un técnico que pedía jugadores caros y después se iban. Jugadores que no solo te costaban un ojo de la cara, sino que llegaban por medio de representantes que te cobraban una tremenda comisión, situaciones incomprensibles. El técnico se iba y el club se queda con ese cacho. Ahora, si un técnico me dice que un jugador no le gusta, no se lo vamos a llevar, está claro. También miramos su participación en el camarín, su historial, si tiene indisciplinas. Hace poco nos ofrecieron un seleccionado sudamericano de 23 años, que no podíamos creer que llegase libre. Pero resulta que el compadre se manda una macana al año en la que se gana portada. Se agarró a combos con un dirigente, en otra chocó curado.

¿Qué jugador era?

Da lo mismo, era un ecuatoriano. Ahí nosotros pensamos que para qué comprarte un cacho así. ¿Te va a sumar? Sí. Pero en cualquier momento se manda una macana.

Lo criticó Herrera, Montillo...¿Es el malo de la película?

Parece que sí. No voy a ahondar en esos temas porque las conversaciones que se dieron en privado y yo las mantendré así.

¿No le complica enemistarse con excolegas?

No me gusta porque no soy un conflictivo que le gusta pelearse con la gente. Pero no llegué a la U a hacerme amigos. Si alguno cree que voy a rehuir al conflicto porque fui jugador, no es así. Yo tengo que hacer mi pega y siempre tengo que ver el bien del club. A mí muchas veces me dan ganas de salir a contestar, pero pienso ‘¿para qué?’. La gente entre creerle a uno o al ídolo, siempre le va a creer al ídolo aunque no tenga la razón. Mejor me quedo callado.

¿En qué situación está tras la venta de la U?

El mismo Carlos (Heller) nos comunicó la venta. Nosotros tenemos que seguir trabajando y reportándole al mismo directorio, los mismos accionistas, como si fuera un día cualquiera. ¿Qué va a pasar mañana? No tengo idea. No sé quiénes son los nuevos dueños.

¿No está incómodo sin saber su futuro?

Es que este puesto es como el del técnico, uno está con la maleta en la puerta todos los días. Cuando salió la venta, los medios salieron diciendo que éramos los primeros en salir. Y es cierto, es algo lógico.

¿Aceptaría salir del directorio y quedarse como gerente deportivo?

Yo tengo el mejor trabajo del mundo porque trabajo en el club de mis amores. Todo lo que pueda hacer por la U, lo haré. Yo salí de mi zona de confort que eran los medios para pelear por el descenso en la U. Si alguien me pregunta si me quedaría en otro puesto, yo por la U lo que sea. Si alguna vez exista una figura, dentro o fuera del directorio, y coinciden los objetivos personales, sería maravilloso.