A siete días de las megaelecciones, el ministro de la Segegob, Jaime Bellolio, aborda la situación por la cual atraviesa el gobierno y descarta que los resultados de los comicios sean un test a la gestión del Ejecutivo durante la pandemia. En su oficina en La Moneda -y con su libreta de apuntes en mano-, el secretario de Estado dice que “hay una responsabilidad compartida entre la coalición y el gobierno en lo que pase en las elecciones”. Además, reconoce que han sido tiempos complejos, pero destaca el trabajo que ha hecho el comité político.

Las elecciones suelen ser un test para los gobiernos. ¿Cuál es el pronóstico que tiene La Moneda de lo que va a pasar la próxima semana?

Primero, tenemos ciertas obligaciones como gobierno, que son obligaciones de Estado. Eso implica que las elecciones resulten participativas, transparentes y seguras. Esperamos que la participación sea como la que tuvimos en el plebiscito, esa es una primera expectativa y hemos trabajado todos en ese sentido.

Si no consiguen la participación que tuvo el plebiscito, ¿cuál será el impacto en la legitimidad del proceso constituyente?

Mientras más alta la participación, mejor. Es lo mismo que dijimos respecto del plebiscito. En nuestra legislación no existe un piso mínimo de participación, pero hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance.

¿Y el optimismo? En febrero usted dijo que Chile Vamos ganaría 3-0 en los comicios.

Ojalá que sí, obviamente ha corrido mucha agua bajo el puente. Espero que a Chile Vamos le vaya bien, que se logre eso.

¿Cree que la decisión de haber ido al TC le va a pasar la cuenta al oficialismo?

Es muy difícil vincular que el gobierno haya sostenido que un proyecto era inconstitucional, dado que ya había un fallo en ese sentido del Tribunal Constitucional, y que además el gobierno haya propuesto una alternativa, evidentemente hubo polarización, un clima de alta tensión, pero no veo que eso vaya a generar impacto electoral.

¿No cree que haya voto de rechazo?

Es muy difícil poder pronosticar eso. Hay por un lado un rechazo a la polarización, hay un llamado de las personas a que haya más diálogo, más acuerdo, a pesar de que parece ser una palabra medio prohibida o que tuviera una connotación medio negativa. Eso demuestra que la élite política está más polarizada que la ciudadanía. Por lo pronto, en el plebiscito, el 80% de las personas dijo que querían que hubiera nuevas reglas, nuevas instituciones, estamos en ese momento intermedio entre que las reglas e instituciones antiguas están deslegitimadas, están con fallas estructurales y vamos a construir unas nuevas.

Lo que ha generado en los últimos meses la crisis es la gestión del gobierno en la pandemia, en el tema de las ayudas. ¿No es para La Moneda un test a su manejo de la gestión de la pandemia lo que pase en las elecciones el próximo fin de semana? ¿No son vinculantes?

No es que no sean vinculantes. Puede haber personas que quieran votar por candidatos de otra coalición por los más diversos motivos, siendo quizás uno de ellos la evaluación que tengan o no de la pandemia. Pero en eso quisiera recordar que la propia oposición, cuando partió la pandemia el año 2020, nos proponía que el ejemplo a seguir era la experiencia argentina y que ese era el único modelo por el cual Chile tenía que ser medido. Y criticaron el que Chile hubiese traído ventiladores mecánicos, que aumentara la cantidad de camas críticas, porque nos decían que eso no debíamos hacerlo, sino que preocuparnos de la prevención. Y resulta que el tiempo ha mostrado que fue una buena estrategia el ser de los primeros en aumentar las camas críticas, traer ventiladores y luego iniciar las conversaciones para la vacunación. Y a pesar de que algunos lo quieran vincular, creo que es un error hacer de estas elecciones un plebiscito sobre el manejo del gobierno respecto de la pandemia. Las personas votan por una serie de consideraciones y no sólo por un eje (…). Veo que a partir de las tensiones de las últimas semanas hubo un cambio de tono, hubo un cambio de sensación, de clima, de ambiente de las personas hacia que la lógica de la confrontación, la lógica de la radicalización tiene que cambiar para dar paso a una lógica de diálogo. Lo cual no significa que todos estemos de acuerdo: significa que nos podamos escuchar. Significa que podamos llegar a ciertos consensos que son básicos, que son claves para, por ejemplo, una nueva Constitución, que es un nuevo pacto social.

El índice de desaprobación que tiene el Presidente ha sido sostenido. ¿Puede ser un factor que pese al oficialismo en las elecciones?

