La presidenta Dilma Rousseff ha perdido terreno entre los votantes brasileños por preocupaciones sobre la vacilante economía antes de las elecciones del 5 de octubre, que probablemente sean decididas en una segunda vuelta más reñida, según un sondeo publicado el viernes.
Casi un tercio de los votantes brasileños aún no respaldan a candidato alguno, una señal del descontento generalizado con la clase política brasileña, mostró una encuesta realizada esta semana por Datafolha.
Rousseff aún es la favorita para obtener la reelección, pero el respaldo para la mandataria de izquierda ha caído a un 34 por ciento desde un 37 por ciento en un sondeo del mes anterior.
No obstante, sus principales rivales no han avanzado contra ella. La intención de voto para Aécio Neves, del centrista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), bajó un punto porcentual, a un 19 por ciento, mientras que el respaldo al candidato del Partido Socialista Brasileño, Eduardo Campos, cayó a un 7 por ciento desde un 11 por ciento en mayo, afirmó Datafolha.
Si Rousseff no logra ganar el 50 por ciento más uno de los votos válidamente emitidos el 5 de octubre, las elecciones se decidirán en un balotaje que podría producir sorpresas. Su ventaja sobre Neves en una eventual segunda vuelta se ha reducido a 8 puntos porcentuales desde 11 puntos en la encuesta de mayo.
El pesimismo sobre la economía y el empeoramiento de las expectativas respecto a la inflación y al empleo han afectado al índice de aprobación del Gobierno de Rousseff, mostró el sondeo.
Sus cifras negativas han aumentado y un 35 por ciento de los votantes dijeron que nunca votarían por Rousseff (más que un 31 por ciento hace un mes), mientras que los números negativos de Neves han bajado.
Manifestaciones esperadas contra el Mundial de fútbol, que comienza la próxima semana en Brasil, podrían afectar aún más la popularidad de Rousseff y complicar su postulación a la reelección.
La una vez pujante economía brasileña está en su cuarto año de lento crecimiento y apenas creció en el primer trimestre debido al hundimiento de las inversiones, reflejando un amplio malestar que ha provocado recientes disturbios laborales y protestas callejeras.
Por primera vez, el número de brasileños que temen que la situación económica empeorará (un 36 por ciento frente a un 28 por ciento en mayo) supera el de aquellos que creen que seguirá igual (32 por ciento frente a un 41 por ciento hace un mes).
Los altos precios son la principal preocupación. Un 64 por ciento de los encuestados cree que la inflación empeorará, más que un 58 por ciento en el sondeo de mayo.
También se están deteriorando las expectativas para el desempleo, que ha sido una historia de éxito para el Gobierno de Rousseff debido a que ha permanecido bajo, pese a la desaceleración de la economía.
Ahora un 48 por ciento de los votantes cree que la tasa de desempleo subirá, frente a un 42 por ciento que creía eso hace un mes.
La encuesta mostró que el número de votantes indecisos subió a un 13 por ciento desde un 8 por ciento hace un mes, y que un 17 por ciento de los entrevistados dijeron que no votarán por candidato alguno y emitirán un voto inválido.
Datafolha entrevistó a 4.337 personas entre el 3 de junio y el 5 de junio. El sondeo tiene un margen de error de más o menos dos puntos porcentuales.