El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, acusó de los hechos a un conductor afgano que trabajaba para las fuerzas españolas.

"Está claro que esto fue un ataque premeditado y que el autor de los disparos sabía exactamente lo que hacía. Estamos por tanto ante un ataque terrorista", dijo el ministro.

Los fallecidos son el capitán José María Galera Córdoba, de 33 años, el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo, de la misma edad, y el traductor Ataollah Taefik Alili, de 55.

También murió, por disparos de otros guardias civiles, el supuesto agresor, identificado como Ghulam Sakhi y que era el chófer del capitán Galera desde que éste llegó a Afganistán hace cinco meses.

"CONTACTOS CON EL TALIBAN"

Los hechos se produjeron en la ciudad afgana de Qala e Naw, en la provincia de Badghis (noroeste) durante una clase de formación que los guardias españoles impartían a un grupo de policías locales.

El gobernador de la provincia, Dilbar Jan Arman, dijo a la agencia de noticias española Efe que Sakhi "mantenía contactos con el Talibán".

Según Efe, el Talibán reivindicó el atentado en un comunicado en lengua pastún colgado en un sitio de internet.

Tras enterarse de la muerte de un ciudadano afgano por disparos de la policía española, cientos de personas protestaron a las puertas de la base.

Quentin Sommerville, de la BBC, informa desde Kabul que los autores de la protesta lanzaron piedras contra la base donde se produjo el incidente.

Algunos, incluso intentaron escalar los muros, lo que fue respondido con disparos.