"El campo de juego no estaba nivelado", dijo la jefa de la misión de la Organización para la Cooperación y la Seguridad de Europa (OSCE), Tana de Zulueta, para referirse a que el referéndum constitucional celebrado ayer en Turquía no cumplió con los estándares democráticos.
Esto debido a la "falta de imparcialidad" durante la campaña, afirmaron los observadores de la OSCE y del Consejo Europeo.
"En general, el referendo no cumplió con las normas del Consejo de Europa", advirtió por su parte Cezar Florin Preda, líder del equipo de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.
Es así como los portavoces cuentan con un plazo de ocho semanas para elaborar un informe sobre esta situación, sin embargo, negaron a pronunciarse sobre si el resultado debe considerarse válido o no.
La experta no quiso evaluar el anuncio de la oposición de impugnar los resultados por la supuesta presencia de 2,5 millones de votos sospechosos, carentes del preceptivo sello de la mesa electoral, que la Junta Suprema Electoral turca decidió dar por válidos una vez empezado el recuento.
"Esa decisión, tomada en ese momento, sí ha socavado una importante medida de protección y está en contradicción con la ley. No hemos tenido oportunidad de reunirnos con la Junta Electoral para hablar sobre este tema", indicó la jefa de la misión.
Florin Preda, por su parte, lamentó que la ley turca no prevé la presencia de observadores internacionales y no permite a organizaciones cívicas turcas vigilar el proceso, limitando esta función a representantes de los partidos.
El referéndum votado ayer por los turcos buscaba aprobar una reforma a la Constitución y así ampliar los poderes del Presidente Racep Tayyip Erdogan.
Con el 99,5% de los votos escrutados, la opción del "Sí" se impuso con un 51,4%, mientras que el "No" fue apoyado por el 48,6% de los electores.