El 6 de abril es una fecha que Jason Silva difícilmente pueda borrar de su memoria. El volante -hoy en Palestino- defendía la camiseta de Colo Colo la tarde en que venció por la cuenta mínima a Universidad de Chile, en el Estadio Nacional.
La victoria desató la euforia de los jugadores albos, quienes se dirigieron hacia un costado de la cancha para festejar con un reducido número de simpatizantes, ubicados en uno de los codos del sector norte. Hasta ahí llegó también el mediocampista, declarado hincha del Cacique, quien no dudó en pisar un lienzo de la U, que había caído desde las graderías. No contaba con que ese gesto fue observado por efectivos de seguridad, quienes inmediatamente procedieron a detenerlo.
El futbolista fue conducido a la 19ª Comisaría de Carabineros, donde pasó la noche detenido, y después fue formalizado por la Ley de Violencia en los Estadios. Luego de la audiencia de formalización fue puesto en libertad mientras durara la investigación.
Ese plazo venció ayer y Silva recibió una inédita sanción para un futbolista: "Quedé un año sin poder entrar a los clásicos. También tengo que dar charlas en el Centro Semicerrado del Sename en La Cisterna durante estos primeros tres meses. Además, no tengo que tener ningún problema judicial durante un año y se borran estos antecedentes", cuenta el jugador palestinista.
Su defensor, Cristián Díaz, del estudio Puga Ortiz Abogados, detalla que "no puede ingresar a ningún partido entre Colo Colo y la U, ya sea oficial o amistoso, y sin importar dónde se juegue".
Asimismo, precisa que "el procedimiento quedó en una suspensión condicional. Jason tiene que cumplir con ciertas condiciones durante un año y mantener una irreprochable conducta, porque sino el juicio se volverá a abrir".
Pese a la medida, tanto Silva como su abogado se mostraron satisfechos por esta decisión. "Estoy tranquilo. Más allá de que no puedo ingresar a los Superclásicos, quedo contento. Que pase luego el tiempo, nomás", sostiene.
En ese sentido añade, con un tono de reproche, que "Estadio Seguro quería dejarme sin jugar durante un año. No estaba de acuerdo. Era mucho. Y nunca había pasado antes".
Precisamente, la intención del organismo dependiente del Ministerio del Interior era apegarse a lo que establece la FIFA frente a este tipo de casos, lo que fue desestimado por el juez.
Complejo presente
Luego del episodio, el volante recibió una suspensión de cuatro partidos, por lo que se perdió la posibilidad de jugar ante Wanderers, en el partido donde los albos dieron la vuelta olímpica después de cinco años.
También debió lidiar con amenazas dirigidas hacia él y su familia, lo que dificultó aún más el escenario por el que atravesaba.
Por si fuera poco, Blanco y Negro no hizo efectiva la opción de compra que tenía sobre el jugador, quien así debió retornar a Palestino.
Su regreso al cuadro árabe tampoco ha sido de lo más fácil. En una par de amistosos de pretemporada (frente a Universidad Católica y la U) tuvo algunas dificultades disciplinarias, que lo hicieron abandonar la cancha antes de tiempo.
Incluso, evaluó en algún momento la posibilidad de abandonar el club, disconforme por sus condiciones económicas, lo que dio paso a una serie de especulaciones, que el jugador de 23 años negó después.
Por otra parte, esta sanción podría condicionar su futuro, pues, en caso de volver a fichar en los albos o de recalar en los azules, no podrá jugar el partido más importante de la temporada.
Eso sí, sólo de él dependerá dejar atrás este episodio y volver a mostrar sus habilidades deportivas para recuperar el terreno perdido por esta situación.