Cuando le diagnostican un cáncer de pulmón incurable, el profesor de química Walter White decidió emprender un peculiar "negocio" para costear un tratamiento y asegurar el futuro de su familia: elaborar y vender metanfetamina. Así comenzó en 2008 la exitosa serie estadounidense Breaking Bad, que durante cinco temporadas cautivó a millones de personas alrededor del mundo, y cuya última entrega aún se transmite en Chile. Durante 62 episodios, los telespectadores siguieron atentamente las peripecias de White, un dedicado maestro que pasó a ser un gurú de una droga psicoestimulante sintética que en la vida real es tan lucrativa como peligrosa.
Este narcótico -comúnmente llamado meth, entre otros apelativos- se ha convertido en una pesadilla para las autoridades que a nivel mundial intentan frenar su expansión, ya que, además de su bajo precio, su elaboración, tal como reflejó la serie, puede llegar a ser casera. Los ingredientes requeridos no son difíciles de adquirir y sus componentes esenciales (efedrina y pseudoefedrina) incluso pueden ser obtenidos de medicamentos que los contienen como antigripales y jarabes para la tos. En comparación con otras drogas, el efecto de la metanfetamina dura más (entre seis y 12 horas) y, por ejemplo, es más intenso que el que otorga la cocaína.
De acuerdo con el Informe Mundial sobre las Drogas 2013 de Naciones Unidas, las incautaciones a nivel global de Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ATS, por sus siglas en inglés), aumentaron en un 66% entre 2010 y 2011, cuando se requisaron 74 y 123 toneladas, respectivamente. En el alza total la meth (ver preguntas y respuestas) jugó un papel preponderante, dado que en el mismo período sus decomisos pasaron de 51 a 88 toneladas (71% de la incautación mundial de anfetaminas en 2011). Es decir, se registró un alza de 73%.
El aumento de la curiosidad sobre el proceso de elaboración desarrollado capítulo a capítulo por White, coincidió con un descenso de los incidentes en los que figuran centros clandestinos de elaboración de esta droga, incluyendo "laboratorios, vertederos, y los elementos necesarios para montar un laboratorio, tales como productos químicos, vasos precipitados, tubos de ensayo y quemadores", según la agencia estadounidense antidroga (DEA). La oficina, dependiente del Departamento de Justicia, informó en septiembre pasado que en 2012 hubo 12.694 de estos casos, cifra menor a los 13.390 registrados en 2011. Sin embargo, en 2004, hubo 23.829 incidentes en todo el país. Con 1.825 casos, Missouri lideró el ranking de incidentes del año pasado, seguido por Tennesse (1.585), Indiana (1.429) y Kentucky (919). En conjunto, estos cuatro estados del Medio Oeste y sur del país contabilizaron el 45,3% de casos relacionados con meth en todo el país.
Sin embargo, en cuanto a los laboratorios, la ONU reportó que en EE.UU. su número se cuadruplicó entre 2010 y 2011, pasando de 2.754 a 11.116. Así, EE.UU., Canadá y México acapararon el 61% de los decomisos de metanfetamina en 2011.
Si los capos mexicanos controlan el mercado norteamericano de meth (con ganancias que rondan los US$ 637 millones anuales, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad), los productores de Africa Occidental -tradicionalmente enfocados a la cocaína y la heroína- abastecen hoy por hoy a gran parte de los consumidores de Asia Oriental y el sudeste asiático, donde los precios van al alza. Según la ONU, por ejemplo, en Japón un kilo del estimulante puede llegar a US$ 200 mil.