El talento es sin duda el factor crítico de riesgo más latente en las empresas. Sin colaboradores talentosos no es posible “diferenciarse” de nuestra competencia, desarrollar nuevos productos y anticiparse al mercado. Sabemos que resulta muy difícil descubrir gente talentosa y más aún, potenciarla. Ahora bien, el talento se descubre y expande en la diversidad de pensamiento, de cultura, creencias y también de sexo. Ese es el hábitat natural para su desarrollo, pero no es fácil encontrar este ambiente propicio.

Las mujeres han sido y serán siempre un pilar estructural de nuestra sociedad y economía, pero no siempre han sido del todo reconocidas en lo laboral.

Antes de la pandemia, Chile alcanzó la tasa más alta de participación laboral femenina, llegando al 53%. ¿Por qué esto es tan importante? Bueno, un reciente estudio de Clapes UC reveló que el impacto de la participación femenina en nuestra economía es determinante, generando la creación de 79 mil empleos y con ello impactando positivamente en un 0,5% el PIB anual.

Así entonces, la igualdad de género no se trata de un slogan marketero, sino más bien de una realidad cuantificable e incremental, por ello resulta estratégico reconocer la importancia de sumar a más mujeres a nuestras empresas y a la vez, delegar en ellas más y mayores responsabilidades, pues ellas son tan o más capaces que los hombres, sabiendo actuar en muchas ocasiones con sólida templanza, convicción y empatía con el resto. Pero con pena observamos que la gran mayoría de ellas no logra alcanzar altas posiciones de responsabilidad.

Del total de los 255 cupos para directores en empresas IPSA, solo 30 son mujeres, es decir el 12% y si vamos al sector financiero -que incluye la banca, compañías de seguros y empresas financieras en general- solo el 24% de ellas alcanzan la línea ejecutiva mientras que el 14% las posiciones de directores, así entonces la pregunta para este sector es: ¿Sabemos valorar la diversidad y el talento en nuestras mujeres?

La diversidad tiene muchas ventajas, genera oportunidades, regala espacios de ideación, permite la sustentabilidad colaborativa, en corto, ser distintos es un gran valor.

Démonos la oportunidad de trabajar con ellas, disfrutemos con su mirada objetiva y mejor aún, de su profesionalismo, sin duda ellas tienen mucho que aportar y lo harán con gusto, si las dejamos.