La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) aún no ha cerrado los agujeros a través de los cuales el informante Edward Snowden filtró numerosos documentos, admitió el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, en una audiencia ante el Congreso estadounidense.
"Impulsaremos el uso de software de vigilancia para poder reconocer mejor los peligros por parte de 'insiders'", aseguró Clapper el martes en la comparecencia.
Mientras tanto, el propio Snowden volvió a defender sus filtraciones en unas breves declaraciones a la revista alemana Zeit de hoy. "La responsabilidad por el escándalo surgido no es de la filtración del comportamiento indebido, sino del comportamiento indebido en sí", señala en el semanario.
En una democracia los ciudadanos tienen que participar en las decisiones. "Las personas no pueden aprobar programas y una política por los que no han sido consultados", añade.
Clapper prometió que el servicio secreto controlará mejor qué colaboradores acceden a qué documentos. Pero admitió que el sistema no está aún listo para ponerse en práctica. "No hay una trampa de ratones para garantizar que no vuelva a haber otro Edward Snowden".
La NSA sigue sin saber con exactitud qué documentos copió y se llevó Snowden, que sabía cómo moverse sin dejar rastro por los sistemas informáticos. "Sabía lo que hacía", dijo Clapper. "Se mantuvo por debajo del alcance del radar".
La cifra de 1,7 millones de documentos que se ha manejado no es más que una estimación. "No sabemos realmente lo que se llevó y ha puesto a disposición de sus cómplices", añadió, al tiempo que acusó a Snowden de haber puesto en peligro millonarios programas de inteligencia.
Clapper aseguró además de que al trabajar como analista externo de la NSA y vivir en Hawaii, Snowden tuvo mayor facilidad para robar los documentos. "Si hubiese estado en Fort Meade, la sede central de la NSA, habría llamado la atención mucho antes".