A las 9.10 horas de ayer, en una sala del octavo piso del Centro de Justicia, ingresó esposado, con grillete y un chaleco amarillo que decía "imputado", en mayúscula, Mauricio Peña Merino, el ex gerente de inversiones de los fondos de Aurus, Insignia y Global, en prisión preventiva y formalizado por apropiación indebida, estafa, falsificación de instrumento privado e infracción a la ley de valores.
Era la segunda ocasión, en menos de dos meses, que pedía salir de la cárcel Capitán Yáber, pero no lo logró. Sigue siendo "un peligro para la sociedad", como le dijo la jueza Cecilia Villanueva.
Durante la audiencia, que terminó a eso de las 13 horas, la defensa de Peña, representado por Alejandro Awad, se esforzó en demostrar que Peña era un "imputado modelo" al ayudar "como nunca antes" con la investigación. "No es el demonio que se le ha querido señalar", enfatizó.
Recordó que fue gracias a la confesión del ex ejecutivo al directorio el 4 de octubre de 2016 que pudieron informar los hechos al mercado e iniciar un caso que terminó con la AGF desaparecida de la gestión de fondos públicos. Asimismo, comentó un último informe policial que en nada modifica los hechos que ya fueron formalizados y sostienen la versión de Peña. Al mismo tiempo, recalcó que fue a declarar este lunes, de manera voluntaria, e insitió en que él no tiene los US$ 35 millones de patrimonio que perdieron los fondos y que no era el administrador único de los fondos, pues necesitaba la supervisión o firma de otro socio.
Peña también permitió que se accedieran a las cuentas bancarias de su esposa, Catalina Bustos y las cuentas de inversión que tenía en Saxo Bank, Consorcio y Capitaria. Todas, dijo Awad, con saldo negativo.
Mientras su abogado hablaba, Peña, vestido de camisa celeste manga corta y un pantalón beige, y visiblemente más delgado que su formalización en diciembre pasado, se dedicaba a mirarlo. Actitud que cambió cuando el fiscal de Alta Complejidad, Carlos Gajardo y los otros querellantes comenzaron a hablar. Ahí, Peña bajó la cabeza.
Gajardo, quien se negó tajantemente a que se le rebaje la prisión preventiva, dijo que Peña no ha prestado una colaboración sustancial. "En la declaración del 13 de enero, no hay antecedentes nuevos, insiste en lo mismo que ha declarado por cuatro veces", dijo el persecutor.
Y ahí mismo aprovechó de recordar la gravedad de los delitos que se le imputan. Además de la infracción a la Ley de Mercado de Valores, por la que arriesga más de 10 años de prisión. "Peña realizó 58 transferencias por más de $ 300 millones a cuentas personales, de su señora y su suegra, y otros$ 300 millones a una de Lingley", recordó el fiscal.
Por su parte, Juan Domingo Acosta, abogado de Aurus, dentro de sus argumentos para evitar la rebaja de la medida, dijo que Peña realizó apuestas por unos $ 3.000 millones en casinos Enjoy entre mayo de 2015 y septiembre de 2016.
Mientras la jueza hablaba y le decía a Peña que no saldría de la cárcel porque era un peligro para la sociedad por la gravedad, multiciplidad y reiteración de los hechos, así como la pena probable que arriesga y por el bien jurídico afectado, el otrora brillante ejecutivo de Sanhattan movía la cabeza negándolo, justo antes que un gendarme se lo llevara de vuelta a Capitán Yáber.