El Kremlin ha respaldado este jueves la posibilidad de una investigación internacional en torno al siniestro el miércoles de un avión en la provincia de Bélgorod, cerca de la frontera con Ucrania, después de que Moscú acusara a Kiev del derribo y afirmara que en el aparato iban 65 prisioneros de guerra ucranianos que iban a ser parte de un intercambio de presos.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se pronunció a última hora del miércoles a favor de una investigación internacional y dijo que “es necesario aclarar todos los hechos”, tras lo que el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha subrayado que “si se refiere a una investigación criminal sobre las acciones criminales del régimen de Kiev, es algo totalmente necesario”.

Asimismo, ha recalcado que el derribo del avión “es un acto totalmente monstruoso” que “escapa a la comprensión”, antes de destacar que “los ucranianos mataron a sus prisioneros, a sus ciudadanos, que iban a estar en sus casas en un día, literalmente”, según ha recogido la agencia rusa de noticias Interfax.

“El intercambio de prisioneros es un proceso que tiene lugar en completo silencio”, ha señalado Peskov, quien ha evitado pronunciarse sobre si este suceso afectará a la posibilidad de que haya nuevos intercambios en el futuro. “Nadie sabe cómo afectará a las posibilidades de extender el proceso (de intercambio de prisioneros)”, ha sostenido.

Por último, ha hecho hincapié que únicamente el Ejército ruso cuenta con la “prerrogativa” de informar sobre el siniestro del aparato, un Il-76, y ha destacado que “aún no está claro lo que pasó”. “Los investigadores empezaron a estudiar ayer los restos del avión”, ha zanjado Peskov.

Las autoridades de Bélgorod confirmaron el miércoles la muerte de los 74 ocupantes del avión, entre ellos 65 prisioneros ucranianos, antes de resaltar que se ha creado una comisión de investigación de las causas del siniestro, que ha tenido lugar en el distrito de Korochanski cerca de un “área poblada”.

Por su parte, las autoridades de Ucrania han dicho estar “analizando” la información recabada hasta el momento sobre el siniestro y ha pedido a la población “no sacar conclusiones precipitadas”, argumentando que Rusia “utiliza métodos terribles para desestabilizar a la sociedad ucraniana”.

Moscú reclamó además una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para abordar el suceso, si bien posteriormente la legación rusa confirmó que la presidencia francesa del organismo había rechazado celebrarla el miércoles y la había programado para el jueves, lo que describió como un intento por “dar tiempo a su clientela ucraniana”.