En diciembre de 1931, el director soviético Sergei Eisenstein estaba en un callejón sin salida. Entrampado en el rodaje de una película mexicana financiada con capitales estadounidenses, el autor de El acorazado Potemkin prefería vendarse los ojos ante las llamadas y los telegramas de quienes pedían algo de compostura. Desde Estados Unidos, el escritor Upton Sinclair y su millonaria esposa, productora de ¡Qué viva México!, exigían ver el metraje realizado por su admirado e indisciplinado beneficiario. Desde Moscú, Josef Stalin solicitaba el fin de tan alargada gira. De lo contrario, todo tendría las características de una deserción.
Intimidado por sus patrones económicos y políticos, el realizador colgó los guantes y regresó a Estados Unidos con 50 horas de película sin editar. Luego, derrotado artísticamente, volvió a Moscú para ponerse al día con sus obligaciones de intelectual revolucionario. ¡Qué viva México! pasó por varias manos hasta que en 1979, su amigo y colaborador Grigori Alexandrov realizó un montaje de 90 minutos. Aquel es el que normalmente se conoce, distando bastante de la intención original de Eisenstein, que llamó a su cinta "fresco cinematográfico".
Más cerca de la propuesta que el cineasta tenía en mente es la versión de cuatro horas que la próxima semana se exhibirá en el 18 Festival de Cine Recobrado de Valparaíso, que va del lunes 20 al sábado 25 de octubre. Se trata de una copia de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), compilada por Jay Leda, director estadounidense y colaborador de Eisenstein. Es la primera vez que esta versión se muestra en Sudamérica, después de estrenarse en México hace exactamente un año.
Tras conocer a Diego Rivera en 1927 y quedar impresionado por sus murales, Eisenstein decidió realizar una película que indagara en las costumbres de México. De Rivera también tomó el mencionado concepto de "fresco" cinematográfico, que le serviría en la práctica para realizar una película a modo de collage e impresiones. Aunque el director nunca le comunicó directamente al matrimonio Sinclair el guión de la historia, se sabe que la idea era narrar la historia de este país, desde las civilizaciones aztecas y mayas hasta nuestros días. Una de las cláusulas para rodar en aquel territorio fue no hacer ninguna alusión hiriente a la Revolución Mexicana. Tal tarea no fue difícil para Eisenstein, simpatizante de la causa, como muchos de los intelectuales europeos de su tiempo.
Con la ayuda de Rivera, Fida Kahlo y Gabriel Fernández Ledezma, entre otros artistas, Eisenstein filmó corridas de toros, casamientos en Tehuantepec, procesiones de la Virgen de Guadalupe, celebraciones del Día de los Muertos, partidos de fútbol, entierros en la arena. Todas las tomas son de gran calidad gráfica (el realizador trabajó junto a su director de fotografía habitual, Eduard Tissé) y predominan los primeros planos y el contrapicado, este último sobre todo en las escenas religiosas. La película, concebida en seis episodios, fue llamada por Jay Leda "el más importante largometraje de la historia jamás terminado". En el festival será presentado por Francisco Gaytán, subdirector de la Filmoteca de la Universidad Autónoma de México.
Cien años de Charlot
Durante el 2014 se conmemoran los 100 años desde que el clásico vagabundo creado por Charles Chaplin apareciera por primera vez en pantalla grande en uno de sus cortometrajes. Precisamente cinco de aquellos cortos se presentarán en la muestra, incluyendo Carreras sofocantes (1914), la cinta que lo mostró por primera vez. El Charlot que ahí se ve dista bastante del que luego todos conocerían: es más bien un pillo, de mirada sospechosa y con escasa ternura. En la historia, filmada durante una carrera infantil de autos en California, el personaje de Chaplin hace aparición en medio del espectáculo e interfiere con la competencia. Es un aguafiestas tramposo y sin remedio que además rompe el recurso de la cuarta pared: en un momento le habla directamente al espectador. Todos estos cortos fueron recientemente restaurados por la Cinemateca de Bolonia, la más importante de Europa.
La sección La belleza del 35 mm se dará en el Teatro Municipal de Valparaíso (las otras sedes son el Duoc UC y la Universidad Federico Santa María), con trabajos en celuloide. Destacan, por ejemplo, Canciones (1930) y Tango Bar (1935), ambas con Carlos Gardel: el primero es una recopilación de actuaciones del argentino, que incluye a músicos como Enrique Santos Discépolos, y el segundo es una historia romántica a bordo de un barco. Incluye la famosa escena en que Gardel interpreta Por una cabeza.
En esta misma muestra se darán dos registros documentales con ex presidentes: Frei bienvenido en Gran Bretaña (1965), de los archivos Pathé, y Allende en la Unión Soviética (1973), del ruso Yuri Munglovsky. Este último es un estreno en Chile y exhibe el viaje que el ex presidente realizó a ese país, incluidos sus encuentros con el premier Leonid Brezhnev y el alto miembro del Politburó Yuri Andropov.