De mantenerse la velocidad actual de los contagios por coronavirus, en las próximas seis semanas -es decir, la segunda quincena de febrero-, las Unidades de Cuidados Intensivos podrían verse enfrentadas a una compleja demanda asistencial en la Región Metropolitana, tal como ya ocurre en regiones del norte y sur del país, que viven una segunda ola de la pandemia.

Ante esta proyección, el Ministerio de Salud activó un plan de preparación de las unidades de paciente crítico, para tener dispuesta la capacidad hospitalaria necesaria, que debió cuadruplicarse en el pasado invierno. La idea es que el 1 de febrero todo esté dispuesto.

Según explica el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, desde que comienza el aumento sostenido de los contagios, se proyecta que transcurran seis semanas antes de que se manifieste un peak de requerimiento hospitalario. “Las curvas van en alza. Sabemos que tenemos seis semanas desde que eso parte, así que en las siguientes cuatro semanas tenemos que ir haciendo todo. Esperamos que la situación se estabilice, pero por si no ocurre, debemos estar preparados”, explicó la autoridad, quien fue enfático en resaltar que, más que en los refuerzos asistenciales, las precauciones deben estar en el autocuidado y en las medidas de seguridad que puede tomar cada persona, a objeto de frenar la velocidad de la pandemia y evitar -o retrasar, al menos- la instalación de una segunda ola en la capital.

De acuerdo a lo planificado, en la cartera manejan dos “techos” posibles para el incremento de las camas UCI, mediante la reconversión de unidades y la habilitación de pabellones quirúrgicos, salas de recuperación, áreas de cuidados intermedios y unidades de pediatría, entre otras.

Uno de ellos considera las 3.300 camas que simultáneamente se destinaron a estos pacientes en el peak de la pandemia, a lo largo del país. Mientras, un segundo escenario eleva a 3.600 la capacidad de camas, “considerando la suma de todos los máximos a los que se llegó (en los hospitales y clínicas) en algún momento de la pandemia, teniendo en cuenta que no fue sincrónica y que no todas las unidades crecieron en el mismo momento”, explica Dougnac.

En ese contexto, esta semana comenzó la capacitación de personal asistencial a unos seis mil profesionales, técnicos y de enfermería, que serán instruidos en el manejo de pacientes críticos, especialmente con coronavirus. Se trata de funcionarios que actualmente laboran en los recintos de salud, pero en distintas unidades.

Al respecto, el coordinador de camas críticas del Ministerio de Salud, Luis Castillo, explicó que la capacitación de personal será clave para hacer crecer la red, considerando que actualmente las áreas complejas padecen un ausentismo laboral que va del 25% al 30%, en buena parte causado por el desgaste de la pandemia. “Estoy preocupado, porque conocemos más el virus, la evolución de los pacientes y la gravedad que puede llegar a tener, pero tenemos gente muy cansada, emocionalmente cansada, que es peor”, dijo Castillo.

Por ello, en los próximos días el Minsal pondrá en marcha un plan de salud mental orientado a los funcionarios de las UCI, considerando, además, que la más reciente encuesta de la Sociedad de Medicina Intensiva encontró que el 87% de los trabajadores padece agotamiento emocional extremo.

En paralelo, un equipo de expertos e intensivistas -entre ellos Tomás Regueira, expresidente de la Sociedad de Medicina Inetnsiva- inicia hoy un recorrido por las UCI del país, que persigue detectar las brechas de equipamiento y personal, así como los nudos críticos que puedan existir en la gestión, con miras a optimizar y agilizar las atenciones. “Ellos van a estandarizar tratamientos y entregar criterios de gestión de camas que se han definido para que, por ejemplo, se utilicen las unidades de intensivo solo para los pacientes más complejos y que requieran una alta tecnología, o se saque a los pacientes a las áreas intermedias de forma más precoz, para ir así liberando camas”, explicó Dougnac.

La estrategia para la segunda ola considera, además, un elemento nuevo de abordaje de los pacientes, para favorecer la rotación de camas. En el Hospital Metropolitano se habilitarán casi 100 cupos destinados a recibir enfermos de otros recintos que superan los 30 días con ventilación mecánica, pero que se encuentren estabilizado, por lo que puedan ser sacados de las UCI. “Un 24% de los enfermos Covid-19 que está en ventilación más de un mes, es decir, uno de cada cuatro”, dice Castillo.

Otro ámbito que tendrá cambios es la actividad quirúrgica. Si bien en la primera ola se optó por paralizar la cirugía electiva a nivel nacional, para destinar las áreas críticas a pacientes Covid, en esta ocasión se trabajará en base a la demanda real, considerando el movimiento dispar de la pandemia en las distintas regiones. Lo anterior responde al grave efecto que tuvo esta paralización en la lista de espera de pacientes, que no solo se abultó, sino, además, creció considerablemente en los tiempos de espera, causando incluso el agravamiento de los cuadros y patologías de miles de personas.

Para ello, Salud construyó un algoritmo que permitiría dilucidar el momento en que se deberá pausar la actividad quirúrgica electiva -manteniendo vigente la de urgencia y la oncológica- para dar espacio a la atención de pacientes con coronavirus.