Vivimos aires de cambio, lo que nos encanta, pero también nos gusta mantener algunas tradiciones que, sin duda, nos hacen bien. Hablamos de nuestra cultura gastronómica, rica por su diversidad y por la calidad de sus ingredientes. Porque hasta los más rupturistas se rinden antes unas sopaipillas- con pebre, pasadas, con mostaza o como las prefiereas-, o frente a unas empanadas de pino al horno, con la carne picada y la cebolla justa. Y cómo no volver a nuestra casa de la infancia con el sabor de una leche nevada, o un clásico absoluto: el budín de pan.

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