Un duro diagnóstico a la operatividad del Consejo Fiscal Asesor (CFA), creado en 2013 por el Ministerio de Hacienda, hicieron dos de sus cinco integrantes a través de un artículo publicado en la última edición de la revista "Economía & Administración" de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
En el documento, los economistas Hermann González (Vicepresidente del CFA) y Gonzalo Sanhueza, criticaron el diseño actual de la entidad, su nula independencia y el manejo fiscal del Ejecutivo. Los expertos sostuvieron que el CFA opera hoy "como un consejo de carácter consultivo, más parecido a los comités creados para proyectar el precio de referencia del cobre y el PIB tendencial, que a lo que internacionalmente se conoce como un Consejo Fiscal", detallando que "ninguno de los miembros del consejo tiene dedicación exclusiva y no se dispone de recursos propios para hacer investigación".
Agregan que el involucramiento de los miembros del consejo con la política fiscal "se limita a poco más que las reuniones informativas de una hora que determina el ministerio de Hacienda", que a la fecha han sido en torno a siete por año.
González y Sanhueza advierten que "lo anterior, sumado a lo limitado de las atribuciones definidas en el decreto de creación, ha imposibilitado un actuar más activo del CFA en el debate público, y en la generación de propuestas y análisis en materia de política fiscal.
Con todo, recordaron que "el cambio de gobierno de 2014 puso a prueba la independencia del CFA, prueba que no fue superada, puesto que el ministro de Hacienda entrante (Alberto Arenas) cambió a todos los integrantes".
Además, también hicieron notar que "si bien inicialmente existió intención de avanzar en un proyecto de ley para formalizar el consejo, a poco andar la idea fue desechada por las autoridades de Gobierno".
"Falta de compromiso"
En cuanto a la regla fiscal, reprocharon que "lo que hemos visto en los últimos años es que la inexistencia de una meta numérica fija, como al inicio de este instrumento, así como la falta de definición y compromiso con un camino de consolidación fiscal, ha permitido implementar una política fiscal fuertemente expansiva, con el consecuente aumento del endeudamiento público", proponiendo avanzar "imperiosamente" hacia el cierre del déficit estructural.