Con lluvia y una discreta ceremonia de alfombra roja, el cineasta español Pedro Almodóvar asistió el jueves por la noche al estreno del musical de Broadway basado en su famosa película Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988).

"Me siento halagado", dijo Almodóvar a la concurrida prensa española que no quiso faltar a la cita. "Me hacía mucha ilusión porque Broadway es algo mitológico".

Almodóvar no quiso perderse esta ocasión, en la que por primera vez una película española era adaptada a los famosísimos escenarios teatrales de Nueva York, y paró brevemente el rodaje de su película La piel que habito para poder asistir a la "première".

Con una sonrisa de satisfacción, mientras hablaba con los periodistas señalaba la publicidad de la fachada del teatro Belasco, donde se hace la obra.

Años antes, la película Mujeres, protagonizada por un grupo de mujeres y sus relaciones frustrantes con los hombres, sirvió de trampolín al cineasta manchego entonces poco conocido en Estados Unidos. Fue cuando su film se proyectó en el festival de Cine de Nueva York, en el Lincoln Center, creando una "sensación", como define el propio Lincoln Center en su web, que acabó con una nominación al Oscar a la mejor película extranjera.

Ahora, precisamente el Lincoln Center Theatre es quien está detrás de la adaptación teatral de la película.

Women on the Verge of a Nervous Breakdown, dirigida por Bartlett Sher, aplaudido y premiado con el prestigioso Tony por su dirección en South Pacific, con libreto de Jeffrey Lane y música de David Yazbek, se mantiene muy fiel al film.

Aunque trasladar el estilo cinematográfico de Almodóvar a un teatro y a Broadway es casi imposible, los personajes, los diálogos, los escenarios y los vestuarios copian casi perfectamente la película.

Ahí se ve reproducida la casa de Pepa, la protagonista, mujer abandonada por su galán Iván. La terraza, las plantas y el estilo de los años 80 se mantienen.

Igual pasa con el taxista y su taxi quiosco, reproducido fielmente con el fondo de la Gran Vía de Madrid proyectándose como escenario.

Almodóvar recordaba antes de entrar al teatro a ver el estreno que su contribución a la obra había sido "limitada". "Estuve tres semanas con el director y el productor, y estuve en tres 'workshops' del musical pero la obra es algo que es suyo", explicaba el cineasta.

"Entonces aún no había vestuarios ni decorados, pero parecía que la obra estaba presente, que el espíritu de los personajes estaba presente", decía Almodóvar.

El parecido entre los personajes del film y del musical es bastante destacable. Como por ejemplo, la actriz que hace el papel de Marisa, y que tiene una destacada nariz, aunque en menor medida, que Rossy de Palma. Y su novio e hijo de Iván, Carlos, podría pasar de lejos, desde los asientos del teatro, por el Antonio Banderas de la película.

O una de las imágenes más memorables de la película, la escena de la ex mujer de Iván, la desequilibrada Lucía, cuando monta en una moto para buscar y vengarse de su ex pareja, y lleva el cabello totalmente tieso y horizontal por el viento.

Aunque hay escenas totalmente nuevas. Como la que se desarrolla en los juzgados, cuando Lucía (interpretada por la premiada Patti LuPone) reclama que su ex le devuelva los 20 años que ella ha perdido por no sobreponerse a la ruptura sentimental.

Y el toque melodramático de Broadway tampoco no falta en varios momentos en que las abandonadas, Pepa y Lucía, lloran cantando el amor perdido.

Aunque la parte más sensiblera asoma alguna vez, la comedia reina a lo largo de un musical que hace soltar más de una carcajada.

"Cuando compraron los derechos -decía Almodóvar-, insistieron en que ocurriera en Madrid porque decían que algo tan disparatado e idiosincrásico sólo podía pasar en Madrid". "Pero creo que se podría hacer en otroa ciudad, porque los personajes caracterizan la locura de las grandes ciudades".