Cuando se cumplen 20 años de las primeras elecciones multirraciales en Sudáfrica, el país acude nuevamente hoy a las urnas, para renovar su Parlamento nacional (400 escaños) y, paralelamente, a los miembros de los legislativos de las nueve provincias. Serán luego estos nuevos parlamentarios quienes elegirán, entre los líderes de los diversos grupos partidistas, al próximo presidente del país, quien tendrá un mandato de cinco años. Se trata, además, de los primeros comicios sin la figura del ex Presidente Nelson Mandela, quien falleció el pasado 5 de diciembre, a los 95 años.
Aunque los sondeos le dan nuevamente una victoria al Congreso Nacional Africano (CNA, que gobierna ininterrumpidamente desde 1994), la arremetida de la opositora Alianza Democrática (AD, con fuerte presencia de electores blancos) y de la díscola agrupación de los Luchadores por la Libertad Económica (LLE, fundada por ex miembros del CNA) augura un descenso del número de escaños para el partido oficialista.
Así, de concretarse la tendencia de los sondeos, el Congreso Nacional Africano obtendría un poco más del 60% de los votos, por debajo del 65,9% que se adjudicó en 2009, mientras que la AD se quedaría con el 23,7%, siete puntos más que en las elecciones pasadas. A menos de un año de su creación, LLE cosecharía, a su vez, el 4,7% de los sufragios.
Aunque el CNA espera una victoria, la campaña no ha sido nada fácil para los correligionarios de Mandela, quienes durante la campaña se volcaron a las calles para pedir una renovación de la confianza a los más de 25 millones de sudafricanos registrados para votar. "Hazlo por Madiba. Vota CNA", dicen, en referencia a Mandela, algunos afiches del Partido Comunista local, aliado histórico del Congreso Nacional Africano.
En estos 20 años del CNA en el poder, la corrupción, el alto desempleo (25%), la violenta represión de las huelgas mineras (que en agosto de 2012 dejaron 34 muertos en un solo evento) y los magros resultados económicos de los últimos años (en 2013, el país creció un 1,9%, mientras que el promedio en el resto del continente negro fue de un 5%) han deslucido los avances que se han registrado en Sudáfrica desde el fin del apartheid, en 1992.
Incluso, el propio Presidente Jacob Zuma -quien busca la reelección (ver recuadros)- se ha visto involucrado en un escándalo, al trascender que había usado alrededor de US$ 22 millones del erario público para renovar su residencia privada. El malestar con el gobernante quedó reflejado tanto en el funeral de Mandela (donde fue abucheado) como durante el cierre de la campaña del CNA, desarrollado el domingo, en el estadio FNB de Soweto, Johannesburgo (donde se jugó la final del Mundial de Fútbol de 2010). Antes de que Zuma finalizara su discurso, parte importante de los asistentes ya se habían ido, según consignó la agencia española EFE.
En un país donde conviven a diario 11 lenguas oficiales, la inequidad sigue siendo una gran piedra en el zapato para el Congreso Nacional: el diario británico The Guardian sostiene que Sudáfrica está dentro de los primeros cinco puestos del ranking de las sociedades más desiguales del mundo.
En esa línea, la agencia France Presse recordó que los blancos ganan, en promedio, seis veces más que los negros (8,9% y 79,2% de la población, respectivamente), poseen un mejor acceso a la educación y tienen menos desempleo en sus filas (7% contra 28%).
Actualmente, 16 de los 52 millones de habitantes del país reciben algún tipo de ayuda social por parte del Estado, consignó la agencia alemana Dpa. Según The Guardian, el disgusto con el partido de Nelson Mandela es tal que, incluso, antiguos ministros del Congreso Nacional han llamado a los ciudadanos a votar por las agrupaciones políticas pequeñas o, en su defecto, anular.
Según el calendario, se prevé que el viernes se den a conocer los resultados provisionales de los comicios.