La semana pasada, Jorge González anunció su retiro de los escenarios y, por consecuencia, abrió una nueva fase en su vida. Casi en sincronía con el fin de su historia en vivo, y en el contexto de una extensa rehabilitación tras el infarto isquémico cerebeloso de 2015, el patrimonio artístico de toda su carrera empezó a agitarse como nunca antes, con variados proyectos de rescate y administrados por distintos protagonistas.
Por un lado está su familia, encabezada por su hermano Marco y que esta semana dio el primer paso al editar el álbum triple Demos, la más completa antología de material inédito del cantautor y que abarca casi todas sus caras en solitario, desde la génesis del disco Corazones en los 80, hasta la sesiones en Berlín que dieron forma a sus títulos de esta década. Aunque es material disponible desde hace años en ediciones piratas, el sonido luce restaurado por Gonzalo González, el más reputado ingeniero de sonido del circuito, y son todas composiciones que jamás se incluyeron en los álbumes oficiales.
"Es una idea muy antigua, del 95, pero que por distintos proyectos de Jorge siempre se fue postergando. Y aquí no sólo se muestra como compositor, sino que también como productor, porque son temas casi resueltos y que no suenan de modo artesanal", dice Marco González, el diseñador que ha ejercido como guardián de la arqueología artística de su hermano: desde incluso antes que se formaran Los Prisioneros, el cantante siempre le entregó los registros de las primeras grabaciones de casi todos sus álbumes.
Entre algunas particularidades del compilado están los temas de Los Vinchukas (la banda previa a Los Prisioneros) que el propio trío regrabó en 2002, aunque en el flamante trabajo sólo se menciona a González y Tapia como parte del hecho, omitiendo a Claudio Narea.
Con tal tesoro, el clan González planea otros lanzamientos: una edición en vinilo que resumirá lo mejor de Demos; una segunda entrega con contenido no oficial que ahora cubrirá exclusivamente la época ochentera de Los Prisioneros; y una autobiografía bautizada como Héroe, de 80 páginas y que mostrará imágenes nunca antes publicadas. La fecha estimada de su salida es enero. "Pero será un texto sin chimuchina", aclara González, subrayando que el libro está focalizado en la formación melómana del intérprete, y que sólo llega hasta la reunión del conjunto en 2001.
Por otro lado, existe otro grupo de estrechos colaboradores, liderados por su mánager y amigo, Alfonso Carbone, que también maneja sus propios planes, de forma totalmente independiente.
Por ejemplo, una antología doble de éxitos en solitario, los que van desde su debut homónimo de 1993 hasta Trenes (2015), incluyendo dos temas inéditos registrados en los últimos años, Ex adicto y Gracias (trabajada incluso hace unos meses, en plena recuperación). Se trata del compilatorio que el propio artista detalló la semana pasada en su cita con la prensa en el bar Liguria de Providencia.
Además, aún está en carpeta la salida del DVD con el emotivo show de retorno de noviembre del año pasado en Movistar Arena. Ambas iniciativas no tienen estreno programado, bajo la idea de no competir con el material que llega al mercado por estos días.
El plan es no pisarse los talones, pese a que ambas facciones intentan exhibir su mejor faena en el mayor tesoro que hoy exhibe la historia del rock chileno.