EN LOS diarios existen espacios propiamente informativos y otros de opinión. Junto a las noticias, fotografías de actualidad, crónicas periodísticas y reportajes, también están los espacios de opinión, claramente identificados, con notas editoriales propias y textos de colaboradores externos. Éstos últimos contienen juicios sobre asuntos cuestionables, que incluyen la exposición y argumentación del pensamiento acerca de un tema, que firma una persona reconocida, que no es necesariamente un periodista.
El lector Camilo Santelices Vera indica que "los columnistas escriben lo que piensan, pero muchas veces se equivocan". Y, pregunta: "¿existe algún seguimiento sobre esos contenidos? y ¿son iguales las exigencias y responsabilidades de éstos a las de un reportero?".
Por cierto, los columnistas también se pueden equivocar. Si observamos el término "opinión" desde el balcón de la filosofía, se trata de una proposición de la que no se tiene una evidencia plena sobre la verdad del conocimiento. Esto supone que la "opinión" admite la posibilidad de error. En este sentido, es una afirmación con menor evidencia de la verdad que una certeza.
Las responsabilidades de periodistas y columnistas son iguales. En La Tercera, el manual de estándares editoriales fija normas para el desarrollo de un periodismo de excelencia, que compromete la difusión de información veraz, rigurosa y fundamentada, obtenida mediante métodos legítimos que utilicen, hasta el límite de lo posible, el acceso a todas las fuentes disponibles. Estas normas, que obligan a ambos, marcan una clara diferencia entre información, interpretación y opinión emitida por una fuente, e información, interpretación u opinión del periodista, permitiendo que el lector pueda identificarlas con claridad.
Javier Darío Restrepo, el consultor colombiano sobre ética periodística, y autor de varios libros -entre ellos "El zumbido y el moscardón"- señala que los reporteros y columnistas tienen el deber de buscar y respetar la verdad de los hechos. "Esta verdad es para el columnista el fundamento de sus opiniones y, por ello construye su credibilidad y peso moral con la veracidad de todas sus afirmaciones, y aparece dispuesto a respaldarlas con pruebas y argumentos sólidos".
Y así como el reportero enriquece las páginas con su trabajo periodístico, el columnista presta un servicio informativo que es muy valorado: hacer comprender los hechos. Estimula el pensamiento, concita la reflexión e introduce a los lectores en la esencia de las noticias.
A paladas...
El lector René Fuentealba P. comenta que descubrió un molesto descuido en la información titulada "Concejales de Valparaíso analizan reducción presupuestaria de Sharp". En la bajada, el autor escribió: "El alcalde de la comuna propuso reducir los gastos para así palear la deuda que arrastra la Municipalidad".
Cierto. El problema está en la palabra "palear", que el diccionario académico define como "trabajar con una pala". Lo más probable es que los concejales analizaran una reducción presupuestaria para "paliar" la deuda del municipio.
El lector recuerda que en una de sus acepciones "paliar" significa mitigar, suavizar y atenuar. Las cifras no se arreglan a paladas...