"Damián, te parás acá y no dejás pasar a nadie". El niño mira a su padre y asiente. Dos minutos después, ¡paf! Todo negro y llanto desconsolado. "Era la primera vez que jugaba. Tenía cuatro años y mi viejo me puso atrás. Me llegó un pelotazo en la cara y dije no juego más". Así recuerda Damián Díaz su primer partido.

Afortunadamente para Universidad Católica, cambió de opinión y empezó a jugar en el barrio, donde aprendió las gambetas que hoy lo tienen como pieza esencial en la UC, que, jugando al ritmo que él impone, marcha invicta y lidera el Clausura.

El "Kitu" es pura alegría. Pero antes le tocó pasarla mal, por eso se toma el buen momento con humildad. Sus inicios fueron difícil, pero el sueño de ser profesional siempre lo empujó. Hizo grandes sacrificios.
 
"Tuve que elegir entre ir a Bariloche con mis compañeros o ir a probarme a Vélez. Era a las siete de la mañana, viajamos con mi viejo desde Rosario. El técnico ni nos miró, Se dedicó a tomar mate y a conversar y después nos despachó. Con mi viejo lo queríamos cagar a trompadas y estuvimos a punto de hacerlo", relata.

Recién a los 17 años su sueño comenzó a hacerse realidad. Un jefe de la barra de Rosario Central le consiguió una prueba y su vida cambió. Estuvo dos años. Fue compañero de Darío Conca y pupilo de Néstor Gorosito, dos ídolos cruzados. De hecho, el "Pipo" lo hizo debutar en Primera. "Somos distintos, pero ojalá me vaya tan bien como a ellos", dice, evitando las comparaciones.

Una gran campaña lo llevó a Boca Juniors, en una operación similar a la que lo trajo a la UC como parte de la negociación por Gary Medel. Con los "xeneizes" jugó poco, tapado por su amigo Juan Román Riquelme. "Algunos dicen que no quería venir y es mentira. Necesitaba continuidad, porque en Boca no jugaba. Fue una buena decisión", explica.

Figueroa dijo que usted era la pieza que le faltaba, ¿lo siente así?

Me lo ha dicho. Nos hemos entendido bien con Mirosevic, Toloza, Ormeño y Valenzuela, pero la solidez defensiva es básica y a los delanteros les empezaron a salir los goles.

¿Están para campeones?

Es nuestro sueño, pero falta mucho. Vamos de a poco, sin volvernos locos.

Es uno de los preferidos de los hinchas, ¿cómo vive esa fama?

Siempre fui de barrio y entiendo que para ellos una foto o una firma es importante. Hay que mantenerse humilde y trabajar para que me reconozcan por lo que hago en la cancha.

¿Qué más le gusta?

La cumbia. Para escuchar, cosas como La Noche o Américo, que ponen los chicos. Les pedí que me lleven a verlos, pero no hemos podido. Para bailar, prefiero la cumbia villera.

¿Es difícil mantenerse alejado de la tentación de salir?

No. Necesito continuidad, jugar; la joda en este momento no me interesa para nada. Tengo 23 años y no puedo estar pensando en salir o ir a tomar y al otro día llegar mal. En el futuro podré salir, conocer discotecas;, ahora vengo a jugar y que me vaya bien.