Señor director:

Durante los últimos años, mujeres y hombres han tenido un acceso equitativo a la educación. Sin embargo, los lugares de trabajo y el rol del hombre en el cuidado de los hijos han permanecido prácticamente inalterados, generando esta inercia una barrera laboral para muchas mujeres.

El ámbito universitario no es excepción: ha habido un aumento significativo de mujeres a la educación superior, no obstante, solo el 23% de las universidades tienen rectoras y un 5% de los institutos de formación técnica e institutos profesionales tienen una mujer a cargo. Es por esto que el Consejo de Rectores ha propuesto ocho medidas para avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres, entre ellas, fijar una cuota de 40% de órganos directivos para las mujeres.

En este contexto, hoy los invito a pensar distinto y, en el caso de la mujer, a ver a la persona, su perseverancia y su anhelo de impacto. Para lograrlo, debemos trabajar para eliminar prejuicios y estereotipos que inhiben la natural diversidad que debiese existir en las organizaciones, pues así como muchos y muchas podrán encontrar en las cuotas una imposición, es también cierto que las oportunidades laborales hoy no son equitativas entre hombres y mujeres, debido a factores arraigados en nuestra cultura.

Creo que las cuotas son el reflejo de una sociedad que no ha logrado responder con convicción y a  tiempo frente a determinados desafíos sociales, pues la experiencia internacional nos demuestra que el liderazgo hoy no está limitado a un campo laboral, ni a un género sino a atreverse, a caer y a levantarse comprometidos con un propósito.

Estoy convencida que, si como sociedad nos convencemos de lo anterior, llegaremos a un equilibrio en donde no solo las cuotas no serán necesarias, sino que habremos avanzado enormemente como país.

Verónica Campino

Cofundadora Chile Mujeres