¡Si todos tus instintos son incorrectos, entonces lo opuesto tiene que funcionar!”, Jerry Seinfeld.

Más allá del traspié de la reforma tributaria, el gobierno ha disfrutado de un prometedor comienzo de año económico. La inflación cayó en febrero. El Imacec de enero superó todo pronóstico, obligando a recalcular las proyecciones. Atrás quedan los lúgubres pronósticos de recesión y crecimiento de colista regional compitiendo mano a mano con Haití.

Bloomberg publica elogiosos artículos respecto al riesgo país de Chile, nuevamente el más bajo de Latinoamérica. Entró en vigencia el TPP11, bajando los aranceles a miles de productos en los mercados más importantes del mundo. Como si fuera poco, el cierre fiscal de 2022 tuvo un superávit por primera vez en 10 años. Una racha goleadora que hay que reconocer. Y es celebrada, con razón, por el gobierno y sus partidarios, incluyendo un notable video en Instagram de la ministra Vallejo.

La regla de Seinfeld tiene su origen en uno de los episodios más memorables de la serie noventera. George, uno de los personajes, comenta los fracasos de su vida con sus amigos. “Todo me ha salido mal, a pesar de mis talentos. No tengo trabajo, no tengo pareja, soy un hombre pelado que vive con sus padres. Sólo puedo concluir que todas las decisiones de mi vida han sido malas”. Después de pensarlo un poco, su amigo Jerry Seinfeld concluye que la solución a sus problemas es fácil: “Si todas tus decisiones son malas, simplemente haz lo contrario”. George la implementa en el acto, cambiando su orden en el restaurante… y todo empieza a funcionar.

Pues bien, los éxitos del gobierno se deben a que, precisamente, ha seguido el consejo de Jerry. A contrapelo y todo, sus protagonistas han hecho todo lo contrario de lo que vociferaban cuando eran oposición. Y así, uno a uno, han llegado los éxitos.

Con el batatazo del Rechazo no quedó otra que aplicar la receta de Seinfeld: en vez de refundar todo y dejar títere sin cabeza, “hagamos una Constitución consensuada”. En lugar de apoyar los retiros, “combatámoslos con decisión. Destruyen el sistema previsional y financiero”, argumenta el ministro de Hacienda. En vez de desconcertantes videos contra el TPP11, “reconozcamos que es mejor vender a todo el mundo en vez de cerrarse como ostra. Celebremos su entrada en vigencia y promovamos la entrada de China”. ¿Despotricar todo el día contra la economía extractivista?… “mejor reconozcamos el aporte del cobre y el litio a las arcas fiscales. Y por qué no, ¡concesionemos más partes del salar de Atacama e invitemos a Tesla!”.

Y así: en lugar de alegar en contra de la focalización del gasto, “celebremos la responsabilidad fiscal y destapemos champaña por cumplir con el Presupuesto (que nos dejó Piñera)”. Eso da confianza. Y genera resultados.

Usando la regla de Seinfeld, las cosas han funcionado mejor no sólo en economía. En La Araucanía, pese a su reticencia inicial, el gobierno apostó por un estado de excepción, disminuyendo un 43% los delitos de violencia rural y un 74% las usurpaciones. Lo mismo en el norte: la hasta hace poco denostada Ley de Infraestructura Crítica ahora permite a las FF.AA. resguardar nuestras fronteras. ¿Resultado? Aplauso transversal y subida en las encuestas. La fórmula funciona.

Entonces, si es parte del gobierno, siga así: haga lo contrario de lo que pensaba. En la reforma tributaria, ahora que se rechazó y hay tiempo para pensar, si antes quería subir los impuestos, ahora piense en bajarlos. A Irlanda le va increíble, a Uruguay le va bien. A nosotros nos empezó a ir mal desde que no hemos parado de subirlos. Si le encantaba el impuesto a los super ricos, elimínelo de cuajo. Ojalá los super ricos volvieran a invertir en Chile en vez de irse. Invítelos. En la reforma previsional, si odia las AFP, manténgalas. No son el problema. Preocúpese de encontrar las fallas reales del sistema de pensiones.

La regla de Seinfeld no fallará. Repítala hasta el infinito. La popularidad del gobierno subirá como espuma y la economía andará como cañón. Como George, seremos todos un poco más felices. La satisfacción que le darán sus logros y el bien que le hará a Chile serán mucho más importantes que el silencioso dolor de las convicciones abandonadas. Asúmalo con la tranquilidad e hidalguía del que entiende que abandonar es el primer paso para crecer.

Emprendedor y panelista del programa radial Información Privilegiada.