La primera vez que Montserrat Alarcón (64) entró a una aplicación de citas fue a los 53 años, luego de separarse después de un matrimonio que duró 30 años y en el que nacieron sus cinco hijos. “Me atreví a probar porque cuando me separé sentí libertad, que estaba comenzando una etapa entretenida”, cuenta.

Por eso, cuando se encontró con la posibilidad de volver a tener una pareja, lo primero que buscó fue alguien que le prestara más atención. Quería una relación en la que ambos fuesen el centro. “Me encontré con muchos prejuicios respecto de estas aplicaciones y quise probar a pesar de los comentarios del tipo que no eran para mi edad o que no iba a encontrar nada serio ahí. A mi edad tengo la experiencia que me da la madurez y la libertad económica propia de cuando los hijos no dependen de uno. Estaba viviendo una libertad sin apremios y decidí atreverme”, dice.

Se hizo una cuenta y comenzó a conocer gente. “Tuve contacto con muchas personas de diversas edades e incluso conocí a un hombre con quien conviví por dos años, pero al final fue una mala experiencia y después de eso cerré mis cuentas. Me aburrí”, confiesa. Pero justo cuando estaba en esa etapa en que se había decepcionado un poco del amor, por casualidad llegó al Instagram de Tenlove, una aplicación de citas en la que solo pueden entrar personas mayores de 50 años. “Lo primero que me gustó fue que todos los que comentaban ahí estaban en la misma parada: reconociendo que la adultez mayor es una gran etapa de la vida, donde somos más libres, resueltos y estamos llenos de energía y sueños por cumplir”, dice.

Aunque se había decidido a dejar las apps de amor, fue la característica etaria la que la volvió a convencer y le devolvió la esperanza a un corazón que –como dice– estaba esperando el amor. “Apenas entré, varios hombres me llamaron la atención. Me gustó porque, aunque no estoy en contra de las relaciones de pareja con grandes diferencias de edad, sentí que todos los que estábamos ahí buscábamos lo mismo. Porque a esta edad uno se siente bien y está sexualmente activo, pero no estamos en plan de experimentar como a los 30. A esa edad la sexualidad suele ser quizás lo más importante, en cambio ahora para mí la sexualidad es un complemento de la relación en la que busco otras cosas también, como compañía”.

No por eso no se encontró con “pasteles”. “De esos hay en todas las edades”, dice riendo. Recuerda a un señor que le escribió y en la segunda conversación le estaba pidiendo sexo virtual, así que lo borró y le dijo tranquilamente que no le interesaba; o un par que le enviaban fotos con sus autos como queriendo presumir su nivel socioeconómico, a quienes también eliminó. “Hay otro grupo que, como algunas personas a esta edad tenemos el tema económico más resuelto porque no tenemos que criar a los hijos, buscan que una los mantenga o quieren aprovecharse de eso. Pero la verdad es que yo me río y paso al siguiente, no me hago más problema”, dice.

Y fue en uno de esos next que llegó a Luis, su actual pareja. “Me gustó porque tenía una foto natural, no presumía nada, así que le hice match”, que es el término que se usa en estas aplicaciones para conectar con otra persona. “Conversando nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común, incluso gente en común, porque ambos vivimos en Coquimbo algunos años. Pero más allá de eso, se dio como algo suave, nada muy efusivo como cuando uno es joven y al día siguiente piensas que no te vas a despegar más o que vas a hacer todo lo posible por no perderlo. Esto ha sido con calma, con la experiencia que nos da a ambos haber vivido otras relaciones y separaciones, que para mí tienen como principal aprendizaje el concentrarse en el presente y dejar de pensar tanto en el futuro”, dice.

Llevan un par de meses juntos, hace dos semanas se conocieron en persona y cada paso que dan le da más fuerza a su relación. “Siento que en estos dos meses lo he conocido más de lo que conocí a personas en un año. Los dos estamos convencidos de que esto podría durar mucho más, pero vamos con calma. Él me apura un poco más, pero también me entiende y me respeta”.

Así que hoy Monserrat se siente agradecida de este tipo de aplicaciones. Y confiesa que “hubiese sido una muy mala decisión haber desistido de ellas”. Y es un poco la razón por la que los chilenos Nicolás Pino y Paula Herrera crearon esta app. “Hay varios ejercicios psicológicos que demuestran que la mayoría de las personas se arrepienten mucho más de las cosas que han dejado de hacer por miedo, más que de las que han hecho”, dice Pablo, quien a comienzos de este año hizo un video en vivo con la psicóloga Carolina Mutschler en el que conversaron de esto mismo. “Lo que pasa a veces es que al construir una nueva relación, especialmente a esa edad en que las personas suelen tener todo más resuelto, se salen de la zona de confort. Entonces, hay una parte de ellos que se muere de ganas de atreverse a conocer a alguien, pero otra que no porque tienen miedo. Esta emoción que es displacentera, genera alertas que finalmente hacen bien porque se trata de una advertencia”, dice Carolina. Y aclara también que aunque se generen esas alarmas, no deberíamos dejar que nos paralicen, al contrario. “El miedo hay que reconocerlo y después analizarlo. En este caso, por ejemplo, puedo pensar que una relación me podría hacer perder la independencia que es algo que me ha costado, pero eso lo debemos equilibrar con todos los beneficios que trae el hecho de estar acompañado. Y lo más probable es que la balanza se incline hacia los beneficios, porque quedarse en la zona de confort podría desvitalizar a las personas”, agrega.

Nicolás explica que además muchas de las personas que han ingresado a la app y que cuentan su experiencia dicen que los hijos y nietos entregan un tipo de amor y de relación que es distinto a lo que buscan en una pareja. “La soledad en la tercera edad es algo tan grave, que se ha comprobado con estudios clínicos que produce mayor mortalidad que fumar 15 cigarrillos diarios o incluso que la obesidad. Después de un tiempo con la aplicación funcionando hemos comprobado que la edad no es una limitación para encontrar una nueva pareja”, dice. De hecho, durante los últimos ocho meses Tenlove ha crecido un 96%, cifra que no resulta sorprendente si consideramos que según el estudio Solteros en Latinoamérica elaborado por Match.com –otra app de citas–, reveló que la mayor cantidad de solteros (42 %) se encuentra entre personas de 50 a 59 años. A ese grupo le sigue el segmento que va de los 40 a los 49 años, con un 29%.

Así como Tenlove y Match, hay varias otras: Lumen (apoyada por el creador de la popular app de citas entre jóvenes, Badoo) o BlindLove (del argentino Federico Volinsky), por nombrar algunas. Una especie de “revolución senior del amor”, de la que Montserrat se siente orgullosa. “Me encanta que piensen en esta etapa porque pasados los 50 la vida no se acaba. Al contrario, estamos comenzando de nuevo y de mejor manera, con toda la experiencia que tenemos. Yo le recomiendo mucho a mis amigas estas aplicaciones porque el amor se puede encontrar a cualquier edad, anda por ahí flotando”.