No, tampoco lo veo así, porque la evaluación, por ejemplo, de la pandemia no se vincula tampoco a la evaluación del gobierno. Ha tenido sus ciclos diferentes. Aumentó cuando comenzamos la vacunación, disminuyó ahora cuando tuvimos una segunda ola (…). Son muchas materias en simultáneo las que están pasando y lo que veo es que los chilenos van a saber diferenciar lo que es la evaluación del gobierno y lo que son los candidatos a alcaldes, concejales, gobernadores y constituyentes.

¿Con qué nivel de debilidad sorprenden las elecciones al gobierno?

Por supuesto que nos encantaría tener una mejor evaluación, estar en un ciclo de alza y no saliendo de una confrontación. Pero estoy seguro de que las personas lo que van a mirar es no sólo lo que ha pasado el último mes o lo que ha pasado la última semana, sino que también lo que viene hacia adelante.

¿Cuán responsable se siente el gobierno del resultado de lo que vaya a pasar a Chile Vamos en las elecciones del próximo fin de semana?

Hay una responsabilidad compartida entre la coalición y el gobierno en lo que pase en las elecciones y, por tanto, sería injusto decir que es sólo responsabilidad o mérito del gobierno.

En el oficialismo dicen que los resultados de las elecciones van a ser claves para medir la continuidad del comité político. Dicen que si los resultados son negativos se va a forzar algún tipo de ajuste. ¿Cómo lo ve usted?

Obviamente que después de una elección como ésta, que es una elección grande, vamos a tener que juntarnos con Chile Vamos y hacer el análisis que corresponda en los distintos niveles, tanto en la constituyente como en la de gobernadores regionales, alcaldes y concejales... Y sobre el posible o no cambio, eso es algo que siempre el Presidente tiene a la mano.

¿Cree que este equipo tiene la fuerza para continuar y está capacitado para seguir?

Si tenemos la fuerza o no, eso es algo que le corresponde evaluar al Presidente. Por supuesto que desde la perspectiva mía hacemos un buen equipo con el resto del comité político y, por lo mismo, hemos sabido enfrentar momentos súper complejos en los últimos meses. Yo llevo 10 meses, casi 11, siendo ministro. Me ha tocado vivir momentos muy complejos de política, personales y creo que para todos, sobre todo los últimos dos meses, ha sido especialmente complejo y como equipo político hemos resistido.

Uno suele escuchar reproches de parte de Chile Vamos al manejo del gobierno. ¿Hay alguna queja del gobierno a su coalición a propósito de la crisis que ha habido en estas semanas?

Como gobierno tenemos que actuar siempre en esto con humildad. Reconocer que hemos cometido errores estratégicos, comunicacionales, a veces de diseño de políticas, etcétera. Y quizás el mayor aprendizaje en este momento es que el proceso es tanto o más importante que el resultado.

En la coalición dicen que más que cambiar nombres del gabinete, se debe modificar la estrategia y sacar al jefe del Segundo Piso, Cristián Larroulet. ¿Cómo toma eso?

Sobre el Segundo Piso y los asesores del Presidente es obvio que quien toma las decisiones es el Presidente, junto con sus ministros, junto con las distintas personas que lo ayudan a tomar las decisiones. Pero quien lidera el gobierno no hay ninguna duda de que es el Presidente. Creo que ha habido algunas críticas que son injustas contra la figura de Cristián Larroulet, que es una persona que ha sido no sólo leal con el gobierno, sino que también con buscar los mejores objetivos para la sociedad.

Hay quienes tienen la tesis de que cambiando a Larroulet se daría una señal potente de que hay una intención de cambiar la estrategia de fondo…

Sí, pero en la práctica la estrategia ya se ha ido modificando.

Sobre el acuerdo de “mínimos comunes” que buscan con la centroizquierda, ¿qué le dice a la oposición que piensa que esto es un abrazo del oso, que es un acuerdo que sólo los beneficia a ustedes?

Espero que esas personas que tienen esa visión lo reconsideren, porque quienes se ven beneficiados cuando hay certeza sobre las ayudas sociales son las personas más vulnerables del país. Es para ellos, no es para el gobierno o para la oposición. Y ese cálculo pequeño es algo que no está a la altura de las circunstancias.

¿Hay voluntad del gobierno para ampliar la agenda de “mínimos comunes”? Se lo pregunto porque ahora querían meter un capítulo de derechos humanos desde la oposición.

Son muchos temas los que están pendientes y los que necesitan solución. En esta agenda esperamos que podamos concretar cuanto antes cuáles materias son de ley, cuáles materias son administrativas del Ejecutivo, cómo las trabajamos en conjunto con el Congreso y también con el resto de las otras organizaciones de la sociedad civil que no están en el Congreso, pero que también son muy relevantes para el quehacer del país y del bien público.

¿El marco está delimitado? ¿O están abiertos a la discusión?

Estamos abiertos a la discusión de cuáles son esos “mínimos comunes” y cómo ellos se implementan.