La semana pasada las cuatro generadoras del país -Enel, AES Gener, Engie y Colbún- se comprometieron a no impulsar nuevos desarrollos de proyectos a carbón, a lo que se suma el establecimiento de una mesa de trabajo, que será coordinada por el Ministerio de Energía, para establecer un cronograma y las condiciones para el cese gradual de dichas centrales programado hacia el año 2050. El acuerdo señala que solamente se podrán construir proyectos termoeléctricos en la medida en que cuenten con sistemas de captura y almacenamiento de carbono, lo que actualmente tiene un alto costo. El acuerdo anunciado va en la línea de lo que varias compañías internacionales han ido anunciado durante los últimos años, esfuerzos a los que se ha sumado incluso China, que ha estado dando pasos para poco a poco ir bajando su dependencia del carbón, pese a que aún esta supera el 60%.

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En ese contexto, el compromiso asumido por las generadoras en Chile es una buena noticia, pero que debe ser llevado a cabo con mucho cuidado para no poner en riesgo la matriz energética, en la que el carbón tiene un peso de aproximadamente 40%. Además, es una tarea que requiere cuidar en extremo los costos, ya que tampoco se trata de que a los usuarios se les eleven los precios más allá de lo estimado como razonable.

Por otro lado, aún está fresco en la memoria de muchos el experimento fallido que representó la importación de gas argentino y la dependencia que el país llegó a tener de ese energético. Dado ello, es bueno que este caso esté dentro de las consideraciones de lo que no debe pasar con nuestra matriz energética, la que efectivamente requiere ser cada vez más limpia, pero a un costo que sea accesible para los usuarios. Eficiencia sí, pero a un costo racional y coherente.

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