Los turistas que viajen a la capital francesa ya no podrán subirse al tiovivo que, situado a menos de 200 metros de la Torre Eiffel, muchos utilizaban para ver desde otra perspectiva el monumento más visitado del mundo.

Este viernes el Ayuntamiento de París obligó a retirar la atracción debido a que, desde 2006, el tribunal administrativo avisó de que el carrusel, que lleva más de 24 años en este lugar, no puede estar ubicado frente al Campo de Marte.

Testigo del desmantelamiento, en el Quai Branly, el dueño del tiovivo, Roger Alliot, aseguró que "nunca ha tenido ningún problema" y, sin embargo, le obligan a irse "sin contar con la opinión de todos los turistas que disfrutan cada día de esta atracción".

Algunos de los curiosos que se pararon a ver qué sucedía declararon que es "una pena" que, decisiones como ésta, provoquen que "los más pequeños no puedan disfrutar de ver la Torre Eiffel subidos desde un caballito".

En opinión de una visitante argentina, "hay que cuidar el turismo y más en un lugar cómo éste", por el que pasan cada día cientos de personas.

Sin embargo, en la mañana los operarios fueron desmontando pieza por pieza el tiovivo que fue testigo desde 1986 del paso de muchos de los turistas que fueron a ver la Torre Eiffel desde el VII distrito de París, ubicado en la orilla izquierda del río Sena.

Entre micrófonos y grabadoras, el dueño de la atracción afirmó que "es injusto para todos que el carrusel tenga que desaparecer" y más cuando, según reiteró, nunca antes tuvo contrariedades con el Ayuntamiento, que desmantela el tiovivo por dinero".

Alliot explicó que en otras zonas de París hay tiovivos instalados y "no tienen ningún problema con el Ayuntamiento".

Desde la Corporación indican que Alliot tenía una autorización "determinada y provisional" que finalizó en 1987, a partir de esta fecha, "el carrusel ha continuado funcionando sin permiso y de forma ilegal".

Con actuaciones como ésta, el Ayuntamiento de París pretende poner punto final al descontrol en el sector de los pequeños negociantes, que, al situarse en las zonas más turísticas y remuneradas de París, llegan a recaudar -como supuestamente lo hacía el carrusel de la Torre Eiffel- más de 10.000 euros al día.