GlaxoSmithKline Plc y Boehringer Ingelheim GmbH son dos de los laboratorios que demoran los lanzamientos o retiran parcialmente sus productos en algunos mercados europeos conforme los gobiernos elevan el umbral de lo que están dispuestos a pagar.

En Europa, que representa alrededor del 30% de las ventas de la industria, los gobiernos recurren a reducciones de precios y un estudio minucioso de los beneficios de las drogas nuevas para contener el déficit de presupuesto en medio de medidas de austeridad. Las reducciones de costos podrían continuar en 2013 luego de la rebaja de los pronósticos de crecimiento económico de la región, dijeron los analistas de Bloomberg Industries el 15 de noviembre.

"Ahora más que nunca es importante conocer el beneficio de los productos nuevos", señaló José Aymami, gerente de cartera de Merchbanc de Barcelona, que posee acciones de Roche Holding AG, Bristol-Myers Squibb Co. y ThromboGenics NV, entre otros papeles de firmas de cuidado de la salud. "Nos estamos concentrando en compañías que van a obtener un retorno por los costos de desarrollo".

La Agencia Europea de Medicamentos, ente regulador de los fármacos en la Unión Europea, efectúa recomendaciones a la Comisión Europea respecto a si las drogas deben ser aprobadas para su comercialización en el bloque de 27 países. Una vez aprobadas, las farmacéuticas negocian los precios con los pagadores de cada país.

Ley de precios

En Alemania, a las compañías se les exige que demuestren que el producto nuevo funciona mejor que medicamentos anteriores antes de que puedan cobrar una prima por él. El proceso de revisión debe cumplir con una ley de precios de los medicamentos de 2010 sancionada con la intención de ahorrar 2.000 millones de euros (US$2.600 millones) anuales.

Las autoridades alemanas afirman que Boehringer Ingelheim no había comparado su tratamiento para la diabetes Trajenta con los tratamientos existentes apropiados en la primera evaluación de marzo. Boehringer inició un segundo proceso de revisión en septiembre y, si al producto se le concede el status de "beneficio adicional", la compañía de Ingelheim, Alemania, emprenderá las negociaciones sobre precios.

"En los últimos años, se ha aplicado una serie de medidas punitivas en Alemania", explicó Richard Bergstrom, director general de la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas, en un comunicado. "Eso no es bueno para los pacientes alemanes ni es bueno para el país si quiere retener a las compañías y atraer nuevas inversiones".

En el Reino Unido, el principal comprador es el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) administrado por el Estado. Otro organismo, el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica, conocido como NICE, asesora al NHS sobre los tratamientos con una buena relación precio-calidad.

Entre enero de 2010 y agosto de este año, 26 fármacos, o el 33 % de los aprobados por la Agencia Europea de Medicamentos, fueron rechazados por el NICE, según un análisis de Bloomberg Industries.

En la medida que los precios de las drogas en el Reino Unido están entre los más bajos de Europa y el porcentaje de adopción de nuevos medicamentos es significativamente más bajo que en el continente, el NICE no valora adecuadamente la innovación, dijo Stephen Whitehead, máximo responsable ejecutivo de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica.

"Es cada vez más difícil obtener un retorno por el desarrollo de fármacos", señaló Whitehead en una entrevista. "Los pacientes no reciben el tratamiento óptimo" debido a la demora de las decisiones y el rechazo de las terapias más nuevas.